Segunda vuelta elecciones presidenciales Uruguay 2019. Análisis preliminar

Jueves, 21/11/2019 07:24 AM

Como es un hecho público, notorio y comunicacional, este proximo domingo 24 de noviembre se realizará la segunda vuelta donde se elegirá al sucesor de Tabaré Vásquez, en la República Oriental del Uruguay por el período 2020-2025.

Importante es recordar que la primera vuelta de estos comicios se realizó el 27 de octubre del presente año. Como ninguno de los candidatos obtuvo la mayoría de votos emitidos, es por eso que se realizará el balotaje que ya hemos señalado.

El 27 de octubre se eligieron 99 miembros de la Cámara de Representantes del Parlamento uruguayo y 30 miembros del Senado. La conformación de ese parlamento quedó así: 13 senadores y 42 diputados para el Frente Amplio, 10 senadores y 30 diputados para el Partido Nacional, 4 senadores y 13 diputados para el Partido Colorado y 3 senadores y 11 diputados para Cabildo Abierto.

Esto deja a la derecha con 17 senadores versus 13 del Frente Amplio, y 54 diputados o representantes versus los 42 del Frente Amplio, es decir, una correlación de fuerzas en el parlamento favorable a las fuerzas de la reacción.

En la primera vuelta, Daniel Martínez, candidato del Frente Amplio, obtuvo 949.376 votos (39,02%) seguido de Luis Lacalle Pou con 696.452 votos (28,62%). Pero este último logró alinear un nuclear a toda la derecha en torno a su candidatura de cara a la segunda vuelta.

Después de que las pasadas elecciones nacionales de 2014 significaran un revolcón para las encuestadoras, todas se cuidaron a la hora de pronunciar pronósticos, que se fueron haciendo cada vez más inciertos y con final abierto. En palabras textuales del politólogo Óscar Bottinelli, a un mes de las elecciones todavía existió "la incertidumbre de una moneda tirada al aire".

Es marcada la diversidad del electorado que, según especialistas, tiende a dividirse en cuatro grandes grupos etarios: los de mayor edad, comúnmente ligados a los partidos tradicionales; los que les siguen, que experimentaron la deriva autoritaria y el nacimiento del Frente Amplio; una tercera generación más indefinida, con una tendencia global hacia la centroizquierda; y los más jóvenes, que se han criado viviendo en administraciones frenteamplistas, ahí comienza una especie de repunte del voto nacionalista y de las opciones tradicionales, más que nada como un fenómeno desafiante. Por otra parte, está claro que la separación en el tiempo de las elecciones nacionales, departamentales y municipales está dando mayor empoderamiento local y, también, acostumbrando al electorado a cambiar de partido según conveniencia.

Especialistas como Óscar Bottinelli afirmaron que a esta elección la puede definir la clase media en función de la percepción que tuviera de la gestión de gobierno del oficialismo. Por su parte, Equipos consideró que un 36% del electorado es "flotante", y puede variar mucho su decisión dentro de un clima hiperestimulado comunicacionalmente.

En general, las elecciones uruguayas tienen un comportamiento autónomo respecto de lo que sucede en la región, si se piensa en términos estrictamente políticos. No obstante, tras el triunfo del conservador de derecha Jair Bolsonaro en Brasil, un sacudón recorre también las expectativas del sistema político uruguayo. Al contrario de lo que sucede en Europa, en donde el impacto de la inmigración es un tema candente en la actualidad electoral, Uruguay no parece tenerlo entre sus prioridades.

Algunas de las polémicas que se pudieron observar en la campaña electoral uruguaya, tenemos: el episodio de "El Gucci" que dividió al Frente Amplio. El Partido Nacional utilizara un spot publicitario para remarcar únicamente los principales errores del gobierno del Frente Amplio, con el dinero que le generó en gastos al Estado. Esta política contrasta con el lema "La Positiva", utilizado por el precandidato nacionalista Luis Lacalle Pou durante la campaña de 2014. Continuando con el Partido Nacional, desde el oficialismo se cuestionó el denominado "proyecto de ley de urgencia".

Importante es de destacar que El intendente (alcalde) de Canelones Yamandú Orsi asumió la jefatura de campaña de Martínez con vistas al balotaje. Además, se dieron instrucciones a toda la dirigencia frenteamplista de moderar el discurso para procurar la captación del voto extrafrenteamplista. Algunos grupos colorados apoyaron a la candidatura de Martínez, uno encabezado por Aníbal Gloodtdofsky, otro por un sobrino nieto del presidente Baltasar Brum.

De acuerdo a los últimos números obtenidos, 51% sufragaría por Lacalle Pou versus el 43% que lo haría por Daniel Martínez. Otras mediciones dan una ventaja a Lacalle Pou entre cinco y siete puntos.

Esto, evidentemente contribuirá, junto a la instalación de un gobierno de facto en Bolivia, al albrestamiento de la derecha en el continente, y en especial en Venezuela. Por lo que hay que tomar debida nota de esto.

Hay otras valoraciones que dan resultados más cerrados entre Martínez y Lacalle Pou, por lo que harían los resultados de los comicios del domingo como impredecibles.

Pero aún ocurriendo el milagro de que Martínez remonte la cuesta y sea electo presidente, tendrá que negociar en el parlamento y tendría comprometida su gobernabilidad, dada la mayoría de la derecha en la conformación del parlamento en ambas cámaras.

Así estarían las cosas planteadas en la hermana República Oriental del Uruguay.

¡Leales Siempre! ¡Traidores Nunca!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!

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