Colombia ha entrado en una situación de confrontación de clases con pronóstico reservado sobre algún desenlace. Ello perfectamente puede verse por la magnitud con que la mayoría de los sectores golpeados por la crisis han salido a las calles a protestar y por la claridad con que se han esgrimido algunas demandas, que van más allá de la parcialmente derrotada reforma tributaria que pretendía imponer Duque.
La reforma tributaria, que no es la única del paquetazo preparado por el gobierno, ha colmado el malestar anidado en el pueblo colombiano, golpeado brutalmente por la crisis económica y exacerbada por la pandemia del Covid 19. El costo de la vida, masacres paramilitares contra dirigentes sociales, manejo de la pandemia, soberbia gobiernera, deterioro de la salud pública en general, entre otros, son el coctel antiobrero y antipopular contra el que ha salido a pelear la juventud colombiana, los trabajadores, las mujeres … ¡millones!
La movilización ha obtenido hasta el momento el triunfo parcial del retiro de la reforma tributaria por parte del uribista Duque, pero además ha sacado al ministro de hacienda Alberto Carrasquilla y ha metido al gobierno y al régimen en una tremenda crisis, pues, su plan, tal como lo ordena el FMI, El Banco Mundial y la OCDE, de que la crisis la sigan pagando los mismos de siempre, está a punto de volar completamente por los aires.
La movilización le ha pasado por encima a los burócratas del Comité Nacional del Paro (CNP)
Lo cierto es que hablar de paro en Colombia en el marco de estas jornadas recientes es algo muy relativo, pues no es precisamente un paro de la producción lo que ha marcado la pauta, y si ello no ha sucedido es responsabilidad exclusiva de las centrales obreras como la CUT, la CGT o FECODE, que están agrupados en el CNP. Instancia para la que, por cierto, han obrado de manera muy burocrática por manejar y controlar.
Hasta hace poco el CNP se había limitado a hacer llamados al gobierno a partir de un petitorio que le hicieron llegar el año pasado y, ante la indiferencia del ejecutivo, e incluso han convocado a la conferencia episcopal para que haga de intermediario. O sea, el CNP quiere convencer al gobierno que les escuche a ellos en lugar de los empresarios y a los organismos multilaterales del capital financiero mundial como el FMI y los otros que nombro mas arriba.
Pero luego de casi una semana de movilización, el CNP no ha tenido más alternativa que sumarse a las voces que convocaban para volver a las calles el miércoles 5 de mayo. Lo hace bastante atrasado, por su juego calculador y por su reflejo burocrático y de practica perenne conciliadora con las instancias patronales. Es algo a tener muy en cuenta por los diversos actores, factores y el grueso de la población movilizada, porque indudablemente que urge alcanzar rápidamente altos niveles de organización que reflejen genuinamente a la masa trabajadora y la juventud que ha estado al frente en las calles.
Esas nuevas instancias orgánicas que surjan y se consoliden al calor de la rebelión deben funcionar de manera rotundamente distinta a como lo ha hecho el CNP. Se debe funcionar con democracia obrera y popular y sabiendo recoger todo el caudal de demandas que reflejen los sectores laborales, barriales, campesinos y sociales que vienen protagonizando esa enorme manifestación democrática y de poder originario.
Hablar de nuevas instancias orgánicas incluyen el terreno sindical, social y por supuesto político. Toda esa energía que se ve en la gente hastiada del establecimiento colombiano tiene que encausarse y canalizarse para seguir avanzando en la cualificación orgánica y programática de la movilización. Es vital comprender a velocidad de vértigo, en quienes realmente confiar y como solidificar esa premisa.
Gustavo Petro y su pacto histórico: Mas conciliación reformista
El papel reformista e igualmente conciliador de clases de Gustavo Petro ha quedado más que patentado justo en un momento en que se dividen seriamente las aguas. Petro saluda y aúpa la movilización declarativamente, pero es incapaz de hacerse parte de ella. Hace llamados conciliadores a Duque recurriendo al sentido patriótico y por el bien la institucionalidad. Su cálculo electorero le brota por los poros y juega a que todo el descontento se canalice rumbo a las elecciones presidenciales y parlamentarias del próximo año.
Es decir, justo en el momento en que las masas están poniendo en jaque al gobierno y a todo el régimen burgués, corrupto, mafioso y criminal, el dirigente de la Colombia Humana intenta o hace el papel de freno y contención para que según "los colombianos no se maten entre ellos". No es electoral la salida para el pueblo colombiano, no es confiando en ninguna institucionalidad del régimen que pueden cambiar la situación general y no es escuchando a Petro en estos momentos trascendentales que se puede avanzar hasta derrotar todo el paquetazo uribista y al gobierno asesino de Duque.
El papel de Petro es una evidencia clara de su programa presidencialista diseñado con sectores burgueses, algunos incluso venidos desde el uribismo y que se enmarca ahora en lo que ellos llaman "Pacto histórico". No es un programa para transformar el establecimiento colombiano y por tanto solucionar los problemas de fondo de los pobres. Es más de lo mismo de lo que históricamente han hecho factores izquierdistas reformistas y que una vez llegados al gobierno solo terminan generando más desilusión y decepción para quienes en ellos confiaron. Ejemplos hay de sobra, entre los más recientes podemos señalar el de Syriza en Grecia.
A darle con más fuerza y claridad este 5 de mayo
Pero sabiamente, tanto los trabajadores de base de muchísimos sectores laborales, o incluso gente que en 2018 votó por Petro, han clamado a gritos porque se dé un verdadero paro nacional indefinido, a la vez que se combine con la más amplia y combativa movilización en todo el país. El resultado hasta ahora es bien conocido y la represión brutal de la policía (se habla de más de 100 muertos a manos de los uniformados) solo ha hecho que crezca la rabia y el infinito deseo que haya castigo para los responsables, empezando por el presidente Iván Duque.
Una conclusión inmediata que debe sacar el pueblo colombiano de conjunto es que solo deben confiar en ellos mismos, en su capacidad para organizarse, en sus fuerzas y en los liderazgos que se consoliden sobre la base de esta gesta histórica que apenas comienza. No abandonar ningún frente en esta lucha y levantar todos los espacios democráticos posibles para balancear, para discutir todos los conflictos y para eliminar cualquier posibilidad de que sus triunfos sean capitalizados por los conciliadores y los oportunistas.
En ese sentido, por nuestra parte y siendo integrantes de la Liga internacional Socialista (LIS), estamos siguiendo muy de cerca la situación en Colombia y atentos a los informes que van presentando nuestros compañeros de Impulso Socialista (IS), protagonistas directos del conflicto.
Los compañeros de IS han realizado algunas propuestas programáticas (I) para ser debatidas en el seno de la movilización a fin de enriquecer un camino de lucha sin retorno para derrotar íntegramente al gobierno de Uribe y Duque.
Nuestros hermanos de clase colombianos deben tener la certeza que cuentan con la inmensa solidaridad de la mayoría de los pueblos del mundo, que estaremos más que atentos a los acontecimientos del miércoles 5 de mayo como un nuevo episodio de la heroica respuesta que han venido dando contra esa minoría capitalista criminal que no ha tenido reparo en seguir destinando recursos para gastos militares, pagando deuda externa, privatizando la salud … mientras la población ha soportado las consecuencias de sus políticas por no tener salarios acordes al costo de la vida, condiciones de vivienda, un plan masivo de vacunas ante la pandemia, entre otras calamidades.