El 6 de junio de este año 2021 se va a realizar la segunda vuelta para elegir al próximo presidente de la República de Perú. Dos candidatos se disputan el principal cargo de gobierno de este país andino-sudamericano: Keiko Fujimori y Pedro Castillo. A escasas semanas de tal acontecimiento, sendas estrategias están en marcha, en procura de lograr el objetivo de pasar a controlar un país-territorio que, en sus 1,2 millones de km², contiene vastas riquezas mineras, agrícolas, forestales, pesqueras, de biodiversidad, turísticas y de hidrocarburos.
De acuerdo con las encuestas que se han publicado, Pedro Castillo tiene muchas posibilidades de alzarse con el triunfo. De ser así, entonces se habrá producido lo que se podría llamar "el asalto a Lima", no sólo porque esta ciudad capital es la sede del poder ejecutivo, la Casa de Pizarro, sino porque esta metrópoli se presenta como el principal foco de resistencia al empuje que, desde la provincia peruana, trae el candidato de Perú Libre. Como se sabe, en la primera vuelta, Castillo fue el más votado en la mayoría de los departamentos de Perú, a excepción de Lima, ciudad ésta que concentra un tercio de la población peruana, por lo que, éste es el gran escollo a vencer.
El caso de Castillo es muy interesante desde el punto de vista de la estrategia electoral-territorial que se ha seguido. Él es un candidato que se formó en las luchas sindicales y campesinas en el norteño departamento de Cajamarca, y fue postulado por el partido regional Perú Libre, fundado en el serrano departamento de Junín. En su apoyo se han sumado corrientes de extracción campesina, indígena, ambientalista y popular, de todo el interior de Perú, que parecieran tener el firme propósito de confluir en Lima, para tomar el poder, por la vía de los votos. En cuestión de semanas, es posible que se produzca entonces un significativo acontecimiento geopolítico, tanto a lo interno de Perú, como en el contexto andino y sudamericano en general. El próximo 6 de junio se despejará la incógnita.