Las elecciones presidenciales en los Estados Unidos constituyen un evento histórico significativo no solo para esa nación sino para el mundo, dada la circunstancia de ser un centro de poder mundial que impacta universalmente, pero ¿son realmente unas elecciones democráticas? Veamos
Lo primero es destacar que es una elección indirecta, es decir aunque los votantes intentan elegir a un candidato, en realidad lo hacen para sumar votos en los llamados colegios electorales a favor de uno u otro candidato, son los colegios electorales quienes eligen el presidente y vicepresidente de Estados Unidos. De esa forma no es una elección popular directa, por lo tanto no es democrática. Los votantes estadounidenses eligen a representantes que seleccionan a un candidato para el cargo propuesto de acuerdo a una proporcionalidad demográfica.
Lo segundo es que estos "Colegios Electorales", están constituidos por los llamados compromisarios o delegados que son los encargados de votar para elegir al presidente y vicepresidente, constituyen 538 representantes cuyos votos son emitidos cuando lo dictamine el Congreso, si la elección presidencial se efectúa en noviembre, un mes después o cuando lo determine el Congreso de los EEUU, los colegios electorales eligen al presidente, para hacer más complicada este tipo de elección.
¿Por qué tan complicada esa elección? Eso tiene una explicación histórica que intentaremos exponer con base al fundamento de la Constitución de Estados Unidos y con referencias de otros autores a quienes citaremos para observar el contexto.
La Constitución de EEUU data de 1787, salvo algunas enmiendas, el texto fundamental no ha variado en lo sustantivo a lo largo de 233 años y en el artículo 2 sección dos señala: "Cada Estado nombrará, del modo que su legislatura disponga, un número de electores igual al total de los senadores y representantes a que el Estado tenga derecho en el Congreso…"
Esos fueron y son los Colegios Electorales, cuyos miembros, postulados por los partidos, son seleccionados por los cuerpos legislativos de cada estado. Mediante un acuerdo realizado en 1824 todos los estados pactaron elegir a esos delegados basándose en el voto "popular", es decir en la elección para presidente y vicepresidente.
Todos estos enredos constitucionales tuvieron una razón de ser, puesto que quienes redactaron dicha Constitución, lo hicieron supuestamente para proteger los intereses de los estados federales, en realidad protegían los intereses de los propietarios de tierras, comerciantes y otros dueños de medios de producción con poder, que excusados en garantías para sostener el sistema federal de gobierno, implantaron un sistema electoral que les aseguraba el control del poder político. Tretas comunes que realizan los legisladores liberales o neoliberales para ocultar mediante armatostes legales, las verdaderas intenciones de su redacción.
Aunque a cada estado de la Unión se le asigna una cantidad de delegados de acuerdo al volumen demográfico de la entidad, no necesariamente gana el candidato que haya sacado más votos en la elección abierta, sino que son los números de los colegios electorales estadales los que deciden quien será presidente. Algo que a todas luces es antidemocrático y antipopular, pero con ese propósito fue concebido desde 1787 cuando redactaron la Constitución. Al Gore ganó por votación popular, pero en los Colegios ganó Bush en 2000.
El historiador venezolano Vladimir Acosta señala que quienes redactaron la Constitución fueron los llamados "framers" "autores, creadores, redactores y no los Padres Fundadores," una suerte de lobby de abogados al servicio de los delegados o los mismos delegados algunos de ellos abogados o leguleyos, que constituyeron la Convención de Filadelfia en 1787, "la mayoría de los 55 la formaban los plantadores, ricos poseedores de tierras y esclavos, los comerciantes y los navieros y los empresarios manufactureros (…)"1, la suma de ellos prestamistas especuladores y destaca Acosta no eran pequeños o medianos productores sino grandes especuladores del mercado financiero de entonces.
El notable historiador norteamericano Howard Zinn en una conferencia realizada en San Sebastián España en 1998 y entrevistado en el diario El País señaló que "Los americanos aprenden en el colegio que los padres fundadores fueron los grandes creadores de la Constitución"…"Pero nadie les enseña que fueron un grupo de hombres, todos ricos y blancos, que no buscaban crear un Estado, sino construir un sistema que no fuera pasto de las rebeliones". Y añadió: "La Constitución se creó para servir a los intereses de los poderosos, para que los ricos continuaran siéndolo y mantuvieran sus privilegios"2
Zinn fue radical al señalar que el propósito no fue crear un Estado, aunque se constituyó un Estado-nación como fue y es Estados Unidos cuyos fundamentos constitucionales no han cambiado en más de dos siglos y aunque ese modelo de "democracia" representativa ha moldeado los gobiernos de su periferia, salvo con excepciones "inusuales y extraordinarias", fue durante el siglo XIX un referente constitucional para las nuevos Estados-nación que insurgieron durante ese siglo, hoy resulta un cascaron ante los nuevos retos democráticos avanzados como lo muestra la República Bolivariana de Venezuela
El sistema político estadounidense, ni sistema político alguno, puede soportar ese modelo en tanto el mundo viene democratizándose aceleradamente y logrando sistemas sociales y políticos con sólidos procedimientos electorales populares directos y democráticos. Hay autores que sostienen que el modelo de votaciones estadounidense es plutocrático, un gobierno de los más ricos o influyentes, veamos el debate Trump/Biden desde el ángulo de los intereses de grandes corporaciones y nos damos cuenta de esa realidad.
"Uno de los enemigos públicos del presidente estadounidense (Donald Trump) es el magnate y fundador de Amazon, Jeff Bezos, también propietario del Washington Post,"3 en tanto las amenazas de Trump de legislar para limitar la influencia de ese sector comunicacional. En el lado contrario Joe Biden ha señalado que promoverá las inversiones de ese sector de la economía que mueve trillones de dólares en los capitales estadounidense y mundial. La revista Forbes señaló que "80 multimillonarios y sus cónyuges han donado al comité de campaña presidencial de Trump"4 como poderosos empresarios del sector inmobiliario, casinos y hoteles como Lorenzo y Frank Fertitta o de cosméticos como Ronald Perelman propietario de Revlon, quienes entregaron importantes "donaciones" a la campaña de Trump. Aguas arriba y abajo observamos la organización de una minoría contra la desorganización de las mayorías. Tal y como lo señaló la analista política norteamericana Dixie Swanson "El sistema que tenemos es muy enredado y no representa la voluntad del pueblo" 5. Dado las características del tipo de elección descrita anteriormente se expone una incertidumbre que debemos despejar: sea quien gane, la victoria, se la llevan los plutócratas puesto que ese sistema no acepta medias tintas ni pequeñas, ni medianas "equivocaciones".