Sorprendió el rápido derrumbe del gobierno de Evo

Jueves, 21/11/2019 10:21 PM

Puntualizo algunas reflexiones sobre la sorpresiva y rápida caída del gobierno de Evo Morales, considerado hasta hace un mes la economía más exitosa del periodo progresista iniciado por Chávez en Nuestra América y por ende el que se suponía más estable políticamente:

  1. Es evidente que la burguesía boliviana y los agentes imperiales (de USA y sus aliados) tenían montada una conspiración golpista que se desarrollaría de acuerdo a los resultados electorales. Los hechos lo han demostrado así.
  2. El gobierno de Morales llegaba a este proceso electoral con un plomo en el ala: aspiraba a una cuarta reelección a pesar de haber perdido en 2016 un referendo donde el pueblo boliviano había negado esa posible reelección. Tomando el atajo de una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, Evo pisoteó el poder originario del pueblo y se impuso con los mecanismos burocráticos del poder constituido.
  3. Hay que profundizar en informaciones que he visto en las redes que acusan a Evo de acercamientos recientes (en los últimos años) hacia el capitalismo occidental (a Bolsonaro, a USA, a ciertas multinacionales) y cierto desdén hacia sus históricos aliados de Venezuela y Cuba. En estas dudas se agrega lo de la ruta mexicana para el exilio, en vez de huir a Venezuela. Puede haber ocurrido un descuido en la seguridad y la contrainteligencia debido a ese exceso de confianza con el enemigo.
  4. La suspensión temporal del conteo de votos por parte del órgano electoral, fue la excusa detonante para que se activara el plan golpista previamente diseñado. En cierta forma esa suspensión temporal de los boletines electorales se la puso en bandeja de plata al imperio para enarbolar la consigna de fraude, cuyos efectos culminaron en el derrocamiento posterior de Evo Morales.
  5. La rebelión policial y la posterior rebelión militar dejaron ver una tronera en los planes de seguridad policial-militar del gobierno de Evo, algo muy extraño si se tiene en cuenta los 14 años que había permanecido en el poder.
  6. La renuncia de Evo a la presidencia la valoramos como un error histórico cuyas consecuencias están por verse. Aun aceptando como válida la necesidad de esconderse ante las amenazas contra su vida, no vemos por ninguna parte la justificación de la renuncia. Incluso el irse al exilio pudiera tener justificación, pero sin renunciar. En el fracasado golpe contra Erdogan en 2016, éste abandonó el país y se fue a Teherán, para luego regresar cuando el alzamiento militar ya estaba controlado. Aunque somos de la opinión de que el capitán debe ser el último que abandone el barco. No tienen mucha lógica los actuales llamados que hoy hace Evo a su pueblo para que siga protestando contra el golpe de estado, con todos los riesgos que ello implica, mientras el propio presidente o expresidente está a buen resguardo en otro país y a miles de kilómetros de distancia. La gran cantidad de muertos y heridos en las ultimas protestas demuestran las fatales consecuencias de ese riesgo. No avalamos a un dirigente que llama a su pueblo a que se inmole en las calles, mientras él no asume ningún riesgo. Otro gallo cantaría si Evo Morales estuviera hoy dirigiendo la resistencia desde la clandestinidad, en su condición de presidente constitucional.
  7. El retroceso político demostrado por Evo Morales en el curso del levantamiento policial-militar tiende a justificar los argumentos de los golpistas. Nos referimos al haber aceptado convocar a nuevas elecciones (eso fue antes de renunciar), pues ello implicó reconocer que habían existido irregularidades en el proceso electoral donde Evo resultó ganador según los resultados oficiales dados en los días subsiguientes. Si se defendió inicialmente la validez del proceso electoral, no se podía retroceder después y asumir la acusación de los golpistas. Allí observamos una inconsecuencia de grandes proporciones por parte de Evo Morales y su equipo de gobierno (que renunciaron todos junto al presidente). En el pasado los revolucionarios nunca avalamos que, bajo la amenaza contra la vida, bajo la tortura física o psicológica, o bajo cualquier forma de apremio, un revolucionario renegara de sus principios, confesara secretos de las organizaciones revolucionarias o se pasara a las filas del enemigo. Se valoró en contrario a los revolucionarios que murieron en la tortura sin doblegarse, como Jorge Rodríguez, Noel Rodríguez, Fabricio Ojeda, entre otros héroes de la lucha popular en Venezuela y América Latina. Evo Morales y su equipo de gobierno prefirieron renunciar y huir del país, antes de luchar. La frase de Augusto Cesar Sandino, YO PREFIERO PATRIA LIBRE O MORIR, es más que una simple consigna, es un principio y norma de vida para las luchas de los pueblos en Nuestra América. A Salvador Allende se le pudiera cuestionar que no haya intentado pasar a la clandestinidad y organizar desde allí la resistencia, pero sin lugar a dudas, para la historia, murió resistiendo un golpe fascista y enarbolando hasta el ultimo aliento su condición de presidente constitucional. No ha sido el caso de Evo y está por verse cómo será recordado.
  8. Mas allá de Evo Morales, a los pueblos de Nuestra América nos toca la mayor denuncia contra los desmanes represivos de los golpistas que hoy usurpan el poder en Bolivia, y la solidaridad por la pronta recuperación de la institucionalidad democrática. Confiamos en que el pueblo boliviano sabrá dotarse de organizaciones y líderes que se pongan al frente de la resistencia antigolpista.

Maracaibo, Tierra del Sol Amada. 21 de noviembre de 2019

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