Las elecciones del 20 de octubre las ganó constitucionalmente Evo Morales, superando en más de 10 % a su más cercano contendiente.
En la práctica lo que vivió Bolivia fueron unas elecciones definitivas. El candidato Carlos Mesa es un expresidente que salió expulsado del gobierno, con menos de dos años de gestión, por sus políticas
impopulares. Mesa antecedió a Evo en el poder. Los grandes sectores del país, los obreros e indígenas, se movilizaron para evitar que continuara la ruina nacional. No gozaba de ninguna popularidad como intentan hacer ver páginas manipuladas como Wikipedia. Esta vez
fue inflado como candidato, desde Estados Unidos se ordenó a los otros aspirantes retirarse de la contienda. De 14 % en las encuestas pasó a 30 y a Evo lo bajaron de 45 a 32. Por otro parte, viendo que dos candidatos no retiraron sus candidaturas, la derecha sembró la matriz mediática de que habría "fraude".
Por el lado de Evo y su partido, las cosas no se hicieron del todo bien. En cuanto a la formación ideológica y de un verdadero partido político aceitado como maquinaria organizativa y electoral. Tal debilidad se notó dado que en 2015 Evo arrasó con 63 % de los votos, mientras que en 2019 bajó a 48 %. Es vital para la izquierda en la región, evitar que sus logros se despoliticen y parezcan "algo normal". El caso Brasil es muestra fehaciente de ello, al igual que lo que ya pasa en Uruguay.
Quedó demostrada la importancia de un sistema electoral automatizado, con recursos satelitales que cubran hasta la última región del país, para que los resultados de una elección se conozcan el mismo día.
La derecha aprovechó estas dos circunstancias. Usó el argumento de que iban a segunda vuelta a pesar de la inmensa diferencia de votos en contra. La debilidad de esta argucia, y por la propuesta oficial de una auditoría, les hace cambiar de táctica. Llaman a sus grupos de choque a la violencia, y cantan que "se deben repetir las elecciones", lo cual demuestra la poca seriedad de sus denuncias.
La OEA del ultraderechista Luis Almagro, aprovechando la ausencia de Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), se erige como árbitro --Oportuna una reflexión al ALBA, de la cual es miembro Bolivia, de avanzar firme en el área del acompañamiento electoral, en la cual pueden aprovecharse las experiencias de Venezuela y las conexiones con CARICOM--. Sin embargo, las evidencias de que Evo ganó limpiamente, lleva a los jefes del candidato Mesa a ordenarle que se retracte de haber aceptado la auditoría.
La gran ganancia para Evo y el MAS es que la crisis creada artificialmente en el país más prospero de Nuestramérica hará que el pueblo se politice y repolarice a favor del Gobierno que más riqueza y bienestar ha traído al país.