La Guaratara
Hijas e Hijos de Santrich
Por: Joaquín Román Rondón Santiago
Lunes, 24/05/2021 08:47 AM
Gracias a ustedes, Espigas de Santrich, retoños Cuicas y Taironas, estrellas andantes de Bolívar, pudimos ver, orgulloso y risueño, al Comandante Sublime en el “lujoso palacio” de quienes combaten en la selva guerrillera: rancho de palmas, catre de paja, sillas de teca y utensilios reciclados, como legionarios del Quijote y de Tupac Amarú. Qué humanidad tan sublime la de Santrich, el más hermoso de los guerrilleros, siempre encantando el bosque con sus flautas y retratando la selva para los amigos distantes, en los pocos momentos apacibles que permite el combate contra los mercenarios del gobierno burgués. Más recientemente, sus hijas, numerosas como las luminarias de la carpa nocturna guerrillera, nos trajeron el saludo de Santrich de vuelta en la selva, obligado por el incumplimiento de los Acuerdos de la Habana, que no dejan otra alternativa sino denunciarlo enérgicamente, pero para denunciarlo, primero hay estar vivo y libre, antes que el gobierno de Duque asesine o extradite a todos y cada uno de los firmantes, defensores y beneficiarios de los Acuerdos de Paz en Colombia.
Pero llegó la cobardía de Duque a oler las huellas del más sublime guerrillero. Desesperado por emular la ferocidad de su socio Netanyahu y emplazado por la CIA a tentar a Venezuela, el jefe de los mercenarios en Colombia, cobró la vida del negociador de Paz; el guerrillero que siempre lució en sus hombros la bufanda Palestina. Tuvo también ese honor Jesús Santrich, de ser atacado letalmente, en momentos cuando Gaza ha sido víctima del bombardeo más brutal de su historia. Cayó Santrich, creyendo también en una Palestina libre, como en su Colombia digna. Herido el Poeta, el Comandante Sublime, por las mismas armas y asesores que exterminan niños y mujeres en Gaza, como artistas en Colombia y recuerdo a Andrés Eloy Blanco, cuando canta: “Madre si me matan, ábreme la herida y ciérrame los ojos, más pon la mano de ese pobre hombre por el que me matan, sobre la herida por la que me muero”.
Mientras el Estado narcoparamilitar, dispara cegado por la leyenda espantosa del Palacio de Nariño, según la cual toda Minga y protesta en Colombia es culpa de las FARC-EP, el Guerrillero Sublime, el Comandante Poeta, cayó como un verdadero militar aguerrido, creyendo en la Paz de Colombia, en la dignidad de los colombianos y abrazando la causa palestina, porque la verdad es otra: todas las Mingas, las protestas, las Marquetalias, son consecuencia histórica de un estado burgués, anti bolivariano, narcoparamilitar y genocida que permanece alojado en Nariño a causa del terror. Sigue sonando, pintando y luchando, Comandante Santrich, que tus mejores versos andan, imberbes, vigorosos, de crespos y colores, levantando tus banderas por toda Colombia.