El Papa, Trump, Lutero, ¿pueden ser tolerantes o intolerantes?

Jueves, 20/02/2020 08:25 AM

¿Peligros de la intolerancia?

1. Todo mundo se autocalifica de "tolerante" y "pacífico" como si nada le interesara; sin embargo son "intolerantes" –aunque se nieguen a reconocerlo- en los asuntos que no coinciden con sus creencias o pensamientos. Todos los Papas, al poseer el catolicismo como religión, representan a una secta (la más grande) pero una secta al fin; ello de manera automática lleva –aunque no se diga- a una posición de intolerancia. Los evangelistas de Lutero –desde el siglo XVI hasta hoy- dado que buscan ser mayoría, ser muy numerosos y fuertes, la intolerancia es su característica básica. Se puede concluir que la ideología de la "tolerancia" no podrá existir mientras haya hegemonías, búsqueda de poder y desigualdad.

2. Me dicen que hay que tolerar que la gente sea como quiere, que escoja el camino que más le guste; obvio, pero siempre que en su hacer o comportamiento no lesione a los demás o, como dicen aquí: a terceros. Esto es sin duda tolerancia, parte de la libertad. Pero si un millar o dos millares de familias se han hecho multimillonarias en México aprovechando la enorme corrupción, el saqueo del presupuesto público, el no pago de impuestos, las prácticas tramposas en el comercio y de más negocios, sería complicidad descarada no intervenir sus riquezas obligándolas a devolverlas en nombre de la mal entendida "tolerancia". Todas esas enormes riquezas son un robo y un saqueo al pueblo y debe ser obligación de quienes son representantes del pueblo obligar a que se devuelvan.

3. Estaba pensando hace unos minutos en Trump, el hombre hasta hoy más poderoso del mundo. Y obviamente no es solo Trump, también Obama, Bush, Clinton o cualquier otro expresidente del país más guerrerista o asesino del universo. ¿Puede calificarse de tolerante a un personaje que solamente piensa en la guerra, en las invasiones armadas, en el saqueo de las riquezas de países en su beneficio? AMLO, el presidente de México llama mucho a la tolerancia. Digo: si un expresidente o un poderoso empresario me dice que quiere suicidarse, yo sería tolerante; pero si ese mismo expresidente o empresario roba, explota, asesina o empobrece más al país, es un intolerante indomable y pediría que se le encarcele.

4. Recuerdo que escribí hace ya mucho tiempo que alguna profesora inteligente me reclamaba hace más de 25 años: "Tú quieres que toda la gente piense como tú, haga lo que pregonas y no dejas que las personas quieran ser como son. Hablas de libertad pero quieres una dictadura". De ella recuerdo más sus críticas, pero en ese mismo sentido he recibido muchas y seguro miles se han abstenido de hacérmelas. ¿A esa actitud de exigir, querer convencer a la gente de que tiré por la borda las ideas impuestas por el poder, de liberarse de la pesada carga que le ha impuesto la clase dominante, de que no sea víctima de la ideología y la propaganda difundida por los medios de información, a eso se llama intolerancia?

5. Por lo contrario, pregunto: ¿una persona debe recibir el título de tolerante cuando aplaude y aprueba todo, cuando no se enoja contra el saqueo que hacen empresarios y gobierno a un país, cuando le importa un bledo que el 90 por ciento de la población mundial viva en la pobreza y miseria o cuando a pesar de ver que al débil los están masacrando por el fuerte no asume con dignidad su protesta y defensa? ¿Es la tolerancia una ideología y una actitud de los viejos que ya nada les importa, de los que temen perder privilegios, de los egoístas y, al contrario la intolerancia es de los jóvenes, los oprimidos, los desesperados, los descontentos?

6. Pienso que es muy cómoda la tolerancia porque le importa que el mundo de vueltas aunque siempre aplaste a los más pobres; sobre todo si puede expresar: "si yo estoy bien todos están bien y si no que trabajen"; por el contrario la intolerancia puede ser sufrimiento (también la enfermedad de estar jodiendo) consciente de la realidad; puede ser la permanente búsqueda de la utopía y la esperanza. Se puede ser tolerante (y mucho) ante todo lo que no interesa, pero ante problemas esenciales que tienen que ver con la vida de los seres humanos, los pueblos y países, no podremos dejar de ser nunca intolerantes.

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