La disputa

Domingo, 24/11/2019 08:47 AM

La Doctrina Monroe fue enunciada en 1823 en los Estados Unidos de América, en el marco de una disputa territorial de ésta nación con la Rusia Zarista; el proceso de liberación de Suramérica; la emergencia de la unión colombiana (Venezuela, Nueva Granada y Quito) y del proyecto de una confederación de aquella Colombia con el Perú y las provincias del Mar de Plata. Los objetivos reales de la doctrina postulada por el Presidente James Monroe, sintetizada en la frase "América para los americanos", bajo el pretexto de contener una nueva invasión europea, era ejercer el supremacismo civilizatorio sobre las nacientes Repúblicas suramericanas e impedir el proyecto unionista del Sur promovido por nuestro Libertador Simón Bolívar; garantizar la hegemonía comercial en los territorios recién independizados de España y preservar el territorio norteamericano de cualquier amenaza extranjera.

Las política del "Gran Garrote", expresada en el discurso del Presidente Norteamericano Teodoro Roosevelt en su mensaje anual, en 1904: "La Doctrina Monroe puede obligar a los Estados Unidos (…) a ejercer un poder de policía internacional; del "Buen Vecino" (1933), de la Alianza para el Progreso, en la década del 60; del Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) en la década de los 90; del" Buen Obama" en la primera década de este siglo XXI, han sido las variantes de cómo implementar la Doctrina Monroe, bien sea a través del uso de la fuerza militar, de la seducción y la influencia cultural: "el estilo de vida americano" o la imposición comercial.

Sin embargo, a finales de la segunda década del siglo XXI, la Doctrina Monroe en su versión del Gran Garrote ha vuelto. El 1 de febrero de 2018, el entonces Secretario de Estado Rex Tillerson, expresó con cinismo: "América Latina no necesita nuevas potencias imperiales que solo pretenden beneficiar a sí mismos. El modelo de desarrollo con dirección estatal de China es un resabio del pasado. No tiene que ser el futuro de este hemisferio. La presencia cada vez mayor de Rusia en la región también es alarmante, pues sigue vendiendo armas y equipos militares a regímenes hostiles que no comparten ni respetan valores democráticos" y luego ante una interrogante respondió: "En ocasiones nos hemos olvidado de la doctrina Monroe y de lo que significó para el Hemisferio. Es tan relevante hoy como lo fue entonces".

El 17 de abril del año 2019, John Bolton, para entonces Asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, exclamó eufórico ante un público integrado mayoritariamente por participantes en la invasión de Bahía de Cochinos a Cuba en 1961, "Hoy proclamamos con orgullo para que todos oigan: la Doctrina Monroe está vivita y coleando".

La administración de Donald Trump revive la Doctrina Monroe en el marco de una disputa por la hegemonía comercial con China; política y militar con Rusia y frente al desarrollo de procesos de liberación nacional, democráticos populares, en Latinoamérica y el Caribe (ALC) y con el objetivo de desmantelar las nacientes instancias de integración, sin tutelaje norteamericano, como la Alianza Bolivariana para nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), promovidas por nuestro Comandante Chávez.

Desde la Casa Blanca, alegan que todo esto constituye una amenaza a su seguridad nacional e implementan la Doctrina a través de procesos de desestabilización interna, sanciones y bloqueos, golpes de estado suaves y finalmente golpes de estados cruentos y sangrientos como el que estamos sufriendo en Bolivia. El objetivo: recuperar el control comercial, político, militar y cultural en la región.

Hoy más que nunca está vigente el temprano diagnóstico que hizo nuestro Padre Simón Bolívar de las consecuencias que traerían los postulados de Monroe. En 1829, tras el sabotaje por parte de Estados Unidos al Congreso Anfictiónico de Panamá, ocurrido en 1826, y convencido de que detrás del proceso de desintegración que vivían el proyecto Colombiano y la Federación Suramericana estaba el gobierno norteamericano, expresó en una carta al Cónsul inglés: "Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia a plagar a la América de miserias en nombre de la libertad".

Frente a esta nueva ofensiva imperial, hoy en nuestra América los pueblos luchan contra la miseria y por la auténtica libertad, libertad que debe ser sustentada en la autodeterminación nacional y la soberanía económica para poder construir sociedades donde quepamos todos con igualdad, justicia y dignidad.

La pelea está en las calles, los pueblos la libran en cada esquina en estas horas. Se precisa un liderazgo con claridad y firmeza ideológica, con coraje y con _autoritas_ ética y política para dilucidar esta disputa de 200 años y conquistar nuestra segunda Independencia, esta sí la definitiva. ¡Honor y gloria a los pueblos que luchan y vencerán!

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