El nuevo desorden mundial

Sábado, 13/02/2021 07:18 PM

Los políticos son muy dados a concebir frases ampulosas para impresionar, bien para conquistar a un electorado o bien para conmover a un conglomerado, de manera que lo que se pregona pareciera que fuese la solución final. Así bien, cuando el presidente James Moroe expresó "América para los americanos" que dio origen a la doctrina que lleva su nombre (1812), en verdad se debe a John Quince Adams, la cual establecía que cualquier injerencia europea en América sería vista como un acto de agresión que ameritaría la intervención de los Estados Unidos de América. Pareciera que la intención de tal doctrina era bien intencionada, algo así como un papá protector de unos países indefensos. El verdadero propósito de aquella doctrina era el control del mercado centro y sur americano, es decir, ejercer un monopolio y tener control de las rutas comerciales. La falsedad de esta se advirtió con la guerra de las Malvinas, cuando los barcos acorazados británicos navegaron por los mares americanos, ante la indiferencia de EEUU. "América para los americanos" encierra un sistema de injerencia en los llamados "patios traseros".

Otra frase grandilocuente que llenó columna de la prensa comprometida fue "La alianza para el progreso". Como siempre, su finalidad era el "propósito magnánimo" del gobierno de USA que aparentaba la ayuda económica, política y social de los EEUU, propuesta por J. F Kennedy entre 1961 y 1970. Algo así como un plan Marshall en chiquito. Esto implicaba una inversión de capital de las empresas norteamericanas, establecimiento de regímenes democráticos, la planificación económica social, entre alguna de sus metas. Evidentemente, detrás de esta "alianza" se escondía un intervencionismo descarado, como era la imposición de gobiernos democráticos representativos (bipartidista), complacientes a los intereses gringos, una inversión de capital para que las empresas gringas se beneficiaran con los monopolios made in USA. De esta manera se impulsaba una economía dependiente del mercado capitalista norteamericano, tal como sucedió en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, cuya secuela todavía la está sufriendo.

No cabe duda, el invento de frases grandilocuentes dan resultado, sobre todo cuando la prensa comprometida las repite en todos los medios de comunicación capitalista. Una de las que recuerdo es "el nuevo orden mundial". No sé si será manía de una mente senil, pero siempre que la oigo me suena a Billy Gate, George Soros, Carlos Slim, Mark Zuckerberg, Rothschild, el grupo de los siete, foro de Davos…es decir, tal eslogan apesta a billete. Ese lema se utiliza para referirse a un nuevo período de la historia caracterizado por cambios dramáticos de ideologías políticas y el equilibrio de poderes a nivel global. Tras la aparición de tal frase surgió la creación de la Naciones Unidas, como resultado del fracaso de la Liga de las Naciones, además, también germina el acuerdo Bretton Woods (1944 en la localidad que lleva este nombre en Nuevo Hampshire, EEUU), en ese momento y en ese lugar también se decidió la creación del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, usando el dólar estadounidense como moneda de referencia. Con estos instrumentos Wall Street se levantó y se consolidó, asegurando así la libertad absoluta del dios mercado para asegurar el éxito. No esta estaba equivocado, el nuevo orden mundial es una inmundicia.

La tecnología y los nuevos tiempos transformaron el nuevo orden mundial en el decrépito orden mundial y en vez de usar frases utilizan una sola palabra que abarque el universo y es por eso que las grandes corporaciones inventaron "la globalización" que derivó en el unilateralismo, es decir el mundo unipolar. Este fue el sistema que le puso la guinda a la torta, después de esto no había nada que inventar. Esto incluía la globalización cultural, social, política y económica, es decir, una sola manera de comportarse. Dicho término se refiere a la integración económica de economías nacionales, regionales, alrededor del mundo a través de un incremento de transacciones fronterizas de bienes, servicios, tecnologías y capitales. En verdad, todas esas frases suenan bonito, pero la realidad es otra. Aquella no era más que la mundialización de la economía de mercado bajo el paradigma del capitalismo norteamericano. La globalización degeneró en que las empresas grandes de los países desarrollados se trasladaran al tercer mundo buscando mano de obra barata, pagar menos impuestos y que finalmente ocasionó la quiebra de las industrias criollas. Así mismo, las empresas con alta tecnología globalizadas reemplazaron la mano de obra generando desempleo y la desaparición de las fábricas nacionales. Los países desarrollados, como consecuencia del traslado de las empresas al tercer mundo (Asia, África y América) cerraron las fábricas en sus países ocasionando despidos y caída de la economía. Así mismo, los países como China, hacia donde se trasladaron las fábricas de los países desarrollados, aprendieron de estas y se convirtieron en estados productores con tecnología propia que desplazó el antiguo orden. América Latina actualmente padece todos los males del nuevo orden mundial y de la globalización como, por ejemplo: el crecimiento económico sin empleos; la concentración de la tecnología en el Norte; la destrucción del medio ambiente; el desarrollo del modelo de crecimiento basado en las exportaciones; la privatización de las empresas estatales, entre tantos males. Aquí comenzó todo.

Finalizado la globalización se habla del multilateralismo, se acabó el mundo unipolar, la globalización se hundió en el foso porque la economía se trasladó de occidente a oriente, específicamente hacia Asia, mejor dicho, a la China. El made in USA ya no se lee en los centros comerciales, ahora aparece made in China en las mercancías de las grandes cadenas comerciales. Por esto mi mente senil piensa en el "nuevo desorden mundial". EEUU y la UE no quieren entender que su tiempo se les acabó, que surgió un nuevo orden que los desplazó que transformó todo esto en un desorden. Las alianzas económicas y diplomáticas hay que reconsiderarla. Hay que permitir que Irán y Corea del Norte desarrollen su programa nuclear sin permiso de nadie. Los candidatos progresistas que ganan elecciones no deben ser sometidos a una evaluación por parte de EEUU ni de la UE, es el derecho de los pueblos de elegir sus gobernantes. Los estados, al lado de su gobierno y el pueblo están obligados a utilizar sus recursos naturales para el desarrollo, así alcanzar la industrialización y adelantos tecnológicos. Tal como sugirió Chávez, hay que reducir el índice de pobreza con base a programas sociales con el financiamiento directo del mayor tesoro de los venezolanos, como es el petróleo y no para que las transnacionales de la energía se hagan más ricas. Es el nuevo desorden mundial

Estamos en el nuevo desorden mundial, EEUU y la UE no intervienen con tropas sino a través de las sanciones económicas, financieras, boicoteconómicos y reaparece la piratería. Estas formas de hacer la guerra tienen la ventaja que no tiene horario, basta pisar una tecla y los países no sumisos a los mandatos de los antiguos imperios quedan fuera del sistema financiero internacional. Que se jodan los gobiernos y sus habitantes, los muertos no importan. Después, quienes crearon la crisis divulgan a través de los medios que el país sancionado sufre una crisis humanitaria y por eso hay que intervenirlo. Es el nuevo desorden mundial.

En este nuevo desorden internacional EEUU y la UE se niegan a reconocer que ahora la globalización es China, Rusia e Irán. Que en el país de Mao surgió un capitalismo de estado controlado por un régimen comunista (algo paradójico) no contemplado en los programas de las universidades gringas ni en las inglesas, que con sus métodos tiene un control político, ideológico y social, con una economía de mercado. Que, como consecuencia del nuevo orden mundial, hoy viejo, y la antigua globalización, EEUU hace muchos años dejó de ser un país productivo y se convirtió en un vendedor de servicios, dejado en manos de los chinos la elaboración de la tecnología y los productos industriales.

El nuevo desorden mundial se está consolidando y de seguro dará sus frutos, con la esperanza de que se cambie los parámetros, que la riqueza de la tierra no se transforme en réditos para el 1 % de la población mundial. Tengo la esperanza que los retazos de lo que nos queda del planeta lo podrán disfrutar todos lo habitantes, independientemente de la nacionalidad, color de piel, modalidad sexual, sexo, credo religioso y todo elemento que podría crear diferencias entre los seres humanos. Sin embargo, en este desorden la guerra no para en sus diversas formas, bien los expresó Goethe: "La guerra es en verdad una enfermedad durante la cual se desvían todos los bienes útiles a la salud y a conservación de la humanidad, para alimentar contranatura a un extraño". Lee que algo queda.

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