En el marco de cierta expectativa, por la significación que tiene para el mundo las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, se realizó el primer careo entre los candidatos Donald Trump y Joe Biden, resultando el evento no un encuentro de gallos finos sino, de dos patarucos, lo que pone en evidencia el grado de mediocridad de la política norteamericana.
Los temas que hoy sacuden la vida política de los Estados Unidos no fueron abordados con la seriedad de un debate presidencial, más bien se ignoraron, el racismo, el sistema policial represivo, la desigualdad social la política internacional, la política migratoria, el desempleo entre otros temas, quedaron fuera de este primer careo, para ubicarse a nivel del insulto y la descalificación.
Ambos se acusaron de mentirosos (y en esto parece ser lo único en que ambos tienen razón) y el moderador hacía grandes esfuerzos por centrar el debate y mantenerlo en los temas previamente acordados, pero resultaba tan difícil como ser arbitro de un encuentro de Kich Boxing . Allí se valía todo, cabezazos, rodillazos, mordiscos y patadas voladoras.
Joe Biden, quien dijo, que él era el partido Demócrata, se acordó del Rey de España, hoy prófugo y que dejó tras de sí una raya amarilla en España y mando a callar a Trump. Esto es como pedirle peras al Olmo, porque a un Bocón es difícil de mandarlo a callar, eso forma parte de su naturaleza.
Trump, respondiendo a las acusaciones de mentiroso que le hacía el gallo demócrata, le dijo "Joe, tu eres el mentiroso". Ambos tienen razón los dos son mentirosos y tanto la élite demócrata como la republicana, pueden conjugar el verbo mentir, hasta el plural: NOSOTROS MENTIMOS.
BIDEN, le dio un espuelazo en el ala a Trump, acusándolo de racista y payaso, aquí le damos la razón al demócrata, tiene las dos cualidades, le faltó agregar la de bocón y de evasor de impuestos.
Luego de dar dos vueltas a la gallera, para tomar aliento y respirar profundo, Trump, ripostó acusando a BIDEN de tener tendencias también racistas, lo que no resultaría extraño. Aquí le damos la razón a Trump. Le dijo A Biden, que en una oportunidad, quizás cuando el demócrata no tenía ni siquiera intenciones presidenciales, había dicho que: "los afrodescendientes eran depredadores de nuestras calles". Aquí hubo un gran silencio, el tema no se tocó más por aquello de ¿Quién tiene la cola más sucia?
Por momentos volvía el caos a la gallera y el moderador (mejor dicho el gallero o Juez de gallos), hacía esfuerzos para evitar el caos y les volvía a recordar, utilicen sólo el pico y la espuela y volvía a revisar las espuelas, por si acaso alguno de ellos, las había envenenado.
Vuelven los gallos (patarucos) a la gallera, donde son colocados nuevamente por el Juez para reiniciar el careo.
Biden, quien tomo un nuevo aire, ahora, retomó el ataque y se refirió a un tema que no podía faltar, el Coronavirus. Acusó a su oponente de entrar en pánico frente a la pandemia, aquí se quedó realmente corto el demócrata, porque no fue solamente que entró en pánico sino que ignoró advertencias de especialistas, lo que provocó su expansión y muchas muertes que podrían haberse evitado de actuar oportunamente.
Calma, Calma, le dijo Trump, como el Chapulín Colorado, "Que no Panda el Cúnico", nosotros estamos fabricando respiradores artificiales, cosa que tú no hubieras hecho nunca.
Los seguidores (apostadores) estaban enardecidos aupando sus gallos. Las apuestas crecían al ver que los patarucos apenas se rozaban. Dólar a centavos gritaban unos, otros, decían pago a la mitad, los menos, a dólar y medio.
No se avizoraba un ganador, se olvidaron por un momento de dos gallos, el Zambo Maduro y el Giro Iraní y otros temas que muchos seguidores pensaban serían abordados, pero como faltan dos careos más hasta noviembre, cualquier cosa puede pasar. No hubo heridas graves, pasaderas, morcilleras ni heridas de pulmón , sólo un pecuezeo los galleros (jueces), declaran empate y ahora los asesores de ambos andan desesperados, fabricando encuestas y buscando palangristas que puedan decir : ¿Quién ganó el debate?