Lasso, en Ecuador enlazó a Arauz, por los malos políticos como Wil Rangel, el de acá

Lunes, 12/04/2021 01:26 PM

Ayer domingo escuché por televisión, desde la AN al diputado Wil Rangel, representante del Psuv y el gobierno, al referirse a un colega suyo. opositor que, objetivamente hablando, ayudó en la lucha por rescatar ese organismo del Estado y dejar de lado y hasta como en la estaca, dependiendo sólo de un apoyo externo sin sustento legal y moral a Juan Guaidó y lo que este representa, llamarlo "diputado de la extrema derecha".

En política, el discurso tiene un alto significado; mediante él se exponen los programas, los fines, el por y cómo hacer las cosas. Hasta lo que el tipo lleva adentro, en las vísceras y en el poco entender. Puede suceder que también tenga una alta carga intimidatoria y hasta intención de restarle valor y figuración política y moral a quien él está dirigido, como cuando en ese mismo organismo, factores del gobierno, acusan a la gente del PCV, de agente del imperialismo, sólo por este intentar plantear, en esa instancia, el asunto del salario.

Por eso mismo del discurso que se oye y uno les oye habitualmente, no sé a ciencia cierta, si Wil Rangel tiene los suficientes elementos teóricos, culturales, autoridad, en fin, para hacer definiciones de ese tipo. Pero sí sé, por la experiencia de haber vivido largamente que, en el lenguaje coloquial de esos políticos, que se autocalifican apriorísticamente de la izquierda, por estar dentro de un universo que se define como tal, y por su relación, en veces artificial y burocrática con "la clase obrera, ser de la "ultraderecha", es un asunto deshonroso.

Lo anterior, quiere decir que, Rangel sólo intentaba agredir al diputado a quien se refería. Pues no teniendo los suficientes recursos intelectuales y discursivos para descalificarlo, en el mejor sentido del término o restarle validez a sus opiniones, apeló al habitual de los "desarmados". Y digo esto porque, me embarga la idea, que el personaje al cual me refiero, quien por cierto no se formó entre los sindicalistas que han luchado contra el imperialismo y fundamentado en los preceptos y teorías del anticapitalismo, lo que implica hasta vivir en función de eso, no tiene idea exacta quién en verdad es el enemigo.

Es más, puedo casi asegurar que, tampoco sabe qué significa, caracteriza, a alguien como de ultraderecha; dudo, por no decir niego, para no caer en radicalismos ni en afirmaciones que podrían sernos rebatidas, que en esa "oposición" de la AN, haya gente merecedora de tal clasificación y calificación peyorativa. Sí sé, sin duda, que hay mucho socialdemócrata en ella y en gobierno porque, entre los bagres siempre se mezclan furtivamente las guabinas; y hasta en el partido de gobierno hay gente de la derecha.

La actitud de la gente que forma la "oposición" en la AN no es merecedora de tal califitivo que usó Rangel y, menos es esta la oportunidad de andar con eso por delante, porque eso sería un mal trato, un intento divisionista, agresor, contra quienes han respaldado al gobierno en la tarea de rescatar la AN, hacer valer la legalidad, los actos electorales y, hasta con su discurso, el cual suele condenar la violencia, sanciones, bloqueo y agresiones del imperialismo.

La discrepancia la habrá siempre; afortunadamente, esto, es como diría Jean Paul Sartre, un asunto que la dialéctica totaliza, como se totaliza así misma, y siendo así lo comprende. Donde hay dos hombres hay dos cerebros, dos audiciones, visiones de la realidad y dos maneras de aprehenderla. La sociedad es diversa. Ser distintos, mirar distinto en un momento, ante un hecho, no hace a quienes en eso incurren enemigos. Es así de bella la realidad. De lo que se trata, es sentirme obligado a compartir mi visión con el otro y buscar un punto de encuentro, el dónde ambos podamos compartir el por hacer. Sobre todo cuando el gran enemigo acecha.

Una cosa es aquel que, por razones de clase, por compromisos con grupos económicos, como el gran capital y el imperialismo, asume posiciones políticas tan alejadas al interés nacional que hace inalcanzable acuerdo alguno con quienes este privilegian. Otra quien difiere, si bien en cosas importantes, representa un acuerdo posible que permitiría avanzar, dentro de una coyuntura dada. No hay duda que, esa oposición agredida verbalmente por Rangel, contribuyó a restarle valor y hasta respaldo a Guaidó y validó la legalidad del proceso nacional.

Las elecciones de Ecuador, en las cuales terminó triunfante Guillermo Lasso, revelan una vez más, como la mala relación o mal manejo de la política de aliados entre la izquierda, forma parte sustancial de las causas o motivos de esos resultados.

Lasso, en la primera vuelta alcanzó el segundo lugar, en un resultado sumamente estrecho a su favor, pues el movimiento indigenista Pachakutik, que se autodefine como de "la otra izquierda", ecologista, anticapitalista y antimperialista, con la candidatura de Yacut Pérez, obtuvo casi los mismos números que él. De donde la votación, haciendo una evaluación mecánica, puramente cuantitativa, parecía, ante cualquier observador, que la candidatura de Andrés Arauz, tenía motivos para imponerse fácilmente en la segunda vuelta.

El Pachacutik, llamó a la abstención, alegando que Arauz y el correísmo, eran lo mismo que Lasso y los suyos. Pero los hechos mostraron que sus votos, en buena medida, se sumaron, a quien si pudiera merecer el calificativo de ultraderecha.

Al margen de lo que pudiera ser exactamente el movimiento Pachakutik o mejor su dirigencia, es bueno recordar que ese movimiento tuvo una importante actuación en las acciones de protesta contra Lenin Moreno y el FMI que, en buena medida, significan lo mismo que Guillermo Lasso.

Por documentos que tuvimos la oportunidad de leer antes del primer acto electoral y luego antes del segundo, el Pachacutik, o lo que ellos mismos "llaman", la otra izquierda", con lo que le dan la "correísmo", esa misma calificación, justificaba su distanciamiento de este factor, porque mientras fueron gobierno, nada sustancial, desde su perspectiva, se hizo por abrir una opción económica y manejo del ambiente distinto al rentismo, que aliviase las condiciones de vida de la población indígena.

Si uno toma esos reclamos como ciertos y justificados, que bastante de eso tienen, no justifica que, por acción u omisión, el Pachacutik haya transferido sus votos a la derecha de Lasso.

Pero no hay duda que tiene valor preguntarse por qué sucedió todo aquello, no es suficiente quedarse en la simple condena, más si de golpe uno descubre que hay más de un culpable; tanto como del otro lado, tampoco se puso el empeño necesario para buscar acuerdos entre quienes, sustancialmente, por razones de clases y objetivos que persiguen, les sobran espacios y motivos para eso.

No basta apostrofar al otro y culparlo, cuando yo también podría tener culpa en todo aquello. Pues, así como no estoy dispuesto a arrodillarme ante quien podría ser mi interlocutor, creyendo que me asiste la razón, el otro tiene fundamentos respetables para asumirse de la misma manera.

Esa cosa aspaventosa, de mal gusto, de Mil Rangel de llamar a un integrante de la AN, esa que ha sido su aliado en el logro de objetivos fundamentales contra quienes quieren imponer sus valores políticos e intereses económicos, ajenos a la nacionalidad, como de ultraderecha a manera de herir o la de quienes llaman al PCV, por poner énfasis en el salario de los trabajadores, con lo que atribuyen esta lucha inherente al capital nacional y extranjero y contra de ellos, agente del imperialismo, solo sirven para ahondar las divisiones y favorecer al verdadero enemigo.

El Pachakutik, con plena conciencia o sin ella, objetivamente hablando, favoreció los planes del imperialismo para América del Sur y con ello, desde lejos, afectó a Venezuela.

De la misma manera, quienes ponen por encima de todo o, para mejor decirlo, de la contradicción fundamental, la lucha contra el gran capital que ahoga a las multitudes, la que envuelve y va aparejada indisolublemente a la correspondiente al salario, sus pequeños intereses de control, como si los aliados no le hiciesen falta, terminan haciendo lo mismo que hizo el Pachakutik.

Calificar a cualquier diputado de la AN, por discrepar de algo que este dijo, de ultraderechista o agente del imperialismo, sólo por el afán de ofender, restarle valor y pertinencia, sin ningún apego a la realidad, a los propósitos que ahora aquél sirve y persigue, además de tener rasgos de infantilismo, solo sirve para ahondar las diferencias y promover acciones hasta insensatas como eso que, "la otra izquierda" ecuatoriana, haya preferido favorecer al candidato verdaderamente agente del imperialismo, Guillermo Lasso.

Y esta experiencia es buena para tomarla como referencia para revisar la política interna de Venezuela, no sólo la inherente al universo de la izquierda, habiendo como hay "otras izquierdas" y sectores progresistas, no sujetos al imperialismo, que buena falta hacen, en un momento que este está dispuesto a todo y, en efecto, hace esfuerzos por dividirnos; y en estas circunstancias, nadie sabe de dónde puede saltar la liebre, como quien nunca eso pudiera imaginar y, hasta en verdad no querer, termine sirviendo a los intereses del enemigo común, como lo ha hecho el Pachacutik. Lo que niega que, del otro lado, tampoco se puso el esfuerzo necesario para reconocer el diferente.

 

 

Nota leída aproximadamente 3231 veces.

Las noticias más leídas: