Suicidio de la burguesía estadounidense incluso quemando a Trump en el curso de un fatídico itinerario fascista

Lunes, 11/01/2021 09:22 AM

Sigue crepitándose la coyuntura histórica abierta en 2008. Realmente es histórica. El discurrir de los hechos casi a saltos en el escenario internacional es una constante realmente imparable. Aquello es reflejo del agolpamiento de las leyes económicas que se agitan en lo más profundo del sistema. Leyes que están fuera de la voluntad de los hombres. Y han sido sorprendentes que están quedando grabadas eternamente en los anales de la historia universal.

En este marco, el itinerario en la que se mueve la vieja burguesía estadounidense en su tenaz confrontación inter-burguesa a fin de recuperar la hegemonía mundial perdida en 2010, es extremadamente fatídica. Aquel ha venido corriendo en el nivel geoeconómico en el que está terminando cada vez más ahogada en el charco de la enorme sobreacumulación de capitales, capitales ficticios (capitales basura). Una decadente burguesía que además está siendo aplastada por los resonantes acuerdos económicos estratégicos alcanzados últimamente por China, primero, con varios países asiáticos (Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda y los diez países del bloque del sudeste asiático ASEAN) y, segundo, con la Unión Europea, la máxima economía desarrollada del planeta y con el mayor PBI mundial (Tratado Bilateral de Inversiones, BIT). Esto mismo en el nivel geopolítico es muy sangriento desde noviembre de 2019 cuando inició su criminal ataque bacteriológico contra la humanidad entera. A continuación, su cobarde emboscada y asesinato del general iraní Soleimani el 3 de enero de 2020. También, su escandalosa fanfarria farsa electoral desde noviembre de 2020. Y recientemente su histórica derrota estratégica militar en el Golfo Pérsico. Todo esto ha sido muy grave para la burguesía estadounidense. Sus consecuencias, por supuesto, han sido claros procesos de desplazamiento y aislamiento de Estados Unidos en el ámbito internacional.

Así llegamos al 6 de enero de 2021 cuando en una acción sumamente temeraria desató un violento asalto a su santo Capitolio en Washington D. C., utilizando nada menos a sus células durmientes que operan en esta ciudad en una acción debidamente planificada con las fuerzas de seguridad y todo el poder del siniestro Estado estadounidense que está al servicio de esta cruel burguesía. Esto, en realidad, es una enorme cortina de humo para esconder la gravedad de la nueva situación mundial en el curso de su fatídico itinerario fascista desplazado hasta aquí, sobre todo las consecuencias que está ocasionando su ataque bacteriológico. No olvidemos que había ingresado a una coyuntura de aparatosas acciones que debían impactar a nivel de todo el globo terráqueo como fue el ataque bacteriológico y como fue su escandalosa fanfarria farsa electoral.

Cierto, el objetivo quemar a su monigote, Donald Trump. La burguesía estadounidense estaba aferrada a sus planes. El régimen de Trump ya no daba más. Había cumplido su ciclo. Incluso se había convertido en un lastre. Un lastre que debía desembarazarse. Cierto, la nueva situación mundial seguía avanzando en medio de duras tormentas económicas, políticas y militares. Aquella exigía a cualquier precio demoler las fuerzas productivas mundiales a fin de aperturar un nuevo ciclo de avance y prosperidad en el sistema capitalista, que, sin embargo, tal como lo observamos, se encuentra cada vez más cerca del abismo. Recalco esto a fin de que se entienda el porqué de la defenestración de Trump, que no es una decisión reciente, sino, viene incluso desde noviembre de 2019 cuando la cruel burguesía estadounidense inició el ataque bacteriológico, empezando así, a adentrarse en una coyuntura sangrienta signada por la desestabilización mundial y el fascismo, tal como lo he venido observando desde mis artículos anteriores.

Entonces ahora se entiende que todo esto no fue nada gratuito. De hecho, lo exigía, la continuidad de la pseudo democracia estadounidense. En los hechos una continuidad de recuperación de su hegemonía mundial perdida en 2010 bajo nuevas condiciones. Por supuesto esto en los hechos, en la marcha real de los acontecimientos de la geopolítica mundial, es un verdadero suicidio de esta burguesía que esta enceguecida en la forzada marcha en que está empeñada desde noviembre del 2019.

En realidad, lo del 6 de enero del 2021 fue algo totalmente vergonzoso para la cultura occidental. Bien se sabe que el capitolio es el símbolo de lo más importante de aquella seudo democracia, igual que la Estatua de la Libertad. Razón por la cual puedo sospechar, en un cien por ciento, aunque faltan poquísimos días para el 20 de enero, que Donald Trump terminara siendo destituido. Las voces ya están circulando, ejemplo, la que está asumiendo la Presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en este caso invocando la 25ª enmienda a la Constitución de Estados Unidos. Si esto, la destitución de Donald Trump, no ocurre, ciertamente la vergüenza mundial será mayor. Por supuesto esto ha estado en los planes de la vieja burguesía estadounidense. Es un libreto redactado por esta burguesía.

Algunos no entienden esto y se encaminan a lo más fácil, blandiendo la simplista teoría de los globalistas y los atlantistas.

Entonces la vieja burguesa estadounidense ha calado toda esta situación, ha observado la inmensa importancia de la actual coyuntura, al que considera de inaplazable, de vida o muerte, que si no resuelve puede tener graves repercusiones en un futuro inmediato, lo que quiere decir, que no puede quedarse con los brazos cruzados, tiene que actuar forzando la situación, máxime si se trata de evitar una marcha inexorable a su ruina total.

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