Vacuna anticoronavirus: récipe de Los illuminatis o poder oscuro

Domingo, 23/08/2020 07:15 AM

La poderosa sociedad de Los Illuminatis intenta crear un nuevo orden mundial para crear un gobierno totalitario y han infiltrado todos los puntos de poder que rigen nuestra sociedad; es decir, el mundo financiero y los gobiernos más poderosos para controlar nuestras vidas. Los miembros de esta sociedad secreta pertenecen a todo tipo de esferas sociales que los caracteriza por su dominio, son millonarios e influyentes; se han imbuido en los medios masivos con el objeto de lavar el cerebro y controlar a sus consumidores. Este movimiento tiene su origen en el siglo XVIII, fundado por el profesor Adam Weishaupt que deseaba limitar la interferencia de la iglesia en la vida pública, bajo la organización en los Masones, con su correspondiente jerarquía y ritos, según él para reflejar el espíritu de la época, llamado también el Siglo de las Luces, un movimiento cultural e intelectual que dominó en Europa en ese siglo. El "nuevo orden" son realmente políticos y líderes del mundo financiero, reptilianos disfrazados de humanos, reagrupados desde las sombras, que controlan nuestro mundo desde la luna (de ahí las teorías conspiratorias acerca de la falsa llegada a la luna en 1969), para decidir cosas que nos afectan a todos en todos los niveles. Los representan símbolos como una pirámide con un ojo que todo lo ve en la cúspide, que para ellos representa al dios Horus y para otros a la omnisciencia del dios cristiano; encima el lema "Annuit coeptis" o "favorece nuestras empresas", que es el mismo diseño que puede observarse en el reverso del escudo de Estados Unidos; los pentagramas y dibujos de demonios también los asocian con esta secta; tienen como saludo alzar los dedos meñique e índice al mismo tiempo.

Han tenido gran presencia e incidencia en eventos fundamentales de la historia desde la Revolución Francesa: estuvieron detrás de las dos guerras mundiales, el atentado del 11-S a las torres gemelas, los conflictos de Irak y Afganistán, las muertes de Kennedy, Malcolm X, Diana de Gales, Chávez, Jeffrey Epstein (multimillonario amigo de Trump), entre otros, porque sus objetivos van en contra de sus intereses geopolíticos o pueden perjudicar sus negocios; han creado armas bacteriológicas para el control demográfico y para su crecimiento empresarial a través de las pandemias como el virus AH1N1 y el coronavirus o COVID-19, para luego crear las vacunas no con el fin de salvar a la humanidad, porque sería contradictorio con su fin maquiavélico, sino para tener el control principal en la industria farmacéutica. Ellos matan a la humanidad, crean el caos y tienen el récipe del capitalismo para medir su poder. Hay un juego político, económico y estratégico detrás de la vacuna que es la fórmula para el desastre, por este paso corren a toda velocidad: EE.UU., China, Rusia, Reino Unido y Alemania. Reino Unido y los EE.UU. ya han firmado acuerdos con varias industrias potencias como AstraZeneca, Pfizer y BioNtech, Valneva, Moderna, Johnson y Johnson y Novavax. Estas soluciones individuales que no forman parte de acuerdos entre países, son un fenómeno denominado "nacionalismo de vacunas", que nos coloca en poca probabilidad de solidaridad, y algunos gobiernos se posicionan en primer lugar para su lanzamiento, así como su primacía de ser el primero en lograr la vacuna. Otros países han estado comprando la dosis de vacunas para asegurar su propio abastecimiento, aunque los más afectados serán los países emergentes y los más pobres que no podrán comprarla, o aquellos que están bloqueados o tienen sanciones impuestas por el imperio y, que seguramente, impedirán que países como Venezuela tengan acceso a la misma, pues los gobernantes donde desarrollan las vacunas tienen la presión de proveer las dosis a sus propios ciudadanos. Sería un verdadero infortunio que estos países no puedan adquirir la vacuna de manera gratuita, siendo que fuimos el conejillo de indias para los experimentos de una élite que controla nuestras vidas, nos programan como autómatas e imponen un nuevo orden en función de sus intereses. Dejar sin vacuna a cualquier país vulnerable es generar otra crisis porque la enfermedad —a pesar de que ya está en nuestro ambiente— continuará propagándose.

Rusia fue el primer país en adelantarse a la creación de una vacuna, China le sigue al paso y los EE.UU ya la tiene lista, pero en reserva aún. Ahora los gobiernos se enfrentan a una guerra política y comercial para la vacuna anticoronavirus, al récipe del poder oscuro, de los illuminatis para controlar a la humanidad. Solo Rusia y China han manifestado su voluntad de darla al mundo de manera gratuita, lo cual no le fue del agrado para los gobernantes de EE.UU., y de la Unión Europea, porque afectan sus intereses económicos y el negocio de la vacuna se les puede caer, por eso han hecho una campaña de desprestigio contra Rusia argumentando que no han cumplido con los protocolos establecidos por la OMS, cuando en efecto sí los han honrado. El mayor riesgo que se corre si no se logra ningún acuerdo es el humanitario, ya que muchos países pueden fracasar en responder a tales demandas, y si la vacuna no se comparte de manera justa, equitativa, altruista, el virus seguirá afectando a una gran cantidad de personas; es decir, mientras los grandes empresarios atenten contra la salud de los humanos, la vean como un negocio, el planeta seguirá sometido a sus controles, de hecho ya lo estamos. En este sentido, se deben establecer protocolos de ética para que los Estados adopten las medidas necesarias para garantizar el acceso igualitario y no discriminatorio a la vacuna anticovid, como gratuitad para los países más vulnerables, que los intereses comerciales no subordinen el acceso a la vacuna. Su acceso debe ser primero para el personal del sector salud, personas en situación de pobreza, los adultos mayores, embarazadas y personas con enfermedades crónicas. El hallazgo de la vacuna dejaría de ganar a la industria farmacéutica cerca de 250.000MM de dólares de aquí al 2050, es un asunto de negocios, ya que la salud es un negocio para el "nuevo orden".

Antes de la pandemia, los países afectados por el bloqueo y las sanciones como Venezuela, éramos vulnerables; luego, al aparecer ésta nos convertimos en hípervunerables: sin servicios óptimos de salud, con restricciones de los servicios básicos, con limitada accesibilidad a los alimentos producto de la imposición del dólar, entre otros factores, porque ya no se vive, se sobrevive. Gracias al uso de la pandemia como arma, el nuevo orden fortaleció dos élites, los poderosos políticos y los poderosos empresarios; pero acrecentó más la brecha entre ricos y vulnerables y entre vulnerables e hípervulnerables. El maquiavelismo ha logrado que los humanos nos preocupemos más por la comida que por el prójimo, que el miedo se apodere para manipularnos más y que la desesperanza sirva para controlarnos. Se estima que el COVID dejará más de 29millones de nuevos pobres en Latinoamérica y pasará a ser otra enfermedad de los pobres. El verdadero enemigo de los pobres es el poder oscuro, no es la pandemia en sí; es el nuevo orden mundial que se disfraza de salvador para exterminar la aporofobia, o por lo menos servirle de experimento de laboratorio; es el capitalismo que lo sostiene esta élite hasta ver todos los países vulnerables a sus pies; utilizando la omnisciencia del Dios cristiano para dogmatizar, crear más religiones a su medida, un peligro más para la humanidad.

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