La provincia de Trinidad

Lunes, 21/12/2020 08:41 AM

El 16 de febrero de 1797, una escuadra inglesa bajo el mando de sir Henry Harvey, se acercó a la isla de Trinidad. Estaba formada por cinco navíos, dos fragatas, tres corbetas, tres bergantines, una bombarda, dos "gruesos transportes", 28 goletas y 3130 hombres mandados, en el desembarco, por sir Ralph Abercombry. Hace un siglo que la marina inglesa tiene a su Almirantazgo concentrado en el Caribe, dando golpes en Puerto Cabello (1799), la Guaira (1743), Cartagena de Indias (1741), La Habana (1762), y con el brazo por todo el Atlántico. Su objeto es destruir la unidad de España, allí donde es más sensible, en América, en los reinos de las Indias, en las provincias. El 17 de febrero de 1797, por la mañana, el enemigo ingles desembarco en Puerto España. El gobernador de la provincia, José María Chacón, huyo y, curiosamente, regresó por la noche en compañía de un oficial inglés. El 18 se firmó una capitulación por la cual la isla pasaba a manos de los vencedores, sin pelea, sin gloria, ocupación por el ejército enemigo secular. El último gobernador de Trinidad, provincia de España, ámbito de Venezuela, José María Chacón, quien gobernaba desde 1783, permanece aún dos meses para entregar; luego sale para la Península, donde se le juzga como traidor.

El 27 de marzo de 1802 se firma un tratado en las casas consistoriales de Amiens. Están presentes José Bonaparte, por Francia; lord Cornwalles, por Inglaterra; José Nicolás de Azara, por España, y Roger Jean Schilmmelpennick, por Holanda. Hay en ese tratado dos artículos que se refieren a la lejana isla de Trinidad, en la vecindad venezolana, el tercero y el cuarto. Ésta es su letra: "Su Majestad Británica restituye a la república francesa y a sus aliados, España y Holanda, todas las posesiones y las colonias que les pertenecen, respectivamente, y que han sido ocupadas o conquistadas por las fuerzas británicas en el curso de la guerra, a excepción de la isla de Trinidad y de las posesiones holandesas en la isla de Ceilán […] Su Majestad Católica cede y garantiza en toda propiedad y soberanía a Su Majestad Británica la isla de Trinidad".

A partir del 18 de septiembre de 1797, mediante un acto de guerra, Trinidad se convierte en colonia inglesa; desde el 27 de marzo de 1802, España reconoce la soberanía extranjera; el 31 de agosto de 1962, la colonia inglesa adquiere la independencia bajo el nombre de república de Trinidad y Tobago. Ha tenido un solo gobernante, el escritor Eric Williams, quien ha escrito la historia de su pueblo amargamente.

Trinidad tiene dos grandes caras históricas: la primera como provincia hasta 1797; la segunda como colonia inglesa (1797´1962), de donde evoluciona hacia el Estado independiente que es hasta nuestros días. El historiador trinitario Jesse A, Noel ha escrito la parte olvidada por Eric Williams, en un volumen titulado Trinidad, provincia de Venezuela.

La provincia vieja: Trinidad aparece a los ojos del descubridor en el famoso tercer viaje. Desde entonces es visitada con frecuencia: 1516, Bono de Quexo; 1521, Rodrigo de Bastidas; 1530, Antonio Sedeña. Este último la recibe en gobernación, pero se entretiene en viajes a la Tierra de Paria, al frente, en Tierra Firme, sin asentarse en parte alguna. En 1550 la visita Martín López. Un intento de poblamiento se realizó en 1553, cuando Juan Sedano obtuvo una capitulación para ir como gobernador a la isla, aunque sólo se conservan los papeles de archivo. Más afortunado resulta Juan Trejo Ponce de León, cuya capitulación, firmada el 5 de enero de 1569, encuentra aplicación práctica con la visita llevada a efecto en 1570. Ponce de León era alcalde de San Juan Puerto Rico, cuyo conquistador fue su abuelo. Su expedición a Trinidad salió de San Lúcar el 27 de octubre de 1569; el 26 de diciembre desembarcan los colonos en los Farallones de San Esteban, costa occidental, y fundan la ciudad de la Circuncisión. Antes de los nueve meses había desaparecido todo, dispersos los habitantes, sin bastimentos, perseguidos por los indígenas y el rigor del clima. Se había previsto para la gobernación trinitaria de Ponce de León traer cuarenta vecinos de Canarias "por haber allí buenos oficiales de hacer ingenios de azúcar", es decir, se tenía conocimiento de lo que podría dar la tierra trinitaria. Quedaron nombrados y debieron actuar el contador Pedro de Bolívar, el tesorero Francisco Cobos y el factor y veedor Alonso Pérez de Aguilera. Cuando en 1588 asuma la gobernación vecina de Nueva Andalucía (Cumana) el portugués Rodrigo Manuel Núñez de Lobo, la isla quedará sujeta a su jurisdicción, en la cual se mantiene con su sucesor Francisco de Vides, 1590-1591.

Durante un siglo, Trinidad quedó al margen de los poblamientos, aunque se hicieran tentativas para convertirla en provincia. Será en 1591 cuando quede integrada a Guayana hasta 1713. Se trata de la acción de Antonio de Berrío, gobernador de Trinidad de Guayana, que es el nombre dado a todo el conjunto, que dependerá de la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá y no de Santo Domingo. Berrío recibe la gobernación en el Nuevo Reino y desde allí viene, por los ríos llaneros, hasta el Orinoco; Trinidad forma parte de su destino, como un punto de apoyo en la entrada del río. Como consecuencia del nuevo ímpeto poblador queda fundada la ciudad de San José Oruña el 19 de mayo de 1592. Será capital de la extensa provincia orinoquense hasta la fundación de Santo Tomé de Guayana el 21 de diciembre de 1595, sobre las márgenes del Orinoco, cerca de la desembocadura del Caroní en el Orinoco profundo. El gobernador Berrío y su ciudad trinitaria tienen que hacer frente a las pretensiones del gobernador Vides, de Cumaná, de evitar que Trinidad se le escape de su poder, y al mismo tiempo a la invasión de Walter Raleigh, el pirata ingles, caballero, bandido y escritor, que asola la ciudad incipiente y toma prisionero al gobernador hasta canjearlo en Cumaná por presos de su estirpe. El 10 de abril de 1596 llegó a Trinidad una expedición formada por 2000 personas, traídas desde España por el capitán Domingo Vera e Ibargoyen, agente de Berrío. Pero el gentío, como pocos en los esfuerzos pobladores, se dispersa, hambreado, desorganizado, mal dirigido. Cuando en octubre de 1597 muera Antonio de Berrío, la gobernación, no obstante, está consolidada con San José de Oruña en Trinidad y Santo Tomé de Guayana en el Orinoco, las dos capitales de la inmensa provincia que alcanzaba desde el Orinoco al Amazonas, aunque después se encoja hasta el Esequibo por el sur.

Don Antonio de Berrío fue sucedido en la gobernación de Trinidad de Guayana, llamada asimismo de Guayana y Trinidad, por su hijo Fernando, quien ya estaba en Santo Tomé en octubre de 1597. Convierte a esta ciudad en capital y nombra tenientes de gobernador en Trinidad. Se titula gobernador de Guayana solamente. El 4 de enero de 1604 informa al rey sobre sus actividades: ha explorado el Cuchivero y otros ríos de su jurisdicción, envió expedición al Esequibo, fundó otra ciudad llamada de los Arias. En febrero de 1612, el capitán Sancho de Alquiza llegó a Santo Tomé para residenciar al gobernador. Don Fernando es destituido y Alquiza se encarga del gobierno hasta 1615, cuando es nombrado Diego Palomeque de Acuña; este gobernante muere el 12 de febrero de 1618 en la batalla contra Raleigh, empedernido invasor; un interino, Juan de Viloria, le sustituye, hasta que regresa Fernando de Berrío, repuesto en su cargo el 29de mayo de 1619; viajó a España en 1622, cautivo por los moros, muere en Argel. Le suceden en el gobierno el capitán Luis Monsalve (1623-1630), EL capitán Cristóbal de Aranda (1630.1636), quien había como alcaide en La Habana; Diego López de Escobar (1636-1640); Martín Mendoza de la Hoz y Quesada (1640-1657), nieto de Antonio de Berrio; Pedro de Viedma (1657-1664); el capitán José de Aspe Y Zúñiga (1664-1668); Juan Bautista Valdés, interino (1668-1670); Diego Jiménez de Aldana (1670-1675); el capitán Tiburcio de Aspe y Zúñiga (1675-1682); el coronel Diego Suárez Ponce de León (1682-1687); Sebastián de Roteta (1687-1691); Francisco de Meneses (1691-1697); José de Leoz y Echalaz (1697-1699); capitán Francisco Ruiz (1699-1704); Felipe de Artieda (1704-1709); capitán Cristóbal Félix Guzmán (1709-1712); Pedro de Yarza (1712-1718); Martín Pérez de Anda (1718-1725); Agustín de Arredondo (1725-1731). Estos gobernadores están al frente de sus responsabilidades, legítimamente nombrados, en solución de continuidad. A partir de 1731 se suceden nueve gobernadores más, desde el teniente coronel Bartolomé de Aldunate y Rada (1731-1732), quien muere a poco de tomar posesión, hasta José María Chascón, nombrado el 12 de junio de 1783, mantenido durante dos períodos al frente del gobierno, hasta la traición de 1797.

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