Creo que, cuando está a punto de transcurrir un año desde la declaración de la pandemia por la OMS, hora es de hacer una breve recapituación de lo ocurrido. Pero de lo ocurrido por arriba, del proceder tanto del poder científico como el político, al menos por lo seguido en España, en relación a un virus de comportamiento microbiano inédito...
Si reuniésemos los cientos de análisis, de consejos, de advertencias, de explicaciones, de diagnósticos, de pronósticos, de sentencias y de dogmas de todos los "expertos" del mundo en materia microbiológica, unos pertenecientes a los equipos de Sanidad de los gobiernos y otros independientes, incluidos los de la OMS, publicados o escuchados desde 1a declaración de la pandemia el 14 de marzo de 2020... Si luego contrastásemos sus categóricos titulares sobre el virus, su origen y su comportamiento, entre sí o entre los suyos y los consejos, análisis, etc de otros "competidores" de igual o similar oficio, todos deberían sonrojarse.
No habiendo precedente alguno del impacto en la sociedad de semejante virus, pero partiendo de la hipótesis de que lo hubiere, la jactancia y presuntuosidad que se observa en la actitud científica del momento sobre el caso, absolutamente desorientada, es vergonzosa. Resistiéndose a no dar explicaciones de todo aunque ahora sea, por ejemplo, situando la acción del virus mutado en cepas y origen específico en otros países, pone en evidencia la incapacidad de esos científicos microbianos para reconocer su ignorancia en este caso. Ello pese a que es proverbial que la actitud correcta en ciencia es la prudencia y la permanente corrección de errores y de fracasos para avanzar, pero no darle o rebuscar explicación a todo. Así, y por ejemplo también, después de venir sosteniendo sin margen de duda 11 meses que el virus tiene su origen en un laboratorio de Wuhan o bien de un pangolín o de un murciélago, resulta que una misión de expertos de la OMS acaba de anunciar que no ha encontrado pruebas del origen de la pandemia, y ve "altamente improbable" que el virus se haya fugado de un laboratorio de Wuhan; no habiendo podido tampoco identificar el animal que pudo transmitirlo al paciente cero. El resto de majaderías e histéricas medidas politicas a su rebufo a lo largo ya casi de un año, lo dice todo sobre la nula confianza que merecen los "expertos" en acción.
Considerando en conjunto todo lo sucedido hasta ahora y todo pronunciamiento rotundo de cuantos en el mundo tienen que ver con la Sanidad y la virología, incapaces de reconocer su impotencia ante un virus y un comportamiento que no pueden controlar más allá de la mascarilla, la distancia entre personas y la higiene recomendable siempre en situaciones que se les escapan de la mano como ésta, es patente que el ser humano es el mayor majadero de la Creación o la Evolución.
Un asunto, éste, que, si no mediasen numerosas sospechas acerca de lo que viene sucediendo concomitante con la presencia en la humanidad de un virus inédito, a cualquier ser humano no "experto" pero simplemente despejado, que no ha perdido contacto constante con la naturaleza, se le habría ocurrido zanjar tan dramático asunto con este único mensaje: "Miren ustedes, cuanto menos contacto tengan con los demás, menos posibilidades de enfermar. Si ustedes se contagian, no podrán decir luego que no se les ha advertido". Con ello no hubiese sido necesario dar un golpe de muerte a la economía de cada país, del sistema y al estado de ánimo y de desesperación de millones de personas. Aunque claro, eso debiera ser más o menos así... a menos que, como pienso y pensamos muchos, la pandemia haya sido precisamente la excusa para poner en marcha un objetivo: resetear el orden mundial para contener el desplome de la economía capitalista camino de otro crash como el de 1929.
Pues bien, todo lo dicho y hecho hasta ahora en relación a este virus por parte de los responsables públicos, salvo que sea una jugada maestra como la que apunto en el párrafo anterior, en cuyo caso sería una colosal perversidad, a los poderes epidemiológico y político no les ha importado ( y eso es lo que aparte otras cosas les hace sospechosos) que a los fallecidos por la pandemia se están sumando, con la misma o mayor celeridad que los contagios, los fallecidos literalmente abandonados de otras enfermedades, los inmensos daños a la salud mental y nerviosa de millones de personas, y el no menos inmenso daño a la economía de millones abocadas a la ruina y la miseria. Todo lo que acaba en una demostración histórica más de la ignorancia, de la incompetencia, de la impotencia y de la soberbia del presuntuoso ser humano, en un supuesto, o de su frenético afán de dominación, unas veces en el poder visible y otras en el poder en la sombra, en el supuesto alternativo.