Tanto como el tiempo pasa las expectativas de superar la crisis pandémica en Estados Unidos se desvanecen entre dos visiones: la económica y la salud. El presidente Donald Trump ha escogido desde un principio la primera, a costas de la segunda, que es claro, la sanidad garantiza la seguridad económica de ese país, una paradoja que muestra la capacidad o no de un estadista. La expansión agresiva de la pandemia obligó al gobierno de Trump a tomar las medidas de distanciamiento social y otros protocolos preventivos que recomendó la Organización Mundial de la Salud, casi contra su voluntad, al hacerlo de manera tardía la catástrofe se desató, por ello las cifras de personas afectadas y fallecidas es alta y la situación en categoría catastrófica.
Los anuncios de que el Gobierno Federal no extenderá las pautas de distanciamiento social cuando estaba previsto que finiquitarían el 30 de abril de 2020 según lo señaló The Boston Globe el miércoles 29 de abril, abre un compás de espera para los agentes de salud en algunos estados donde el corona virus todavía resulta una amenaza, igual que lo pueden ser para sus vecinos incluyendo México y Canadá.
Cierto que la economía de Estados Unidos se ha contraído a niveles históricos en un 4,8% cifra emitida desde el Departamento de Comercio cuando señalaron que " La recesión del primer trimestre, fue liderada por la mayor caída en el gasto del consumidor desde 1980 y la disminución más rápida en la inversión empresarial en casi 11 años" según un reporte de Katia Dmitrieva en Bloomberg el 29 de abril de 2020.
Una gran cantidad de empresas de servicios han paralizado sus movimientos parcial o totalmente al suspender sus actividades, como la hotelera y turística, por ejemplo la cadena de hoteles Marriot, que obligó a cesar o dejar de pagarles a millones de trabajadores directos e indirectos, con la esperanza de engancharlos de nuevo al reiniciarse las actividades económicas.
La aplicación de una nueva guía preventiva según lo anunciado por el vicepresidente Mike Pence supone que algunos estados de manera segura y responsable se sumaran a este medida de suspensión de la prevención por distanciamiento social, es lo que dicen las autoridades, pero este "resetearse" de la economía ya incluye los riesgos de la reactivación del virus que encuentra en las multitudes aglomeradas el mejor cultivo para su expansión.
Al parecer cada Estado tendrá la potestad de asumir la suspensión de las restricciones ordenadas por la OMS y el Gobierno Federal así el gobernador de Luisiana John Bel Edwards señaló que la medida condicional de quedarse en casa de manera obligatoria será hasta el 15 de mayo.
Lo mismo señaló el gobernador de Nueva York Andrew Cuomo, una de las entidades más afectadas por la pandemia y donde se puso a prueba la frágil situación del sistema de sanidad, a tal extremo que el propio Cuomo criticó la pernocta de personas en los andenes del transporte subterráneo, señalamiento que ocupó al alcalde de la ciudad de Nueva York Di Blasio para tomar medidas drásticas y evitar la aglomeración de personas en esos lugares de la ciudad.
Más muertes que durante 10 años en Vietnam
Las comparaciones cuantitativas de la gravedad de la pandemia en Estados Unidos, muchas veces minimizada por la indiferencia del Presidente Donald Trump al extremo de encarar las ruedas de prensa para informar sobre el asunto con enfados y dirigiéndose irrespetuosamente, cuando no de chistes protervos a los periodistas y al público, ha puesto en alerta a la opinión pública nacional e internacional ante la cantidad de fallecidos que supera la cifras de los 58.220 soldados estadounidenses muertos en la guerra de Vietnam entre 1955 y 1975, cuando en menos de 4 meses la cantidad de fallecidos por corona virus en EEUU es de 60.823 personas muertas, citan algunos medios entre ellos Telesur, mientras que las cifras aumentan día a día.
El equipo de campaña de Donald Trump percibe la debilidad del presidente en el tratamiento del asunto y se ha "vuelto más sensible al