"Las manos que ayudan son más
santa que los labios que oran"
Robert G. Ingersoll
El libreto del imperialismo, lo utilizan varios mandatarios latinoamericanos, como una cartilla para aprender el abecedario del arrastrado. Se lo repasan de memoria, o de carrerilla sin enterarse mucho lo que se han leído o estudiado (utilizó exactamente la definición del diccionario de la RAE). Esa misma falsa comedia le sirve de guía a la mayoría de los opositores venezolanos, como buenos alumnos de todo lo experimentado en la Casa Blanca en contra de los pueblos, para terminar, presumiendo, y riendo acurrucaditos al lado de cualquier malintencionado, obtuso, y criminal, como lo hizo en una oportunidad la María Corina Machado, frente George W. Busk, el ejecutor de la orden para invadir: Irak, Libia, con los resultados ampliamente conocidos.
Estos personajes, así, como aparecen desaparecen del mapa político; pero se arrastran tanto a los pies de cualquier gobernante estadounidense, haciendo tanto daño, que, por momentos es difícil olvidarlos; siempre están presentes en la retina de los pueblos latinoamericanos. La guerra planteada por todos los medios posible por parte de la administración de Donald Trump, contra el proyecto bolivariano comandado en estos momentos por el duro de Nicolás Maduro, se parece a los peligrosos huracanes, cuando pasan por las costas de países hermanos dejando destrucción y muerte, pero antes tanta adversidad, nunca logran bajarles la moral a sus pobladores, y apenas los ven alejarse empiezan a prepararse para una nueva envestida.
Atrás van quedando los Almagro, el grupo de Lima con varias de sus piezas totalmente desmoralizadas–Sebastián Piñera, Lenin Moreno– por el impulso consciente y valiente de mujeres, y hombres, que han aprendido a identificar a sus verdaderos enemigos al quitarse el manto del engaño con el cual los mantenían sometidos; han salido a protestar con tanto furor y razón, que han convertido la lucha en el pan de cada día, y en un nuevo despertar de los pueblos en contra del imperialismo, representado en estos momentos por el no menos obtuso Donald Trump.
Aparecen nuevos refuerzos, y no precisamente para la temporada de beisbol. Antes las continuas derrotas del gobierno de Trump; sus alabarderos vienen quedando totalmente "desarmados", al vaciar todo su palabrerío tan hueco, que uno de sus cachos emergentes: el autoproclamado habla y habla, convoca, pone fechas, y da la impresión de no ser oído, porque al final no llama la atención ni siquiera con la ayuda directa del Pompeo; parecen que les nombran la presencia de Elliot Abrams, y con solamente recordar el rostro de este personaje basta para espantarse.
Todas las apariciones de los últimos fantasmas políticos, buscan el protagonismo dejado a la vera del camino por aduladores y arrastrados de oficio, quienes han fracasado antes la postura valiente y patriótica de Nicolás Maduro. La actitud del nuevo mandatario del Salvador, Nayib Bukele, no lo va a salvar de caer en la mirada de un pueblo, con una larga tradición de lucha, y con mártires de la resistencia antiimperialista, representada para siempre por Monseñor Romero, vilmente asesinado por los peones del imperialismo. En Guatemala, se oyó el alarido de un lobo de media noche, el recién electo Alejandro Giammattei, para que sepan en la Casa Blanca, cuales son sus intenciones al tomar las riendas de ese país: la de un cachorrito con el rabo entre las patas buscando ser cobijado por las manos criminales del imperio.
En esta larga lucha del pueblo venezolano, nadie se puede sorprender por la posición de estos traidores, precisamente cuando los pueblos se levantan desafiantes en defensa de sus derechos. El libreto del imperialismo, es muy claro y preciso. Lo han puesto en escena, con viejos y nuevos peones: acabar con cualquier intento de abrir una ventana para buscar el camino de la liberación, y para esto ponen en las manos de estos vende patria, todos los dólares posibles. Por eso, tenemos la obligación de recordar una expresión del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal: "No se puede comprar la vida con un cheque, sus acciones son demasiado elevadas, no se pueden pagar con dinero"