El fallecimiento de actor Robin Williams, a quien recuerdo por su actuación en "En la Sociedad de los Poetas Muertos", "En Busca del Destino", y en "Más allá de los sueños", entre otras producciones cinematográficas, vivió inmerso en una crisis existencial que lo llevó al consumo sistemático del alcohol y las drogas, circunstancias que al final lo condujeron a la muerte física, la vida de esta actor debe ser para nosotros motivo de profundas reflexiones, vivimos en un momento histórico caracterizado por un cambio de época, la pandemia del Coronavirus que se apoderó del planeta en casi la totalidad de los países que lo conforman deja ver en claro la vulnerabilidad de los seres humanos y de los sistemas o modelos políticos y socio-económicos esta pandemia trastoca las bases de sustentación del Capitalismo y de los modelos autoritarios de gobierno, solo por referirnos a lo político, pero también en la propia vida de las personas, se evidencia en perturbaciones emocionales como la depresión, la ansiedad y la angustia, lo cual puede llevar a muchas personas a drama como vivido por Robinson Williams, la pandemia que hoy azota nuestro planeta puso de relieve la necesidad de la interdependencia entre los distintos países para serle frente a dicha pandemia, ya lo vemos por ejemplo en cuanto a las vacunas, las producidas en Rusia, en la Republica China, en la India, en el Reino Unido, en Cuba o en los Estados Unidos, son esperadas ansiosamente por todos los países del orbe para atender sus respectivas poblaciones, lo que reivindica la vida y la salud como los valores supremos de los seres humanos, más allá de lo material, tanto vale la vida de un pobre como la de un rico, los paradigmas y esquemas con los cuales interpretamos la vida y el desarrollo de las sociedades en el pasado, ya no nos dan repuestas apropiadas ante la velocidad de los cambios, y de los niveles incertidumbre de hacía donde vamos, hacia donde nos conduce el proceso civilizatorio globalmente hablando.
Quienes creemos en la evolución de la humanidad y no nos anclamos en los dogmas construidos en las escuelas de pensamientos como son el Liberalismo, el Marxismo, así como del pensamiento religioso y filosófico, sin dejar de reconocer sus valiosos aportes a la humanidad, entendemos que todos los fenómenos que ocurren a nivel planetario, regional y local son parte de la dinámica que se inscriben en el evolucionismo y progresismo de la especie humana, por supuesto que dicho proceso evolutivo no marcha de manera lineal y de velocidad uniforme, va en zigzag, a veces nos da la impresión de retroceso, pero su avance evolutivo es inexorable, el paso de la mecánica newtoniana a la mecánica cuántica y al campo unificado de la energía, así como el paso de la sociedad primitiva al esclavismo, luego al feudalismo y más tarde al capitalismo, lo demuestran, hoy el desarrollo de la electrónica y la nanotecnología, el internet, la robótica nos conducen a un futuro que difícilmente vislumbramos, y el cual no podemos interpretar con los marcos referenciales del pasado, pero que sentimos que nos llevará a otros estadios en el proceso civilizatorio, pareciera que todo responde a un plan trazado por un ser supremo, no lo sabemos, es una gran incógnita como lo es la vida misma. De allí que no podemos aplicar esquemas valorativos a los acontecimientos que están ocurriendo, sean de naturaleza telúricos, políticos y/o sociales. Seguramente que de esta pandemia del Coronavirus vamos obtener novedosos conocimientos y formas de convivencia social, de solidaridad y de amor al prójimo y distanciados del egoísmo, y el mercantilismo exacerbados, ello nos evitará sufrir las circunstancias que llevaron al actor de la "Sociedad de los poetas muertos" a la grave determinación a la cual llegó dicho personaje.