Lo leo y no lo creó, ¿pero será verdad?, porque esos gringos son más tramposos que margariteños jugadores de truco, y la situación hasta simpática es, que algún día por Hollywood lo veremos a través de las pantallas de los cines, en tal caso los afortunados ese día, que, un presidente de los Estados Unidos -en este caso, Trump-, se aprovechó sin serlo a las buenas de Dios -su protector particular- en su condición de candidato a la presidencia de los Estados Unidos en plena campaña electoral, en la que se puso en unos cuantos miles de dólares que después, malversó su organización caritativa -¿Trump caritativo, para morirse de la risa?- para beneficiarse política y económicamente, eso sí, puro beneficio y los demás que se jodan y, ese simpático presidente habla de corruptos y de dictadores y se afana e implanta medidas económicas contra los países del mundo que a él le salga en ganas, pero se resigna con los que de verdad debería jalarlos por las orejas como al presidente colombiano que tuvo como ministro de la defensa a un asesino.
Bajo ese pequeño enredo: el pícaro de Trump, tiene que pagar 2 millones de dólares para poder resolver una demanda que le llegó a la jueza de la Corte Suprema del Condado de Nueva York, Saliann Scarpulla, quien después de analizar la demanda, tomó la determinación de condenarlo por violar su deber fiduciario con la fundación Trump, quien como candidato permitió que en su campaña se planificara un evento de recaudación de fondos, (y que), para caridades de veteranos en los preparativos para las asambleas partidistas republicanas en Iowa en el 2016. Por lo que la jueza Scarpulla la sorprendió que, el evento que pasó dinero a través de la fundación de Trump fue diseñado "para beneficiar la campaña política del actual presidente". Ni flojo ni perezoso puede ser un personaje que toda su vida se ha mantenido haciendo menudencias dudosas a su favor
La jueza como mujer diligente, lo más posible no debe estar muy de acuerdo con las políticas de Trump, aprobó otros acuerdos firmados el mes pasado entre los abogados de Trump y la fiscalía general de Nueva York para clausurar la fundación Trump y distribuir algo como unos 1,7 millones de dólares a otras organizaciones sin fines de lucro.
En los acuerdos previos el señor Trump admitió haber malversado fondos de la fundación Trump y aceptó devolver 11.525 dólares en fondos de la organización que él gasto en recuerdos deportivos y champán en una gala de caridad, claro que respetando no gastar tanto y, para ello tomó champaña y brindaría como futuro presidente, es decir, brindo por mí y por mi buena suerte que el pueblo trabaja para mí que así somos los capitalistas y, aceptó con toda su buena intención que, las restricciones a su participación en otras organizaciones caritativas -y dale con su caridad como caritativo bondadoso-.
Y han de creer que la fiscal general de Nueva York, Letitia James -no celebró con champaña-, pero saludó la resolución del caso como "una gran victoria en nuestros esfuerzos para proteger bienes caritativos y responsabilizar a quienes abusan de caridades para ganancia personal", es decir que la fiscal llamó a Trump abusador caritativo que si a ver vamos, nunca lo ha sido.
Y, lo otro que dijo James fue: "Nadie está por encima de la ley, no un empresario, no un candidato, ni siquiera el presidente de los Estados Unidos". ¿esa fiscal como que es chavista? Y si no lo es, entonces es madurista.
Los Estados Unidos de Norte América tienen una bien lograda y cimentada democracia, lo que no han tenido hace años es un buen presidente que, el actual que es Trump le ha hecho mucho daño a varios pueblos del mundo que con 2 millones de dólares no alcanzan para cancelar la gran deuda que nos va a dejar, ¿o es qué acaso parirá para pagarnos?