Medios occidentales encubren golpe de estado en Bolivia apoyado por EEUU

Miércoles, 04/12/2019 01:56 AM

Con el ex presidente de Bolivia Evo Morales escapando hacia México para salvar su vida, la nación andina se encuentra al borde de caer en una guerra civil y a una posible toma del poder por parte de los militares. Informes provenientes de los legisladores pertenecientes al partido socialista de Evo Morales son atacados por la policía anti motín e impedidos de acceder al parlamento donde todavía ellos mantienen una holgada mayoría de asientos, lo cual provoca el temor que Bolivia caiga en la anarquía y vuelva al su oscuro pasado de dictaduras militares.

Pareciera estupendo tratar de negarse a denominar los tumultuosos eventos en Bolivia estas últimas semanas como un golpe de estado contra la democracia. Pero es eso precisamente lo que los gobiernos occidentales y la prensa hegemónica están haciendo –negando la brutal realidad.

Con crecientes protestas callejeras realizadas por agrupaciones neofascistas desarrollándose durante las últimas tres semanas desde que Morales ganó la reelección el pasado 20 de octubre, los militares y la policía finalmente le advirtieron al presidente que renunciara, Morales lo hizo el 10 de noviembre pasado. Morales declaró que él quería detener el "derramamiento de sangre". Si eso no es un golpe de estado, ¿entonces qué es? Con increíble desfachatez el presidente Donald Trump celebró la noticia de la renuncia de Evo Morales "como un gran momento para la democracia".

Las alegres declaraciones de Trump tuvieron eco entre otros líderes derechistas a través de América Latina, incluyendo a Jair Bolsonaro de Brasil y a Iván Duque de Colombia, ambos estrechos aliados de Washington y su hostil política contra los gobiernos socialistas de la región –zona que Washington considera su "patio trasero" y prerrogativa para intervenir cuando lo crea necesario bajo la égida de la Doctrina Monroe que data del siglo XIX.

En un descarado y amenazante mensaje dirigido a otros gobiernos latinoamericanos que Washington no aprueba, señaló lo siguiente: "Estos acontecimientos envían un claro mensaje a los ilegítimos regímenes de Venezuela y Nicaragua que la democracia y la voluntad del pueblo siempre prevalecerán. Nos encontramos ahora un paso más cerca de un Hemisferio Occidental completamente libre, democrático y próspero".

A la lista de "gobiernos ilegítimos" de Trump podemos agregar a Cuba y al recientemente elegido gobierno de izquierda en Argentina, donde el aliado pro empresarial de Washington, Mauricio Macri, fue rechazado electoralmente el mes pasado.

De muchas maneras, lo que sucedió en Bolivia fue una repetición del intento de Washington de llevar a cabo una operación de cambio de régimen en Venezuela a comienzos de este año. El dirigente elegido es calumniado a través de una intensa campaña de prensa tildándolo de "ilegítimo", "autoritario" y "antidemocrático". Luego continúa la campaña con manifestaciones de orquestada violencia callejera para desestabilizar al país víctima. Como de costumbre, la gente que mueve los hilos está vinculada al financiamiento proveniente del gobierno de Estados Unidos, por ejemplo, de la USAID y a los denominados "grupos de expertos" de Washington. En el caso de Venezuela, los militares permanecieron leales a la Constitución y al gobierno en ejercicio del presidente Nicolás Maduro. En consecuencia, la subversión proveniente de Estados Unidos contra el país rico en petróleo parece haber fracasado. No así en Bolivia. Su ejército y sus agregados militares en Washington parecen haber sido exitosamente volteados al servicio de los intereses de Washington.

En Bolivia se están jugando sus prodigiosos recursos naturales en cuanto a energía gasífera y minerales, particularmente el litio. Durante catorce años el presidente Morales transformó la economía del país a través de sucesivos gobiernos reduciendo dramáticamente la pobreza y aumentando los niveles de vida, especialmente para la mayoría de la población indígena,que anteriormente estaba marginalizada por la clase dominante descendiente de los colonialistas españoles.

Morales se convirtió en una figura odiosa para los oligarcas y sus patrones empresariales en Washington. Su nacionalización de la industria energética y su creciente comercio e inversiones con China y Rusia lo han convertido en blanco para el cambio de régimen de parte de Washington y los ricos de Bolivia que desprecian sus políticas socialistas y mejoras en los derechos de los pueblos indígenas.

Aduciendo que Morales causó una controversia cuando se postuló para un cuarto período como presidente infringiendo así los límites de la Constitución. Pero, a pesar de los alegatos de la prensa hegemónica occidental y aquellas de la Organización de Estados Americanos, OEA, financiada por Washington, pareciera que Morales decididamente ganó la elección que se llevó a cabo de manera libre y honesta el mes de octubre. Ganó por un margen del diez por ciento delante de su más cercano rival.

Podríamos discutir acerca de la bienvenida a un posible cuarto mandato de Morales, pero lo que parece bastante claro e inaceptable es la sistemática campaña orquestada por Estados Unidos para sumir a Bolivia en un violento caos e intervenir groseramente en el proceso democrático del país. La ironía asoma cuando Washington se queja de la supuesta interferencia rusa en sus elecciones y que es magnificada de manera descarada cuando atropella la soberanía de Bolivia instalando un régimen militar pro oligarquía que lo desea para sus fines geopolíticos y económicos.

Resulta asombroso o quizás no, que los medios hegemónicos occidentales hayan reaccionado frente a los siniestros eventos de Bolivia tratando de encubrir y justificar lo que ha sido una indignante subversión.

Un titular del New York Times esta semana declaraba que "La Líder Interina de Bolivia Promete Reconstruir la Democracia". Esto es en referencia a una figura pro Washington de oposición que ha nombrado un nuevo gabinete.

El Washington Post en un editorial sostiene que "Bolivia está en peligro de caer en la anarquía. Es por culpa de Morales".

Un curioso ejemplo diversionista firmado por Leonid Berdshidsky…

https://www.bloomberg.com/opinion/articles/2019-11-11/evo-morales-is-out-in-bolivia-and-that-worries-putin?srnd=opinion&wpisrc=nl_todayworld&wpmm=1

redactada para Bloomberg, hace una enroscada analogía entre Bolivia y Rusia sosteniendo que el pueblo ruso y sus fuerzas militares, eventualmente se tornarán contra el presidente Vladimir Putin por su supuestamente similar "gobierno arbitrario".

Feo resulta que los medios hegemónicos occidentales traten de encubrir lo que ha pasado en Bolivia. Al negar que se ha ejecutado un golpe de estado, estos medios se hacen cómplices al brindarle a Washington licencia para atacar y subvertir a otros países para obtener un cambio de régimen. ¿Dónde está el derecho internacional? ¿Dónde está el respeto por la soberanía? ¿Dónde está el respeto por los derechos democráticos, por la paz y la seguridad? Se trata de luz verde para el avance del fascismo.

Y he aquí la máxima ironía de Trump y los medios corporativos norteamericanos. No pueden o no quieren reconocer el ilegal cambio de régimen y golpe de estado en Bolivia, Ucrania, Venezuela y Siria o en cualquier otra parte, debido al mismísimo proceso de subversión que está en camino en el mismo Estados Unidos contra el presidente ahí elegido.

Traducción Sergio R. Anacona

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