España: Movilización o corrupción

Miércoles, 17/03/2021 12:55 AM

Pablo Iglesias deja el gobierno y se presentará como candidato a las elecciones autonómicas de Madrid del próximo 4 de mayo. Ayuso las convocó por sorpresa, el martes día 10 para evitar que el efecto Murcia llegara a la joya de la corona de la derecha, la comunidad más rica, más interconectada en el mundo global, y centro de poder político y financiero del reino.

El régimen del 78 está literalmente cogido con alfileres. La inestabilidad institucional lo domina. El simple anuncio de una moción de censura en Murcia ha acabado provocando la ruptura del gobierno de coalición de PP y C’s, la convocatoria de elecciones en Madrid y una crisis en el gobierno del Estado. El régimen aguanta por el espaldarazo legal que representa la UE, la inyección de dinero que ello significa y la falta de maduración de una alternativa.

La moción de Murcia, diseñada por PSOE y C’s como un golpe de mano palaciego que perseguía reforzar y ensanchar el centro del frágil báculo constitucional del 78, se ha saldado con un estrepitoso fracaso.

En las conjuras, la compra de cargos, el ventajismo y, sobre todo, los sobres juegan el papel central. Y ya se sabe que, tratándose de sobres, el PP no tiene rival. Hoy se conoce que parte de los negociadores de C’s, como buenos tahúres, jugaron desde el principio con dos barajas.

En Madrid los alumnos de Esperanza Aguirre y Aznar, criados a golpe de Tamayazo, Gürtel o papeles de Bárcenas, han tocado arrebato y a través de la convocatoria anticipada de elecciones, esperan que las urnas “aclaren el panorama del autodenominado centro derecha español”. Dos años de parálisis gubernamental acaban en una guerra organizada por la derecha para intentar apuntalar al PP y barrer a C’s. Un plan que, aunque desplegado a trompicones y con grandes dosis de precipitación, necesita para vencer de la apatía de una población castigada duramente por la pandemia y sus efectos en forma de precariedad, empobrecimiento y desigualdad. Un plan que deberá hacerse fuerte en el hastío que provoca el politiqueo y en ahondar el desconcierto general que ha dominado la vida de las divididas izquierdas sociales y políticas en la Comunidad. Para ganar, Ayuso y Vox necesitan del silencio de la gente y de su abstención y por eso los trabajan a fondo.

Las izquierdas, pueden vencer, pero la condición para lograrlo está en la movilización por y para votar.

Necesitamos un proyecto de rescate ciudadano que responda a la emergencia social, humana, sanitaria y económica que vivimos. Un proyecto que precisa para ganar de la máxima unidad. Bajo esta pandemia, votar supondrá, sobre todo, un acto de afirmación de un conjunto de propuestas claras, simples, comunes y compartidas, y un grito a favor de la libertad de la mayoría contra la minoría superrica que nos la roba mientras Ayuso debilita la salud pública, la educación, el derecho a la vivienda o los derechos de las mujeres y el pequeño negocio.

La aparición de Pablo Iglesias como candidato debe ser vista como una ocasión para combatir la abstención. La condición es que coadyuve, alrededor de ese programa de emergencia, a superar la división de las fuerzas a la izquierda del PSOE (Más Madrid y Unidas Podemos).

Comienza una nueva batalla entre la corrupción y la movilización con Madrid como plaza en juego. Ganarla está en nuestra mano.

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