Mafia internacional contra Venezuela

Viernes, 13/11/2020 06:04 AM

  • El saque a la Embajada de Bolivia, configura un delito de Crimen Organizado y debe ser no solamente repudiado por todo el Orbe, sino que debe aplicarse la legislación nacional (Bolivia- Venezuela) e internacional sobre los delitos transnacionales.

  • La acción hamponil es un buen ejemplo para que el mundo despierte y vea la catadura moral de los que pretenden por medio de la violencia apoderarse del gobierno en Venezuela.

Las informaciones que nos llegan vía medios internacionales sobre el desmantelamiento de la Embajada de Venezuela en la República Plurinacional de Bolivia, el robo de obras de arte, mobiliario, computadoras, libros y hasta el busto del Libertador Simón Bolívar, por parte de "diplomáticos" de facto designados por el autoproclamado venezolano para ejercer contrario a la normativa internacional esos cargos, revela la existencia de una Mafia Internacional, que debe ser enfrentada de acuerdo a las normas que se aplican en todo el mundo contra el crimen organizado.

Esta acción que se realizó contra nuestra Embajada en Bolivia, configura una serie de delitos, que de no ser castigados se corre el riesgo de caotizar las relaciones internacionales entre los países y crea un precedente muy grave, cuando se atenta contra el territorio de cualquier nación en el exterior, como se considera en el Derecho, la jurisdicción de una Embajada en un país extranjero.

La presencia de diplomáticos de facto, en nuestra embajada al margen de nuestro ordenamiento constitucional y al margen del Derecho Internacional Público, configuran un conjunto de delitos, como usurpación de funciones, violación a la constitución de la República Bolivariana de Venezuela, robo y sustracción de bienes públicos, que deben ser perseguidos no sólo por la justicia venezolana sino, también por la jurisdicción penal de la República de Bolivia, como igualmente estos graves hechos deben ser denunciados ante la jurisdicción penal internacional a fin de que se tomen las medidas pertinentes y se restablezca el orden internacional vulnerado flagrantemente por esta mafia internacional que se ha organizado contra Venezuela.

Así como está sucediendo en Bolivia, donde estos delitos se han cometido bajo el amparo de una dictadura que hoy el pueblo boliviano ha rechazado ampliamente, seguramente se están cometiendo contra otras embajadas de Venezuela, en otros países, cuyos gobiernos, violando el Derecho Internacional, no sólo han reconocido a "diplomáticos" de factos, sino, que a lo mejor están permitiendo la sustracción de bienes públicos cuya propiedad son del Estado venezolano.

La Acción Hamponil, llevada a cabo contra la Embajada de Venezuela en Bolivia, así como el robo de activos que pertenecen a nuestra república, los llamados sistemáticos de delincuentes que han huido de la justicia venezolana, a que a Venezuela se le apliquen sanciones, se le arrebate el Oro, que es de todos los venezolanos y preparen más acciones contra las propiedades públicas de Estado venezolano, configura, a mi juicio, una Mafia Internacional que actúa impunemente, con la anuencia de algunos países, que permiten esta especie de salvajismo en las relaciones internacionales.

Ahora bien, desde el año 2000 en Palermo, Italia, los países firmaron un Convenio de la Organización de las Naciones Unidas contra el crimen organizado, solicito a través de este artículo a las autoridades nacionales, que hagan valer el contenido del mismo.

Bajo la misma premisa del Convenio donde se establece que: si la delincuencia internacional traspasa las fronteras, lo mismo debe hacer la acción de la Ley.

En mi opinión si el imperio de la Ley se ve burlado por el crimen organizado internacional (y con los hechos de la embajada se configura una violación), el mundo se dirige a una especie de anomia en la relaciones internacionales, que nos trasladará al pasado, donde el uso de la fuerza, los cañones, la piratería, el chantaje y las amenazas prevalecían. Considero que ese proceder no es lo más conveniente para las buenas relaciones, la coexistencia, el desarrollo compartido y la paz entre las naciones del mundo.

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