Nuevo Pensamiento hacia una Nueva Geopolítica para la Humanidad SS-XXI

Viernes, 31/01/2020 11:52 AM

Un nuevo Relacionamiento Político Internacional para salvar la Humanidad

La tarea está planteada que hacer en nuestro siglo XXI, sino es decodificar la lógica de la geopolítica mundial, en aras de salvar la Humanidad, una nueva geopolítica en pro de la humanidad, que salve no solo a los pueblos y las naciones del mundo del coloniaje y el neocoloniaje, sino que aspire también a colocar a los países tradicionales hegemónicos en situación de reflexión critica de aspirar a un mundo mas humano, mas integrado, en aras de salvar el planeta, la madre Tierra, en tal sentido existe una deuda con la humanidad de parte de estos, en promover el descolonizaje, acabar con el dogma de la dominación, de abrirse al mundo diversos y plural, de aspirar a conocernos y relacionarnos entre nosotros mismos, la humanidad.

La Gran Tarea

La tarea de dialogo entre civilizaciones no es fácil, pero si sabemos que la geopolítica es pluralidad de ideas, de diversidades, estamos en posición no de "choque de civilizaciones", sino de encuentros humanos, de civilizaciones, un nuevo paradigma en la madre Tierra, a fines de disfrutar "los bienes comunes", en un mundo multipolar regional y diversos, integrando los diversos sistemas económicos, comerciales, financieros ajustados a las necesidades de la población mundial.

La nueva geopolítica humana, amerita del reconocimiento de no solo una identidad humana, la representada en los países capitalistas desarrollados en América del Norte, Europa y Japón sino todas las identidades, sino también las de Latinoamérica y el Caribe, las de África y Asia, de todos los continentes humanos, para luego implementar mecanismos integracionistas de manera conjunta y autónomas para garantizar la seguridad mundial, hablo de la interdependencia comercial, financiera y jurídica en un mundo globalizado.

Naturalmente eso significa comenzar a renunciar algunos dogmas del pensamiento hegemonista, el primero creer que la Tierra y sus criaturas tienen "dueños", que ella puede comprarse o venderse, mercantilizarse, hay que renunciar a dicha premisa del mundo de la esclavitud, el coloniaje y del neocoloniaje, buscar la salida a la crisis global, recuperar "el sentido de lo común", del colectivismo, el comunitarismo, que somos sociedades que tenemos mucho en común, que todos los seres humanos somos parte de una "gran familia" más allá del egoísmo, el antropocentrismo y euroamericanocentrismo. La integración global requiere "la participación de todos", renunciar a la idea del estado-nación en el sentido liberal para propiciar un nuevo modelo de desarrollo mas humano, mas global, más inclusivo.

Grandes tareas nos esperan en este siglo XXI en la geopolítica de la humanidad, sobre todo superar el pensamiento occidental, sus prejuicios euroamericanocentristas, de "identidades homogéneas, monoculturales, etnocentristas, de exclusionistas de formas de democracias, dicotómicas y reduccionistas, entre civilización y barbarie, moderno-primitivo, crecimiento y desarrollo, todo centrado en un pensamiento geo histórico supremacista.

Tenemos la obligación de salvar el planeta, más allá del capitalismo transnacional, del imperialismo, tenemos que ponernos a mirar más allá de nosotros mismos, de nuestras tareas de emancipación, sin renunciar a ellas, tenemos un mundo de incertidumbre, paralizado, con miedo, que no sabe dar respuesta a sus propias acciones y consecuencias, por ejemplo la depredación ambiental, la crisis hídricas, los desequilibrios financieros, la crisis políticas institucionales, incluso la crisis de integración con diferentes miradas, vivimos un mundo que se mira desde el temor, la desconfianza, hasta desde la violencia, superar esa herencia histórica no será fácil, ni para los países imperialístas ni para los países dominados.

El riesgo y los peligros acecha de lado y lado, no es que me coloque del lado del imperialismo, procuro mirar mas allá del imperialismo y pensar globalmente en la vida de la Tierra y sus criaturas, dado que si seguimos pensando en que este mundo, "no cabemos todos", significa la aniquilación mutua, y esto nos exige pensar con mas inteligencia, de modo más global, sobre todo comprender que "el capitalismo financiero neoliberal y salvaje ha puesto a la humanidad en una situación donde para poder crecer en sus ganancias debe imponer un consumismo enfermizo e irracional" (Shulz, 2019). Precisamente ese es el problema, "el consumismo desenfrenado" que recarga a la naturaleza del planeta, que no podemos seguir con ese estilo de crecimiento económico, hay que innovar tecnologías, racionalizar ese consumo, disminuir el ritmo, hacer la sociedad más racional, la naturaleza mas sostenible y el mundo posible.

Hay que acabar con la realidad de la "crisis de integración" de todos los sistemas, todos los sistemas padecen crisis, la atlántica, europea, del pacifico, latinoamericanista, caribeña, etc., tenemos que buscar "caminos comunes", "esfuerzos comunes", superar la desconfianza mutua, "el capitalísmo salvaje", la hegemonía neocolonial, los regionalismo, el unilateralismo, los predominios del capital financieros, corporativos, construir "un sistema mundo", dar vida a una nueva geopolítica de la humanidad.

Estamos obligados parafraseando a Choquehuanca, a comunicarnos nuestros temores, dialogar nuestras diferencias, plantearnos nuestras necesidades, defender un mundo mas humanos, un "dialogo de civilizaciones" sobre una nueva plataforma, el descoloniaje, despatriacalizar las relaciones, suprimir la violencia, el chantaje diplomático, las sanciones económicas, los bloqueos comerciales,, financieros, militares, acabar con el aislacionimo, la nueva civilización requiere superar los resabios y prejuicios heredados del "estado nación liberal"., tales como el nacionalismo, el etnocentrismo, la xenofobia, la división entre los pueblos, urge un mundo global, para la defensa de lo común, del buen vivir humano para toda la humanidad.

Frente a la crisis global, un nuevo pensamiento global

La crisis que enfrentamos en nuestro siglo XXI, no solo es la crisis de moderno capitalísmo occidental, el capitalísmo transnacional, (el imperialismo transnacional y su hegemonía), también la crisis del subdesarrollo de la periferia, el viejo modelo de división internacional del trabajo, unos de proveedores de materia prima y mano de obra barata y otros como aquellos proveedores de bienes manufacturados, los modelos de dependencia asimétrica, "los mecanismos de dominación, alienación y explotación", (Jaua, 2019), tenemos que recuperar la sindéresis, la humanidad necesita un nuevo pensamiento, una geopolítica humana, que permita recuperar el tiempo perdido, recuperar la historia, la democracia para construir una nueva civilización para "la causa humana" (Ídem). 2019).

Un nuevo pensamiento para el siglo XXI, una nueva geopolítica humana, implica ir paulatinamente acabando con los espacios de dominio del modelo globalizador capitalista, del pensamiento hegemonista, imperialísta, en todos los espacios del modelo al que son expuesta toda la humanidad, todos los pueblos, todas las naciones, (no solo en los países capitalistas desarrollados sino también en los países capitalistas dominados, los países subdesarrollados), esos espacios abarcan desde los ambiental, lo territorial, lo económico, político, cultural, comunicacional e inclusive, el mismo cuerpo humano, en lo personal, cuerpo y mente, la psiquis.

Hay que pensar esa nueva geopolítica de la humanidad, parafraseando a Choqueguanca, considerando "la diversidad política y cultural" del mundo, en un modelo de sociedad de cooperación solidaria e interdependiente, en el rescate y compartir de los bienes comunes, en la racionalidad de su consumo, como pauta la política exterior China, en "un mundo social de destino compartido", eso implica un mundo de cooperación, complementariedad reciproca y solidaridad, sobre esta base, renovar todos los mecanismos de integración, sin exclusión, reformatear y profundizar la integración global para la seguridad global y defensa de la humanidad.

El esfuerzo de esa geopolítica de la humanidad debe tener como piedra fundamental, construir la paz internacional, la cooperación y la prosperidad reciproca, construir la igualdad y justicia internacional, cese de la agresión internacional en todas sus formas, el imperialismo colonizador, las invasiones, los golpe de estados "suaves o duros", --sabemos que el capitalísmo ha aminorado el uso de las fuerzas--, de la violencia en las relaciones internacionales, (claro con excepciones en Libia, Siria, Irak) han optado por otros medios, la injerencia indirectas, disimulada, a la estrategia de uso de las fuerzas internas de los estados, al papel de los mass media, el papel del FMI, la BM, el BID en los países, la beligerancia política de los tribunales internos donde gobiernan las fuerzas de derecha, aplican lawfares, criminalización de la política, en general el capitalísmo trata de hacerse más "amigable", remozar la imagen del viejo imperialismo, colonialista y violento.

Terminamos que llevar a fin la tarea de la ONU, el descoloniaje del siglo XX, aún subsisten colonias en el Caribe, Puerto Rico y las islas dependiente de los Estados Unidos y Europa, acabar con ese reparto mundial del siglo XIX y XX, con esas reminiscencias de "la vieja mentalidad imperialísta", de relaciones de sumisión y dependencia, de configurar zonas tipo "patio trasero", a manera de "zonas exclusivas de dominio y seguridad" propias de la nueva mentalidad de la doctrina Monroe en el siglo XX y XXI, donde "la certificación antidroga" a los países es clara prueba de mecanismo de control, (Sira, 2019) y manipulación.

Hay la necesidad que en el contexto de una nueva geopolítica para la humanidad, en el siglo XXI, sea necesario un "nuevo realismo político" para tratar los asuntos humanos, los asuntos de los pueblos, los asuntos de las corporaciones, los asuntos de las naciones y los pueblos, una nueva agenda para el desarrollo de la humanidad, una visión global transfronteriza, comprender como dice Sira (2019) "América Latina y el Caribe no solo representa una frontera geográfica y una zona de seguridad "exclusiva" para sus intereses nacionales, sino que además es un reservorio de bienes naturales que le permiten motorizar y dinamizar la voracidad de consumo, ya no solo de una sociedad estadounidense derrochadora, sino de un modo de vida occidental suicida que en aras de maximizar la ganancia a las empresas transnacionales y multinacionales degradan la casa común y la misma condición humana".

Lo anterior es aplicable no solo para la ALyC, sino también para África y Asia, además transcurre en la vida internacional, el ver los países de reservorios de los bienes naturales de la humanidad como simples "reservas del capital" para continuar un modelo de crecimiento de acumulación y consumo despilfarrador, solo para maximizar las ganancias del presente de empresas corporativas trasnacionales, derrochadora de un "modo de vida suicida" al estilo occidental, que degrada no solo la condición humana a escala planetaria sino también su base, "la casa Común", la Tierra.

La política del "sentido común", la nueva lógica del pensamiento en el relacionamiento entre los países y pueblos, debe comenzar a desmontar "los mecanismos de sumisión y dependencia" de "la vida cotidiana" de los países y pueblos, del "modo de vida, del modo de producción", de --la cotidianidad--, como dice Sira (2019):, "…. desde la asistencia para el desarrollo hasta las deliberaciones que se realizan en el marco de la Organización de Estados Americanos (OEA), ambas expresiones concretas de la hegemonía estadounidense sobre nuestros países", inclusive más allá de nuestra región de ALyC, de las practicas que se realizan en el marco de la misma ONU, expulsar de su seno las nuevas practicas del neocoloniaje.

Una Nueva Geopolítica Humana SS-XXI

La apuesta es por una "nueva geopolítica de la humanidad", enfrentar el desafío global, fortalecer la integración global, la diversificación de relaciones internacionales con sentido común, de responsabilidad y solidaridad, abonando las bases materiales para un nuevo mundo, una nueva manera de relacionamiento internacional (Ídem). Hay que hacer por consiguiente una revisión de lado y lado, de la geopolítica imperialísta en el siglo XXI como de la geopolítica critica de los países y pueblos dominados, de "las lógicas formales del poder", de las lógicas de los sujetos privados y públicos del poder, de los espacios y lugares regionales del poder, hay que estudiar la geopolítica universal, deconstruyendo los viejos enfoques unilaterales de la geopolítica para hacer posible una integración global.

La estrategia es apostar por un "mundo mas seguro", mas compartido, más simétrico, superar todas las adversidades, todas las diferencias, todos los temores, todas las desconfianzas, todos los privilegios, todas las falencias, desde una visión integral, más allá de las instituciones, empresas, sujetos, cosmovisiones particulares, "superando la fragmentación del mundo", el patriarcado colonial y la resistencia, una mirada abarcadora de los problemas globales, de las deudas y la desigualdad, de las limitaciones de los derechos sociales y humanos, de la ciudadanía global, del reconocimiento global, trascendiendo las coordinaciones domesticas, el veto de los poderosos y los débiles.

El mundo reclama un nuevo desarrollo global, compartido, debemos resolver ese problema del derecho al desarrollo como un derecho de la humanidad, sin exclusión por tanto, superar la transferencia unilateral de riqueza de los pueblos hacia los países sedes del capital transnacional que profundiza la desigualdad del desarrollo, entre países y regiones, entre ciudadanos del mundo, entre generaciones presentes y futuras, "el blindaje de las fronteras" como dice Barceló (2019): "reprime a los desplazados y luego recluidos", "la xenofobia y la segregación", la criminalización de los inmigrantes, de familias y personas que huyen de las guerras, incluso económicas, por cuanto son saqueados y arrasados en sus propios países, se les tratan de delincuentes y termina deportándolos por las mismas elites del poder, de la corporatocrácia capitalista mundial".

A diferencia de la geopolítica humana, La geopolítica imperialísta se caracteriza hoy por la "imposición brutal de un orden represivo al desorden que ellos mismo generan, criminalización de las personas a quienes se las despojó de sus espacios de vida y lazos sociales producto de la perpetuación de unos negocios depredatorios. Algo tan parecido a lo que ocurre en ALyC con la injerencia y financiación de EEUU, a través sus llamadas políticas de "seguridad", de armamento a las fuerzas represivas locales, sean oficiales o bandas de paramilitares. Tenemos un Trump exigiéndole a López Obrador que construya un Muro contra Guatemala, gran parte de la clase política y los medios de comunicación diciéndonos en Argentina que el problema de la droga es porque "las fronteras son un colador", por donde paraguayos, bolivianos y peruanos entran armas y drogas". (Barceló, 2019).

La complejidad de los mecanismos de la geopolítica imperialísta es tal que nos lleva a compartir con Barceló (Ídem) en descubrir sus métodos, de acuerdo con las lecturas que hace de Preciado Coronado: "geopolítica y geoestratégicamente, los pueblos somos para los intereses capitalistas locales e imperiales meras variables internas de control y ajustes, los que debemos ser "mantenidos a raya", mediante la diseminación del miedo y la precarización, criminalización y represión cuando asomamos la cabeza a la protesta, dentro de un orden que ellos acuerdan favorables a sus ganancias. En los espacios que ellos configuran, y luego actúan, no hay sujetos, no hay comunidades, no hay proyectos de vida colectivas, sino no sólo abstracciones que hay que neutralizar y manipular consecuentemente para, de esa manera, expoliar libremente los recursos de la naturaleza".

Incluso, del texto: "Plan Colombia e Iniciativa Mérida: negocio y seguridad interna", de Delgado-Ramos y Romano (2011), quienes conceptualizan que ALyC no es sólo el patio trasero de EEUU, sino que más bien es un espacio estratégico de reserva de recursos naturales, de recepción de inversiones (lo que permite también externalizar los costos socio ambientales) y como región exportadora de excedentes. Esto último, vía retorno de ganancias de la IED, el pago de regalías por el uso de patentes y los intereses de las deudas externas. "Esquema expoliador subordinante", del cual Martín Guzmán hiciera algunas precisiones notables en el panel de CLACSO, en cuanto a las reglas que imperan bajo la órbita del capital financiero globalizado y la complicidad de los poderes locales. Para Delgado-Ramos y Romano, el Plan Colombia y la Iniciativa Mérida son casos paradigmáticos en continuidad de la estrategia de política exterior de EEUU que busca garantizar su "seguridad", es decir, sus intereses económicos y geopolíticos. De allí, el discurso de la seguridad y estabilidad internas, la construcción de los enemigos como terroristas, organizaciones criminales y la "narco insurgencia" que promueven la militarización de los territorios junto a las fuerzas represivas locales. Todo un dispositivo que permite criminalizar la pobreza y reprimir la protesta de las clases populares y comunidades" (ídem).

A la pregunta si planteamos reforma o revolución dentro de la geopolítica para la humanidad del siglo XXI, respondemos que ambas a la vez, necesitamos ante todo preservar la paz, sin sumisiones, abrir el camino, salvar los escollos, construir un fuerte movimiento de la humanidad pertrechado de ideas globales que empujen el derecho al desarrollo para todos, una nueva correlación de fuerzas de movimientos sociales, políticos, religiosos, étnicos, económicos, culturales, militares, juveniles, de género, llamados a salvar la humanidad, a revertir la lógica depredadora, criminal, del caos global, del desorden mundial del sistema mundo, la crisis global en todos los ordenes del quehacer humano.

Hay que pensar de nuevo en "unas relaciones políticas" dentro de la geopolítica para la humanidad para el siglo XXI, que una, no que fragmente, que integre no que desuna, que reconozca, no que extrañe, que libere no que esclavice, que haga reconocer los derechos de la Tierra y las relaciones del hombre con la sociedad y la naturaleza a la pertenece de la cual formamos parte de la misma Tierra, que reconozca pueblos libres, soberanos, independientes, todos pertenecientes a la misma comunidad mundial.


 

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