Lula, derrota el "Lawfare". Evo, derrotará el odio

Domingo, 10/11/2019 07:15 AM

La liberación del Presidente Lula Da Silva ha sido una noticia que nos llenó a todos de júbilo, una buena nueva que recorrió toda América Latina en segundos, y ha ocupado los titulares más importantes en el exterior.

Se pone fin así a una injusticia, que mantuvo en prisión por más de 586 días a un hombre honesto, del pueblo, pero que además permitió la llegada al poder de la extrema derecha encabezada por Jair Bolsonaro. Lula fue una de las víctimas más visibles del "Lawfare" o "judicialización de la política", un nuevo mecanismo de persecución en nuestra región.

La "judicialización de la política" siempre ha existido, tenemos casos emblemáticos como el de "Sacco y Vanzetti" en los Estados Unidos, que llevó a estos obreros a la silla eléctrica por allá en 1927; las purgas de Stalin en la extinta Unión Soviética; los juicios en los tribunales del Führer; o la prisión y muerte de Antonio Gramsci condenado por los tribunales de Benito Mussolini.

Los sistemas políticos autoritarios, sean del signo que sea, siempre buscan en la justicia algún sustento ético, moral, para actuar en favor de sus intereses políticos o de poder.

En nuestra región los juicios y encarcelamientos arbitrarios, detenciones y persecuciones contra dirigentes políticos, militares, sociales, siempre han existido de la mano de las más espantosas dictaduras o regímenes políticos autoritarios.

En nuestra América Latina, la violencia de las élites, siempre se ha enmascarado en la institucionalidad judicial, pero ni siquiera este barniz jurídico ha podido ocultar la naturaleza antipopular y arbitraria de sus actuaciones. El historial de persecución y violencia política en nuestra región, ha rebasado siempre las formas legales, se actúa con saña, porque hay mucho odio y desprecio de las élites tradicionales en contra de los humildes.

Pero los tiempos cambian

Las sociedades en un mundo globalizado exigen nuevas formas de actuación a sus gobiernos. Ya no se toleran las dictaduras como las del siglo XX en el Cono Sur, todo cambia, la comunidad internacional mira como en un segundo una noticia le da la vuelta al mundo. Ésto no quiere decir que el sistema de dominación, si le resulta necesario, no recurrirá nuevamente a la violencia abierta contra sus pueblos para luego de arrasar a la dirigencia popular, volver a ensayar posturas democráticas. Es el péndulo político del capitalismo.

También cambian los actores políticos a escala mundial, al igual que el tipo de confrontación. Ya no existe más la "Guerra Fría", ni la Internacional Comunista, ni una disputa entre socialismo y capitalismo. Se trata, fundamentalmente, de conflictos entre variaciones del capitalismo, por la economía, por los mercados, por la conquista de espacios militares, por lo que, ante la ausencia de un posicionamiento ideológico, se instigan los nacionalismos, el extremismo religioso, y el fundamentalismo, como factores desencadenantes para la confrontación política entre los factores mundiales de poder.

Es aquí donde aparece el "Lawfare" como mecanismo de persecución en la actualidad, crea nuevos códigos de represión y hace un uso extensivo de las redes sociales. Para la persecución política ya no sirve la acusación de "comunista", tampoco de "subversivo", no, ahora las acusaciones son de "corrupto".

Esta acusación, tan genérica como sea posible, es lanzada en contra del objetivo político y de allí en adelante actúan las redes sociales, coordinadas y manejadas por los mismos factores de poder que convierten la acusación en una sentencia, un linchamiento moral que prepara las condiciones subjetivas para cualquier acción violenta o judicial en contra del objetivo.

Una vez que se activa la inquisición 2.0, entonces actúa el fiscal, el juez y viene la acusación e inmediatamente la persecución y captura del oponente político. Por supuesto que jamás habrá pruebas, ni el debido proceso, ni el derecho a la defensa. El "Lawfare" articula todas las acciones y viola los procedimientos para garantizar el cumplimiento del objetivo político: neutralizar al oponente.

Ésto ha sucedido en Argentina contra la ex-presidenta Cristina y su familia, contra el ex ministro Julio de Vido, contra el ex-vicepresidente Boudou. El poder judicial, comprometido con los factores políticos de derecha para judicializar la política. Igual ha sucedido en Ecuador contra el ex-presidente Correa, hoy exiliado, así como, contra el ex vicepresidente Jorge Glass, que lleva dos años en prisión.

Ha pasado en Brasil, primero contra la ex-presidenta Dilma, razón por la cual fue desalojada de la presidencia, abriendo el paso a la derecha en el poder y luego con la prisión del ex presidente Lula, quien ya encanado, estuvo imposibilitado de participar en las pasadas elecciones presidenciales, en las cuales todos los sondeos lo daban como ganador. Para que ganara Bolsonaro, tuvieron que meter preso a Lula.

Así ha pasado en Venezuela, donde, utilizando los mismos métodos y procedimientos del Lawfare, maduro se ha ensañado en una persecución política en contra del chavismo y la oposición.

En mi contra se ha desatado una persecución política que raya en una obsesión, con base en absurdas acusaciones esgrimidas por su fiscal, violando mis derechos, la presunción de la inocencia, el debido proceso, y el derecho a la defensa.

Igual ha sucedido con el ex ministro mayor general Rodríguez Torres, sepultado en las cárceles maduristas, al igual que el ex ministro Raúl Isaías Baduel, preso aunque ya cumplió su condena. Lo mismo sucede con más de 100 trabajadores y gerentes de PDVSA sepultados, secuestrados políticos, sin ningún tipo de derecho a la defensa y el debido proceso, todos acusados genéricamente de "corrupción".

La oposición también ha sufrido los rigores de esta práctica de "Lawfare", ya que el madurismo ha encarcelado a sus líderes, inhabilitado candidatos, y perseguido y mantenido en prisión a cientos de sus militantes o sospechosos de serlo.

Una reflexión necesaria

En una entrevista que le hace el ex-presidente Correa (todavía espero mi derecho a réplica a las acusaciones e insultos que vertió maduro en mi contra en su programa) al presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, se hace una clara descripción de lo que significa y cómo actúa el "Lawfare" en nuestros países.

Aquí hay algunos conceptos y posiciones de principios interesantes en la entrevista que transcribo para, a partir de ellas, hacer una reflexión:

Alberto Fernández: "…para mí en el estado de derecho, el respeto a las libertades, el respeto al debido proceso y una justicia independiente son reglas absolutas. ¿Qué le pasó a nuestro continente? Las tres cosas fracasaron, la justicia dejó de ser independiente y empezó a ser manipulada por el poder. El proceso legal, el debido proceso legal que es el que exige que uno tenga un juicio transparente donde se pueda probar la inocencia en libertad, también fue vulnerado, y las prisiones preventivas se convirtieron en reglas y finalmente la justicia, por todo ésto, dejó de ser independiente, empezó a servir al poder de turno."

"Lo que pasa contigo -refiriéndose a Correa- es un hecho vergonzoso. Lo que pasa con Glass es un hecho vergonzoso. Porque en verdad vos ni siquiera pudiste ser sometido a un proceso legal suficiente. Lula, para que todos entiendan, ha sido acusado de tener un departamento que supuestamente le dio una empresa constructora subsidiaria de Odebrecht. Pero lo más llamativo es que no hay ningún papel que diga que efectivamente Lula compró ese inmueble. No hay un boleto de compraventa. No hay nada".

"La verdad es que en Argentina tuvimos un primer caso que es el de una dirigente social, Milagro Sala, que apenas empezó el gobierno de Macri, el gobierno de Jujuy la detuvo. Milagro Sala durante años me trató muy mal, francamente, tuvimos muchas diferencias políticas pero no merece estar detenida. Y qué voy a hacer yo, porque tenía diferencias conmigo voy a validar una detención ilegal. Eso no se puede hacer, eso es falta de ética. Eso no es vivir en un estado de derecho. Por eso, es no vivir en un estado de derecho".

Rafael Correa: "No por vencer a mi adversario político, decir que es ladrón y ladrón. Por favor".

Alberto Fernández. "… en Brasil además ha sido tan escandaloso lo que han hecho, que el juez que condena a Lula diciendo que aunque no tiene pruebas fidedignas tiene la íntima convicción de que Lula era el dueño, así lo condenan, (y) ese juez hoy es Ministro de Justicia, el asunto es descarado."

Importante reflexión tanto de Alberto Fernández como de Rafael Correa, invito a ver la entrevista, pero un asunto interesante aquí es que, lo que ambos describen y denuncian en esta conversación como "Lawfare", es exactamente lo que ha hecho maduro en Venezuela, lo mismo que han hecho Lenín Moreno en Ecuador, Macri en Argentina y Bolsonaro en Brasil.

La reflexión que hay que hacer, sobre todo para los sectores de izquierda en la región, es ¿por qué se denuncia y critica el Lawfare de Bolsonaro, Moreno y Macri, pero se calla o se evade, ni siquiera se comenta, el Lawfare de maduro? ¿Los principios son principios siempre, o se ajustan a conveniencia?

Lo que sucede en Venezuela, en términos de política, economía y violación de los derechos de sus ciudadanos, incluyendo la violación de los derechos humanos y políticos, incluyendo la práctica del Lawfare, colocan al gobierno de maduro fuera del ámbito de la izquierda, del chavismo, del Grupo de Puebla, del movimiento progresista en la región. maduro ya no tiene nada que ver con la esperanza y el ejemplo que alguna vez irradió nuestro país en la región con las banderas de Chávez y Bolívar.

El silencio de algunos sectores y líderes de la izquierda en la región, en torno a la tragedia que vivimos en Venezuela y el giro hacia la derecha que dio el gobierno de maduro, le hace un gran daño a la cultura y conciencia de nuestros pueblos, y deja mucho que desear de las posiciones políticas basadas en el cálculo y la conveniencia porque tienen acceso, por distintas razones, al círculo de poder que oprime a nuestro pueblo venezolano. Es como para pensarlo.

Evo bajo asedio

Mientras escribo estas líneas, llegan informaciones preocupantes sobre la situación en Bolivia. Nuevamente, la Media Luna, agrupada en torno a las élites de derecha y cabalgando sobre el odio y el racismo contra los humildes, el pueblo originario del país, arremete contra el presidente Evo Morales y estimula un golpe de Estado contra el gobierno legítimo, electo en las pasadas elecciones.

A pesar de que el presidente Evo ha manifestado estar dispuesto a auditar el proceso eleccionario y mantenerse en el cauce de la Constitución, la derecha ha tomado las calles de Santa Cruz y otras ciudades de la Media Luna boliviana.

La presidencia de Evo Morales, junto a su vicepresidente Álvaro García Linera, ha sido de las más exitosas en los últimos 100 años en el país. Evo no sólo ha reivindicado al pueblo indígena, originario y mayoritario del país, sino que lo ha incluido a la sociedad, ha hecho valer sus derechos políticos y sociales como nunca antes en la historia de Bolivia. Su manejo económico ha sido una de los más exitosos y estables de la región.

Pudimos conocer al presidente Evo cuando era un dirigente de los movimientos sociales, un dirigente político que, viniendo desde abajo y sufriendo cárcel y persecución, fue capaz de ponerse al frente de los humildes, interpretar su espiritualidad y convertirse en el primer presidente indígena del país.

Siendo un hombre humilde, pero de fuertes convicciones, le prestamos toda la ayuda en su gestión gubernamental, fundamentalmente en la conquista de la plena soberanía en el manejo del gas, el principal recurso natural de Bolivia.

Evo se ha conducido de manera acertada en el manejo de los recursos provenientes de la venta del gas, una vez nacionalizada toda la industria boliviana de petróleo y gas. Ha utilizado la renta para equilibrar las profundas y centenarias diferencias sociales y raciales en Bolivia. Ha construido un país democrático, plurinacional y participativo.

Evo siempre ha estado con su pueblo, sus problemas, sus necesidades, sus anhelos. La Pachamama y la cultura ancestral de su pueblo, le ha dado un marco espiritual único a su gobierno y a los sectores más humildes de la sociedad boliviana, los campesinos, los mineros, los movimientos sociales.

Sin embargo, la derecha cabalga sobre el odio, sobre la operación mediática montada en contra de Evo a partir de los resultados electorales. El rol del candidato, el expresidente Mesa, ha sido deplorable, siendo un hombre de equilibrio, no ha querido reconocer su derrota y ha instigado a los factores violentos en su país.

Querido Evo, compañeros Linera y demás dirigentes del gobierno de Bolivia, dirigentes de los movimientos políticos y sociales que apoyan el profundo proceso de democratización y transformaciones sociales emprendidos por el gobierno desde 2006:

la única manera de parar la ofensiva fascista y el golpe de Estado es con el pueblo en la calle. Con la unidad de las Fuerzas Armadas, de todos los sectores políticos revolucionarios y los movimientos sociales.

Los mineros y los campesinos deben ir a la calle a expresar de manera firme y contundente su respaldo al gobierno. Que la oligarquía y las élites sepan que están dispuestos a bajar del Alto y tomar La Paz, bloquear los caminos y paralizar las empresas si la derecha le da un zarpazo a la democracia y a la Constitución.

Los cuerpos policiales de Bolivia siempre han estado cuestionados por su actuación, como elementos que han respondido a intereses extranjeros. Su irrupción en el escenario político es una muestra de la debilidad de los golpistas, pero, al mismo tiempo, de la injerencia extranjera.

Las Fuerzas Armadas Bolivianas deben mantenerse leales a la Constitución y al gobierno legítimo. No prestarse a una aventura que retroceda al país a la violencia y la inestabilidad que lo azotaron durante tantos años antes del triunfo y el gobierno de Evo Morales.

A Evo, Linera, a todo el gobierno, la dirigencia popular, junto al pueblo y los movimientos sociales, les toca batirse solos en defensa de sus conquistas políticas y sociales. El movimiento popular boliviano ha madurado y crecido. Ya Evo no es aquel dirigente social de los campesinos, ahora es un dirigente de toda la región, una referencia, un ejemplo de cambios políticos, económicos y sociales, una figura conocida y estimada en el ámbito internacional. Su voz es la voz de los humildes del mundo, del socialismo, de la Pachamama.

Bolivia debe frenar la arremetida fascista con el pueblo en la calle, con el país unido y movilizado, aguantar al arribo de la presidencia de Argentina de Alberto Fernández, que se traduce en un cambio en la correlación política en la región; ya Lula está libre, Chile está encendida exigiendo cambiarlo todo, el pueblo ecuatoriano mostró su fuerza; y, en cualquier momento, el púeblo venezolano reaccionará contra maduro para volver al camino de Chávez. Evo, siempre firme con el pueblo. ¡Venceremos!

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