Breve muestra de intelectuales de izquierda que se aburguesaron y saltaron…

Martes, 11/02/2020 08:41 AM

Todo se paga, tanto el talento como la estupidez.

En otros trabajos he escrito, que muchos intelectuales de izquierda de los años sesenta, de estar vivos no habrían apoyado al Comandante Hugo Chávez. Puedo decir, por ejemplo, que un Adriano González León o un José Ignacio Cabrujas no se habrían situado del lado del chavismo, así como no lo hizo Manuel Caballero (quien de comunista se volvió pro-adeco y escribió un horrible artículo diciendo que Jaime Lusinchi era superior a Simón Bolívar).

Nos cuenta Frances Stoner Saunder en su libro "La CIA y la Guerra Fría Cultural", que Europa despertó de la guerra en un gélido amanecer: "El invierno de 1947-nos dice- fue el peor que se recuerda. Desde enero hasta finales de marzo, un frente azotó Alemania, Italia, Francia y Gran Bretaña, avanzando inmisericorde. En Saint Tropez cayó la nieve con la que los vientos huracanados formaron impenetrables montículos; los témpanos de hielo llegaron hasta la desembocadura del Támesis. Los trenes que transportaban alimentos se congelaron sobre las vías; las barcazas que llevaban el carbón a París, quedaron atrapadas en los hielos".

Los filósofos cantaron sus oraciones: Isaiah Berlin, escritor británico de origen judío considerado como uno de los principales pensadores liberales del siglo XX, quedó «aterrado» ante el frío de la ciudad, «vacía y hueca y muerta, como un cadáver exquisito».

Eran días, de aquel año de 1947 en Europa, llenos de emotivos manifiestos intelectuales. El hotel Ritz se llenó de jóvenes americanos o americanizados. Estaba allí el millonario agente de los servicios de información, John Hay Whitney, David Bruce (viejo condiscípulo de F. Scott Fitzgerald de los tiempos de Princeton). Se pavoneba de un lado a otro Ernest Hemingway con un ejército privado de liberadores. Pedían todos bebidas caras y casi siempre terminaban borrachos.

Ahora sabemos, por ejemplo que Hemingway, durante la guerra, al igual que David Bruce, había trabajado en el servicio secreto americano, para la Oficina de Servicios Estratégicos [Office of Strategic Services], la famosa OSS, que luego se transformaría en la CIA. A Hemingway se le tenía por hombre de izquierda, lo cual era falso. Cuando Fidel Castro triunfó en Cuba y Hemingway llevaba su vida de aventurero en la isla, escribiendo genialidades y pescando en poderoso yates, ya estaba molesto con la revolución cubana.

En aquel hotel Ritz de París, en 1947, Hemingway se instaló- nos dice Frances- con sus botellas de whisky, y aturdido por el alcohol, recibió a un nervioso Eric Blair (George Orwell) y a la más franca y directa Simone de Beauvoir, con su amante Jean-Paul Sartre (que bebió hasta no recordar nada de lo sucedido, y cuya resaca sí recordaría como la peor de su vida).

Debemos aclarar, que el famoso Eric Blair (George Orwell), autor de la novela "1984", se hacía pasar por revolucionario de izquierda, pero también trabajaba para la OSS, y terminó siendo anticomunista.

Otro filósofo y agente de inteligencia, era A. J. Freddie Ayer, autor de "Language, Truth and Logic". Este personaje se movía de un lado a otro en aquel París plagado de euforia, en un enorme Bugatti con chófer y con una radio del ejército.

Uno de los casos más lamentables de traición lo ejecutó el famoso escritor que fue comunista Arthur Koestler; este personaje, en aquellos días, se pavoneaba de un lado con su amante Mamaine Paget. Se la pasaban embriagados de poder y "genialidades". Junto con André Malraux, Arthur Koestler compartía vodkas, caviar y blinis, balyk y soufflé sibérienne.

También en París, en aquel 1947, se podía ver en aquellos ajetreos victoriosos al compositor Nicolás Nabokov, primo del novelista Vladimir (el conocido autor de la novela "Lolita") trabajando para la OSS.

Para que se tome nota y nadie se deje engañar por eso que llaman talentos y genialidades. La debilidad y la vanidad es lo más peligroso en un ser humano...


 

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