Es evidente que el "enfermo" que gobierna a EEUU no tiene ninguna prueba de fraude, poder para imponer sus deseos ni respaldo judicial. Sin embargo, y a pesar de ello, este fin de semana fue grabado amenazando al secretario de estado de Georgia para que revirtiera los resultados allí obtenidos, de manera que él pudiera contar con los representantes de ese estado.
Esta acción luce sin sentido cuando se sabe que aún si hubiese conseguido sobornar, chantajear intimidar al mencionado secretario de estado, no contaría con los votos suficientes en el Colegio Electoral, para impedir que Biden sea juramentado como presidente.
Pero es que la bajeza del inquilino de la Casa Blanca tenía otra intención y no es otra que tener un punto de apoyo en su lucha.
De haber logrado su objetivo, Georgia sería una "prueba irrefutable" de que su reclamo tiene pies y cabeza.
Y es que Trump sabe muy bien, que ya no es posible evitar que Biden se juramente y ese, de hecho no es su objetivo real.
Su objetivo es ser candidato en 2024 y para ello necesita seguir caldeado los ánimos políticos
A él poco le importa que mueran algunos de sus fanáticos o que estos asesinen a los del bando contrario.
Su objetivo es reforzar en la mente de sus seguidores que han sido estafados, que la victoria les fue robada. Pero ¿por qué insisteir en algo que no le conducirá a nada?
Por dos razones:
1. Porque no es lo mismo ser un perdedor, que ser víctima de un robo. Su vanidad y prepotencia le impiden asumir el papel de derrotado.
2. Porque está pensando en 2024.
Quiere ser candidato en las próximas elecciones y para ello siembra en la mente de sus seguidores el deseo de venganza y por supuesto, él es el vengador ideal.
Lo veremos durante estos próximos cuatro años en una campaña de descrédito de Biden y reforzando en su gente los sentimientos ya mencionados.