Historia Viva

La filtración narcótica

Lunes, 14/09/2020 07:13 AM

Dando la cara a la violencia fronteriza colombo-venezolana y a lo que ocurre al pasar esa línea imaginaria, nos encontramos con un universo político militar de complejidad selvática, de mimetismos agresivos y de potenciales vectores de violencia que apuntan hacia Venezuela como estratagemas diseñadas para hacer presión y golpear al país bolivariano en tanto es público y notorio la beligerancia y hostilidad del gobierno de EEUU usando al gobierno de Colombia y grupos paramilitares para fines inconfesables.

La alarma la prendió el asesinato del exguerrillero y luego firmante por la paz Jorge Iván Ramos Camacho o Mario Morales, un excombatiente de la FARC dedicado a la organización de campesinos de municipio Santa Rosa, Sur de Bolívar, para la sustitución del cultivo y la restitución de tierras como parte de los acuerdos de paz de 2016. Tal crimen fue atribuido al ELN, una acusación que hace el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, lo que nos hace preguntar. ¿Cómo es posible que ello ocurra cuando esa organización proclama una doctrina revolucionaria?

Aunque el crimen de Morales ocurrió al sur de Bolívar, una zona campesina vecina al Norte de Santander y a una de las regiones con mayor incidencia del narcotráfico en Colombia como el Catatumbo, límite con Venezuela, nos hace pensar en la composición y características de los grupos paramilitares y "guerrilleros" que actúan en esa zona como el ELN.

Voceros oficiales de Estados Unidos siempre han impuesto descalificativos a las luchas de liberación en América Latina, igual lo hicieron con las guerrillas en su luchas contra el Estado y el sistema político colombiano así lo destaca Marcos Palacios al señalar que durante los años 80 el embajador norteamericano en Colombia "Lewis Tambs, acuño el término narco-guerrilla que hizo carrera hasta el presente…No había fundamento para asumir que las FARC protegían Tranquilandia. Además la palabra narcoguerrilla opacaba el nexo orgánico de los sectores de la clase política tradicional y empresarial con narcotraficantes como Escobar. Algunos políticos profesionales se enriquecían y obtenían financiamiento para sus operaciones electorales a cambio de servir de informantes calificados y ofrecer protección política; algunos empresarios aumentaba su rentabilidad y magnitud de su operaciones mediante lavado de dinero.". Algo muy del léxico y del estilo político ultraderechista norteamericano, recordemos las voces anarcomunista de los 60s, castrocomunismo de los 80 y 90 y ahora castrochavismo y la calificación a Venezuela como narcoestado impuesta por los lobos de Donald Trump.

Pero ahora con el ELN y las divisiones ocurridas a lo largo de la historia guerrillera colombiana reciente y con la aparición del grupo "Los Pelusos", una escisión del Ejército Popular de Liberación del Frente Libardo Mora en los 90s, una agrupación que opera en El Catatumbo, hay fuentes que aseguran que esta "guerrilla" se ha hecho cargo del tráfico de drogas, contrabando y armas en la zona fronteriza con Venezuela. Se señala también que en tanto los acuerdos de paz intentan neutralizar estas fuentes de crímenes, todo aquel que promueva los acuerdos, especialmente la restitución de las tierras para campesinos pobres es blanco de esos grupos desideologizados y despolitizados.

La organización Fundación Ideas para la Paz (FIP) de Colombia señaló que "Los Pelusos" tiene una alta capacidad de reclutamiento en 10 municipios del Catatumbo desde 2017, sin embargo a partir de 2016 con la desmovilización de la FARC, estos grupos, que incluye al ELN, desataron una oleada de agresiones y acciones violentas para controlar territorios sobre la Serranía de Perijá del lado colombiano fronterizo con Venezuela y ciertamente es la excusa más apropiada para que EEUU los intente asociar con el gobierno de Maduro en la campaña contra el gobierno bolivariano, cuando algunas fuentes han señalado la infiltración de agentes de la CIA y el gobierno colombiano en estos grupos armados fronterizos. A los Estados Unidos no le interesa la paz y con absoluta seguridad infiltraran estos grupos desideologizados y despolitizados para montar tramoyas de agresión contra Venezuela.

Junior Maldonado un joven dirigente político del Catatumbo y miembro del Directorio Político del partido FARC en el Norte de Santander limítrofe con Venezuela, ratificó que "EPL (Ejército Popular de Liberación) hace parte de una estrategia, no solo en el Catatumbo (Colombia), sino a nivel nacional, de reconfiguración de actores armados. Entre ellos, el EPL es apenas un pequeño grupo pero que ha asociado fuerzas con algunos grupos de "Los Rastrojos" en algunas zonas del país, recordemos que este es un grupo sucesor del paramilitarismo después de la supuesta desmovilización de aquellos. Lo que nosotros creemos es que hay una reconfiguración de los actores después de los Acuerdos de Paz y de la salida de las FARC en los diferentes territorios de Colombia, especialmente en el Catatumbo en la frontera colombo-venezolana, donde han montado algunas fuerzas del EPL, Los Rastrojos y Los Urabeños, con intenciones de tomarse la frontera en este nuevo momento y de ser parte para la agresión contra Venezuela con todo un plan bien definido".

Sobre la base de estos análisis la fórmula narcotráfico-paramilitarismo y grupos despolitizados de la guerra en Colombia, arman un primer frente de hostilidades que ya es harto conocido por las autoridades de inteligencia venezolana. Aquí el riesgo mayor es que esos grupos infiltren la organización social de resistencia y generen golpes y ataques en territorio venezolano que pudieran funcionar como impactos propagandísticos, tal cual lo hacen con los grupos del crimen común en algunos barrios de Caracas, incluso usando, como ya se conoce, posicionamientos de población pacifica colombiana consolidadas en barrios como el Observatorio o Petare en la ciudad capital de Venezuela.

Señala Maldonado que el gobierno de Duque "no presta atención al programa de sustitución de cultivos e incumple los acuerdos. Ello ha llevado a aumentar la crisis social y económica en la región del Catatumbo, hay una falta de voluntad política, ha priorizado la erradicación forzada y la reanudación de uso de glifosato en el Catatumbo pero también en otras zonas del país. Eso ha llevado a una crisis generalizada y el incremento de los cultivos ilícitos, por eso Tibú pasa a ser el municipio con más plantas de coca sembrada por hectárea en el país, después de Tumaco y Nariño. Esto pone un agravante al ser una zona de frontera y el impacto que tiene en el Catatumbo donde hay 42 mil hectáreas de coca sembrada".

Visto así el mapa fronterizo, este es el escenario bélico de los próximos meses si los Estados Unidos y el gobierno de Colombia deciden incentivar las agresiones contra el país bolivariano, usando como primera línea de fuego al EPL, al ELN y al paramilitarismo.

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