Perú y la enseñanza internacionalista de Fidel

Sábado, 04/07/2020 06:56 AM

El Doctor Julio López Benítez, que ya peina 86 años, se llena de emoción cuando oye nombrar nuevamente la región de Ancash, pues hace exactamente 50 años, en junio de 1970, integró junto a un numeroso grupo de profesionales de la salud una brigada cubana para ayudar a los miles de damnificados que dejó el violento terremoto en esa zona de la geografía peruana.

También en este mes de junio de 2020, 85 médicos de la brigada Henry Reeve laboran en las regiones de Arequipa, norteña de Áncash y centroandina de Ayacucho, que combaten junto a personal sanitario de Perú, la pandemia de la Covid-19.

Julio, doctor en Ciencias Médicas, Profesor Titular y Consultante de Pediatría, rememora que el terremoto destruyó gran parte del distrito de Áncash donde el Huascarán, imponente montaña de la cordillera de los Andes desprendió de su cima gran cantidad de piedras, lodo, rocas y las precipitó sobre el Callejón de Huaylas y sepultó las ciudades de Yungay y Ranrahirca, donde quedaron cubiertos casi la totalidad de sus moradores. La tragedia fue grande, los fallecidos se calcularon en 50 000.

El Gobierno cubano reaccionó de inmediato y solicitó permiso para aterrizar en tierra suramericana uno de sus aviones con ayuda inmediata y se procedió a estructurar una brigada médica que respondiera a los objetivos que ambos países acordaran para atender a los damnificados.

Por primera vez salía al extranjero un grupo grande de emergencia de Salud Pública para cooperar contra semejante catástrofe.

El profesor López Benítez que en aquellos momentos era director del hospital infantil William Soler, recuerda con vehemente pasión que cuando se hallaban en el aeropuerto José Martí, recibieron la visita del Comandante en Jefe, Fidel Castro y del presidente de la República Osvaldo Dorticós Torrado.

Fidel fue uno de los primeros donantes de sangre para los damnificados que necesitaban imperiosamente ese envío, lo que también hicieron voluntariamente miles de cubanos.

No conozco en la historia algo semejante; los cubanos hacían filas enormes, para en un acto de solidaridad demostrada, entregar su sangre como apoyo al pueblo peruano, afirma el doctor.

Rememora que estando en el vestíbulo del aeropuerto, Fidel solicitó que le prestaran un mapa de Perú, y flexionando su pierna izquierda se agachó sobre el piso con el mapa extendido y nos analizó las características de la zona donde realizaríamos nuestro trabajo solidario y la probable situación creada por el potente sismo.

Tratamos de colocarnos en el mejor lugar para escuchar al dirigente, añadió Julio, al mismo tiempo que observábamos las características geográficas del lugar que describía el Jefe de la Revolución. Compartió casi dos horas con los presentes dando constantes orientaciones y recomendaciones para precisar nuestro comportamiento cuando estuviéramos en suelo peruano enfrentando las condiciones adversas que nos encontraríamos.

Con su elocuente expresión y poder de convencimiento explicó:

Ustedes van allí a trabajar y a cumplir un deber solidario con el hermano pueblo del Perú, respondiendo al ánimo de todos nuestros médicos y nuestro pueblo… Mientras más eficiente y de mayor calidad sea el trabajo de ustedes, mayor será la ayuda que Perú reciba... Van equipados para trabajar en las condiciones más difíciles, en el lugar que se les señale y por el tiempo que sea necesario, si la tierra tiembla, ustedes no pueden temblar jamás.

Asimismo, habló sobre los aviones que nos precedieron en vuelos cargados de ayuda material para los peruanos:

Ayer dimos la sangre, hoy van nuestros médicos y técnicos y si mañana hacen falta más especialistas seguro que los tendrán… Vamos a ayudar en la medida de nuestras fuerzas a reconstruir lo perdido, codo con codo con el pueblo peruano.

Se refirió con frecuencia a nuestra conducta para no dejar dudas en la interpretación de sus palabras:

Si hay que ir para un pico más alto, van allí, si hay que ir para un lugar intrincado van; cuando hagan falta voluntarios para cualquier punto, tienen que estar ustedes dispuestos… Los compañeros los seleccionaron a ustedes entre los muchos que se han ofrecido. Por eso nosotros estamos seguros que van a cumplir bien su misión

A las 5 de la mañana levantó vuelo el Britannia de Cubana de Aviación rumbo a la América del Sur, ocho horas más tarde arribamos al Aeropuerto Jorge Chávez de Lima donde nos esperaba el ministro de Salud Pública de Cuba con varios colaboradores, altos oficiales de la Fuerzas Armadas del hermano país y minutos más tarde llegó el ministro de Salud Pública peruano, Mayor General Rolando Caro Constantini quien nos dio la bienvenida y nos agradeció por anticipado la actitud asumida por los cubanos y el esfuerzo que realizaba el pueblo para brindar su ayuda desinteresada.

Al siguiente día, estábamos divididos en 8 Brigadas, cargamos los camiones para dirigirnos a nuestros lugares de trabajo determinados por las autoridades de Salud Pública peruanas. Cada camión (8) se llenó con las mismas cargas sanitarias y equipos, incluidos los hospitales de campaña.

Hoy a 50 años de aquella humanitaria misión, los seleccionados nos sentíamos honrados de haber formado parte de ella y nos enorgullecemos de que se contara con nosotros para tan solidaria tarea humanitaria en que los damnificados peruanos necesitaban apoyo, no sólo material, sino moral y psicológico, concluyó el doctor Julio López.

Hoy aquella brigada precursora contra desastres naturales se ha multiplicado por decenas que con el nombre de Henry Reeve llevan su solidaridad a cientos de miles de personas en el mundo.


 

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