Mi palabra

Trump, Almagro y Guaidó en tiempos de pandemia

Lunes, 23/03/2020 01:16 AM

“La soberbia no es grandeza,

sino hinchazón,

y lo que esta hinchado parece grande,

pero no está sano”

San Agustín



Luis Almagro, electo hasta el 2025 secretario de la OEA por obra y gracia de Donald Trump, para seguir dirigiendo una casa de fantasmas; mientras su más íntimo compinche, el villano de Guaidó, desde el momento de autoproclamarse anda, como un espantapájaros en cada rincón del país, con más mentiras que verdades. La elección del ahora calladito Almagro, fue tan fría, como los parajes, donde se aviva el mortal coronavirus, para terminar equiparado con el interino–como dice la canción– sin corazón en el pecho, lo que llaman dos desalmados; tan parecidos a los dos personajes del conocido cuento de Máximo Gorki (compañero de viaje) a la espera de saber ¿Quién traiciona a quién? porque entre aventureros se puede esperar cualquier vileza.

Los dos engreídos títeres del imperialismo, tienen un enorme parecido–apartando lo físico, porque al final, no es un problema político– en todas las barbaridades, que han descargado contra Venezuela y su gobierno por satisfacer los arrebatos de la cúpula del capitalismo, por un puñado de dólares– y son bastantes– consiguiendo en el camino el desprecio de un pueblo humilde que sufre todos sus arrebatos.

Si, señalamos a estos dos arrastrados, como las personas más repudiadas y fracasadas de los últimos meses, creo no caer en ninguna exageración, y solamente el apoyo financiero y mediático del imperialismo, sin ningún impedimento les ha permitido mantenerse con una leve luz, para no terminar de perderse, como se pulverizada la basura, cuando es llevada al crematorio para tratar de contaminar lo menos posible el camino de la esperanza, habitada por seres dignos amantes de la paz, siempre dispuestos a soplar para que no se extinga la luz de la esperanza.

Tan ficticio es el mandato de estos creídos, que al compararlos siguen en la misma línea trazada; ninguno ejerce poder alguno. El autoproclamado venezolano, no manda, lo mandan y todos sabemos el final de estos personajes; y el reelegido, estamos seguro, que seguirá con el rostro totalmente en sobresalto antes la lluvia de reproches, rechazos y señalamientos acusadores cada día en aumento, algo esperado antes el descaro de los que se venden al verdadero enemigo de los pueblos: el imperialismo estadounidense.

El momento de incertidumbre de la humanidad por la pandemia del coronavirus, ha hecho desaparecer de la cresta de los medios estos insignificantes individuos, el cual ocupaban espacios solamente por los intereses ociosos del capitalismo en resguardo del poder dolarizado. De la noche a la mañana, Guaidó, y el Almagro, pasaron a formar parte del equipo integrado por Supermán, Batman y su acompañante Robin, creado por el imperialismo para embelesar a millares de espectadores adictos a cuanta proyección a la medida de las imbecilidades de un público manso, llevado, como ovejas a un corral.

Guaidó, y Almagro han callado, como apagados por un interruptor, al no tener nada que decir, antes una realidad mortífera en proceso, como es el coronavirus alarmando al mundo entero; pero precisamente el que les sirve de guía, y enlace en sus macabras intenciones Donald Trump, se presentó, como lo que es: un charlatán, o para definirlo de manera más precisa, según informes de estudiosos de la salud mental: un hombre con serios problemas mentales. Reírse, subestimar, hasta llegar a negar un hecho comprobado lamentablemente en la realidad por la cantidad de muertes, y corroborado por la ciencia médica, no es, algo normal en un mandatario, y más en el que dirige el país más poderoso de la tierra.

Antes la actitud asumida por el mandatario Trump, no se podía esperar nada distinto por parte de este par de bribones, que no fueran comiquitas en medio de una pandemia. Se han paralizado esperando ordenes, y el tiempo se va a convertir en el verdadero tribunal para ser juzgados, como lo que en verdad son: unos monigotes al servicio del imperialismo sin importarles el dolor y el sufrimiento de pueblos enteros, con tal de seguir en brazos del gran capital, el responsable de tantas muertes en el mundo. Guaidó, Almagro y Trump siguen en la misma línea contra Venezuela, pidiendo y aplicando medidas coercitivas en un momento dramático, por demás preocupante para la humanidad. No pueden, ni podrán esconder la verdad.









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