Trump, como que pierde las elecciones, me lo dice eso que le “tumbó un virus comunista”

Viernes, 02/10/2020 03:24 PM

Dársela de víctima no siempre ha sido un arma eficiente, pero cuando prevalece en la comunicación lo emocional, lo propagandístico, eso que me gusta llamar ideológico, en veces da resultados.

Trump sin duda, hasta sus más embelesados admiradores lo admiten, es muy dado a manejar distintos recursos para incidir en lo emocional. Y eso va desde el exacerbado nacionalismo, lo racista, hasta todo lo que el armamentismo propagandístico le ponga a mano. Es evidente que en sus recursos intelectuales, su formación en el campo de la filosofía y Ciencias Sociales todas, no está su fuerte, pues lo suyo al parecer son los negocios. Pero si parece haber aprendido en la escuela de la vida el manejo eficiente del arsenal emocional, donde hay de todo, desde lo más sublime hasta lo pedestre y ordinario y vulgar. Y es en esta parte del inventario de donde el presidente de EEUU más se ha apertrechado. Aunque Biden parece ser también un tipo de esa escuela pragmática, sin sueños ni contactos con el cielo y hasta el olimpo de los poetas que prevalece entre la dirigencia estadounidense.

Sus relaciones con la gente que le ha rodeado, dada su condición de súper millonario y las expectativas, hábitos que eso crea justamente en tipos como él, le han formado una idea de superior, aparte de su condición de hombre blanco, rubio por demás, que le lleva a mirar a los demás como inferiores. Empieza todo en él y esa su condición de blanco supremacista, relanzado y sustentado por ser millonario desde cuna, lo que le forjó la idea de estar por encima de todo aquel que le rodea, tal como lo han manifestado hasta gente de su propio entorno familiar. Siendo él, superior y presidente de EEUU, de las primeras potencias del mundo, la primera de la parte occidental, y agregándole a todo lo anterior las ideas generadas en su escuela, la de su país, según la cual América suya comienza en el norte del Canadá y termina allá abajo en la Patagonia, o lo que es lo mismo, es creyente que nosotros, los de lo que Bolívar llamó "antes colonias españolas", somos el patio trasero de ellos y el resto del mundo no escapa de esa misma consideración suya. Y siendo así, está llamado, en este momento crucial de la historia de la humanidad, cuando según cree su país y los suyos, los supremacistas blancos, están amenazados, que no es más que tienen competencia fuerte y natural en el mercado mundial, con el admirable y sorpresivo crecimiento de China y otras potencias que, al contrario de la UE no se le someten, a asumir el rol de salvador y como mesías, pero no de los pueblos oprimidos, sino del gran capital de su país y el supremacismo blanco a los que ve amenazado y si no les ve, por lo menos él hará todo lo necesario para que así se vea.

Pero, pese todo lo escrito anteriormente, eso de Supermán, el Hombre Maravilla, Batman y toda la parafernalia que en el cine y la cultura estadounidense también hablan de esa superioridad y Destino Manifiesto, que encarna Trump, para proyectarse como el gran líder del país, "dueño de la humanidad", tiene mucho de lo truculento que usa lo que sea con tal de imponerse a los demás. Y en esto está lo de dársela de víctima, pues con tal de ganar no importa lo noble o no del proceder.

Pese lo de la superioridad, Trump se ha empecinado en ofrecer la imagen de un EEUU víctima de la cizaña y las argucias chinas. Es decir, el país asiático, estaría intentando agredir y hasta engañar a su país y a su gente. Por supuesto, se trata de algo así de un como engendro de morrocoy con gallo, donde el país poderoso, superior como el suyo, conducido por una raza superior, estaría siendo agredido con malas artes por uno y de una raza inferiores. Es como admitir que de hecho, sin la argucia inteligente de la honda, David es superior a Goliat. No se trata que el modelo económico de China, fundamentado en un desarrollo gigantesco de las "fuerzas productivas", en un país de una enorme población, ha sido exitoso y le pone a competir en abierta ventaja con todas las economías del mundo, incluyendo la de del país donde Trump es presidente y eso le permite entrar en el propio mercado de éste, sino que los chinos son el engendro del demonio comunista, del demonio y sus malas artes, que quiere destruir la democracia y libertad en donde llegue.

Trump ha hecho retroceder su país y si se quiere al mundo, a la etapa de la "Guerra Fría", aquel escenario donde el capitalismo, supuesto ejemplo de lo democrático, estaba sometido a la amenaza comunista de la URRSS. Y ha puesto de regreso a EEUU al derrotado y asqueroso mackartismo, según el cual, todo aquel que se manifieste contra lo racista, la guerra como método para resolver las diferencias, en favor de los derechos de los pueblos del mundo y de la gente explotada, es comunista.

En este sentido, la ridiculez de Trump no tiene límites. Pues no sólo son comunistas los pobres del mundo que reclaman justicia como el derecho a comer y existir, los árabes a la vida dentro de sus ancestrales creencias, los europeos que no se avienen exactamente a lo que él demanda, los chinos que elaboran su propio y particular camino, los americanos que sometidos desde siempre a la miseria buscan salir de ella y hasta ser independientes, sino también quienes dentro de su país, EEUU, luchan contra el racismo, la xenofobia y derecho a participar en la enorme productividad de ese su país. Y es comunista un demócrata, progresista como Bernie Sander, los congresistas y pueblo de origen latino, afroamericanos, hasta árabes y persas que luchan por su gente tenida como inferior y hasta extraña.

Lo del comunismo, el mackartismo, reedición de Trump, usado en provecho de lo emocional, el odio que ha logrado se acumule, es un arma que parece rendirle muchos frutos; tanto que uno observa por distintos medios como el recurso ha prendido y sirve para intentar defenestrar o descalificar a cualquier oponente. Tanto que, en Venezuela, no sólo es comunista el gobierno y hasta los repartidores de mortadela que hacen las veces de candidatos a la AN, los militantes mismos del PCV, sino toda la oposición que se apresta a participar en las elecciones programadas para diciembre. Y hasta todo aquel que se manifieste a favor de la opción electoral y contrario a todo lo bochornoso que represnta Guaidó. No lo son los partidarios de las opciones de Trump, la ultraderecha y en consecuencia, si de la violencia, la ilegalidad y lo antinacional.

¡Trump, como que pierde las elecciones! Pese el enredo del primer debate entre los dos candidatos, donde a ninguno de ellos, nadie sensato, dio como ganador y en el cual, al parecer abundó irrespetos y lo histriónico de parte y parte, en muchos medios se viene diciendo que Biden le aventaja. El mal manejo de la pandemia por parte de Trump, que lo ha llevado a banalizarla unas veces, la dureza con que ésta, hasta por él mismo y su conducta que suele descalificar a los científicos que dictan normas de conducta a la población, ha afectado la economía, han venido socavando sus fortalezas.

Y estando así, el supremacista, quien como Bolsonaro ha pensado y difundido que el Covid no es más que una simple e insignificante gripe, un poco de escalofrío y una tosecita, ante la cual no hay que alarmarse, no tomar medida de resguardo alguno porque lo importante son las inversiones, ha sido diagnosticado como portador del virus.

Y el virus, según él, es justamente uno de los tantos males comunistas difundidos por China para apoderarse del mundo. China no es el país que le ha venido doblegando en ese pulseo desatado desde hace unos años en el campo de lo económico, donde ante cada medida restrictiva suya para negarle acceso al mercado de EEUU, el país asiatico le responde, no con malas artes, sino dentro del campo permisivo de la economía y le anula, sino el fantasma, la fiera, la Caja de Pandora, el maligno comunismo engendrado en el demócrata Biden; y el virus que ahora le ataca se lo mandó el comunismo. Entonces, un Trump enfermo de Covid que bien pudiera estarlo, dado su negativa a tomar medidas, como el simple uso de la mascarilla y si ganado a infundir la idea colectiva que le sigan los pasos, sería expuesto al mundo como una víctima del comunismo y en consecuencia digno que el votante se decida contundentemente por él.

Es posible que en verdad Trump esté afectado por el virus, pues como solemos decir en nuestro lenguaje coloquial, "él mismo se lo ha buscado" y uno hasta pudiera decir, "quien quiere mal para sí mismo que vaya al cielo a quejarse", pero no es descartable que viéndose derrotado, como dicen algunas encuestas y opinadores conocedores de las intimidades del asunto, se sienta perdido e intenta usar eso como recurso electoral. Sería él una víctima, en plena carrera electoral, del virus comunista y la democracia de su país por lo mismo afectada. ¡Acaso no es esta la primera vez, por lo menos que uno sepa, un presidente de EEUU, en campaña electoral por la reelección, insiste en declarar que le están haciendo trampa y hasta amenaza, cosa también inusitada en la historia constitucional de ese país, con quedarse a la fuerza si llegase a perder las elecciones!

Además tal pantomima entra exactamente en el estilo y forma de cómo Trump aborda la política y la vida toda. Pudiera estar intentando dársela de víctima y del comunismo, una vaina inexistente pero creada por sus ideólogos y propagandistas, de cuyo grupo es animador directo y metida en la cabeza de mucha gente temerosa por el enorme poder publicitario del cual dispone.

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