Coronavirus Trump

Jueves, 26/03/2020 06:40 AM

El Coronavirus está logrando que se les vea la hipócrita costura a muchos países y sus sistemas de protección social (principalmente el sistema de salud y el régimen laboral). El paladín del capitalismo, Estados Unidos mismo, está bajo la lupa al tener uno de los sistemas de protección sanitaria y laboral más excluyente, desigual e injusto del planeta tierra.

Ya se han hecho públicos los costos para hacerse el examen básico de despistaje y detección del Coronavirus en Estados Unidos (incluida una sola consulta médica) el cual puede llegar fácilmente a los 3.000 dólares. El Times ha reseñado casos donde el tratamiento completo para curar a una paciente con el COVID-19, alcanzó un monto superior a los 34.000 dólares. Un golpe directo a las finanzas de la mayoría de las familias norteamericanas, que en términos capitalistas y financieros, tendrán que declararse en banca rota en el futuro cercano solo por enfermarse durante la pandemia.

Estos montos a pagar por las facturas médicas son inalcanzables para las familias en un entorno donde la gran mayoría de los servicios de salud y hospitales son privados. Hablamos de 27.000.000 de personas sin ningún tipo de seguro médico; de 120.000.000 cubiertas parcialmente por el Medicaid, el Medicare o el "Mercado de Seguros Médicos", que son pólizas de bajo precio pero con baja cobertura y altos deducibles o copagos, que al final también resultan impagables. Solo un 54% de la población cuenta con mejores pólizas, pagadas por su empleador o contratadas de manera independiente.

Es impensable que el todopoderoso Imperio norteamericano, con su empresario-presidente Donald Trump a la cabeza, considere en algún momento proteger financieramente a casi la mitad de su población vulnerable. Actuaciones humanitarias no aplican en los manuales neoliberales y de libre mercado. Esto, muy a pesar del elevado riesgo sanitario de que los grupos excluidos y marginados del sistema de salud se conviertan en portadores y propagadores exponenciales del COVID-19. Para el capitalismo siempre es un sálvense quien tenga. Todo tiene un precio, hasta la vida misma.

Un ejemplo de esto es la inexistencia de anuncios de fondos federales para luchar contra el COVID-19. Pero hay otra voz para tranquilizar y "consentir" a los mercados financieros. Pare ellos, la Reserva Federal (el Banco Central de Estados Unidos) empezó la rauda aplicación de un paquete financiero que incluye la inyección de alrededor 1,5 billones de dólares para dar liquidez al sistema financiero. Esto a través de la recompra de bonos (por 500.000 millones de dólares), compras de hipotecas (por 200.000 millones de dólares), y para el "mercado de préstamos a corto plazo" (por 500.000 millones de dólares), colocando ínfimas tasas de interés de entre 0% y 0,25%.

Esta rápida jugada para "proteger" al sistema financiero recuerda a la crisis de la burbuja inmobiliaria del año 2008 (Hipotecas Subprime) donde la Reserva Federal inyectó billones de dólares para rescatar a los bancos norteamericanos (como el Bear Stearns, el Lehman Brothers), víctimas de sus propios manejos fraudulentos, con prácticas comerciales reñidas totalmente con la ética y la legalidad. A los avariciosos banqueros les impusieron unas pírricas multas. Pero nadie destinó un solo dólar a salvar las hipotecas de los hogares de miles de familias norteamericanas que quedaron desahuciadas y en la calle. Cosas del capitalismo salvaje.

Por esta dudosa moralidad, a nadie sorprende la noticia de que el propio Donald Trump en persona, haya aparecido retratado en un sigiloso intento de compra, por "1.000 millones de dólares", para hacerse con la empresa farmacéutica alemana CureVac, a la cual "exigió que la empresa desarrollara la vacuna contra el coronavirus sólo para los Estados Unidos". Trump demuestra una vez más que es una vergüenza para la raza humana. La inmoralidad y escasez de escrúpulos de este nefasto personaje representan el virus más letal y peligroso que amenaza la continuidad de toda la humanidad.

Pero lejos del Coronavirus Trump, en varios partes del mundo, se escucha otra voz: la solidaridad hecha humanidad. Países como Cuba o la propia China, enviando médicos y especialistas a otros países, compartiendo sus equipos de diagnóstico, sus tratamientos médicos, compartiendo los adelantos para alcanzar rápidamente la creación de una vacuna efectiva contra el COVID-19. En el caso de Cuba, aceptando recibir en el puerto de Mariel al crucero británico MS Braemar con "682 pasajeros y 381 tripulantes, con cinco casos positivos a la COVID-19", posterior a que este barco fuese rechazado en los puertos de República Dominicana, Bahamas, Curazao, Cartagena, Barbados; ni el todopoderoso Estados Unidos ofreció ayuda a su aliado británico. Pero Cuba se destacó en alta. Como siempre. Un nivel superior de responsabilidad con los más necesitados. Un ejemplo para el mundo, viniendo además de un país con casi 60 años de infame bloqueo por parte del torpe y decadente Imperio norteamericano.

En Venezuela seguimos resistiendo también todas las consecuencias del perverso bloqueo económico y financiero. En medio de la crisis del COVID-19, nuestro pueblo ha dado la cara cumpliendo a cabalidad todas las medidas de cuarentena social voluntaria. En todas las comunidades están fabricando y distribuyendo solidariamente sus propios tapabocas para proteger a la población más vulnerable. Solidaridad al máximo nivel. Este es el ejemplo de un pueblo valeroso que hará frente y vencerá todas las adversidades.

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