Alphonse G. Capone (Al Capone) figura en los arrabales del crimen en Chicago; como uno de los más connotados mafiosos y criminales. Desafío en todo momento con su carrera criminal a la justicia; entre sus andanzas estaban la explotación de la prostitución, el juego ilegal y el tráfico de alcohol. Era amo y señor del hampa. Creador y dueño del "Sindicato del Crimen". Entre una de las masacres, que lo catapultó como un criminal sin escrúpulo, fue la matanza de San Valentín (1929). Llegó a amasar una fortuna de más 100 millones de dólares. Pero como todo mañoso tiene su lado débil; el de él fueron los impuestos. De ser un criminal convicto y confeso, logró evadir a la justicia; pero lo que no pudo fue negarse a pagarlos. Un fiscal de Hacienda llamado Frank J. Wilson fue el verdugo que se coronó de gloria al poner tras las rejas a uno de los 30 hombres más buscados de EEUU, por 11 años; primero en la prisión de Atlanta y luego inaugurando la tristemente célebre penitenciaría de Alcatraz. Desde allí se daba el tupé de supervisar sus "negocios".
Ahora otro intocable, pero proveniente de las cumbres del poder económico; donde ha amasado una cuantiosa fortuna y ahora del poder político, que ostenta nada más y nada menos que la presidencia de los EEUU; nos referimos al troglodita Donald Trump. Ahora está en el ojo del huracán, con la soga al cuello y por los pitos que tocan es difícil que salga airoso de este entramado fiscal. Se ha negado a decir, cuánto ha pagado en impuestos federales. En un informe confidencial que se filtró a la prensa, ha señalado que solo ha pagado en los años 2016 y 2017 la pírrica cantidad de 750$; no pagó impuestos en 10 de los 15 años anteriores. Al salir la información, solo se limitó a decir parcamente: "pague impuestos", sin dar más detalles". No es un secreto que Trump es un mentiroso compulsivo, ante otra pregunta de una periodista sobre su evasión de impuestos, señaló: «Son noticias falsas. Son noticias totalmente falsas. Inventadas, falsas. Pasamos por las mismas historias, podrías haberme hecho las mismas preguntas hace cuatro años», dijo el presidente, nuevamente diciendo de manera inexacta que no podía liberar sus declaraciones de impuestos porque estaba en auditoría.
En estos momentos Trump está contra la pared; con unas elecciones presidenciales para noviembre que le amenazan con perderlas, con una guerra sin cuartel contra países que no se le arrodillan a sus requerimientos, con un coronavirus que lo amenaza con perder esa batalla, con un debate con su oponente Joe Biden, mas plasmado de descalificativos, agresiones y ataques, que de propuestas y ahora el mundo se le pone chiquitico como evasor de impuestos.
Donald Trump, no es un secreto para nadie, que recibe millones de ingresos al año, pero ha tenido una argucia y una percepción muy particular para inflar perdidas, disfrazándolas a través de otras cuentas; por ejemplo en los años del 2018 y 2019, Trump cancelo 26 millones en honorarios de consultoría como GASTO COMERCIAL. En todos sus proyectos, el informe no presenta detalle de la veracidad de los honorarios. Otra figura son las deducciones que dejan espacio para estas artimañas evasoras.
El The New York Times fue el encargado de abrir el ventilador y ha obtenido datos de declaraciones desde hace más de 20 años, de sus cuentas de empresas que comprenden su organización empresarial; incluida la información detallada de los primeros dos años en el cargo como presidente, no incluye sus declaraciones personales del 2018 y 2019. Está en discusión 72,9 millones de dólares que recibió mediante reclamo, después de declarar enormes pérdidas. Un fallo adverso; resultante de alguna auditoría, de reconocerse que no es procedente; podría salirle por más de 100 millones de dólares. Esto por supuesto le quita el sueño y no es para menos; para alguien que esta acostumbrado a ganar ganar.
En el 2016 Donald Trump prometió publicar la declaración de impuesto; pero no lo hizo, rompiendo con la tradición de los últimos 40 años, donde los candidatos y presidentes la han hecho. Lo cierto en todo esto, es que de cristalizarse una averiguación fiscal, podría arrojar luces de evasiones, fraudes, desfalcos que podría poner en riesgo su reelección y porque no la cárcel a este extremista, racista y supremacista blanco.