Lecturas sobre el caso chileno

Miércoles, 26/05/2021 08:30 AM

Una lección para los que quieran leer: el pueblo chileno nunca se dio por vencido, su educación sobre las ideas socialistas se mantuvieron a pesar de la intensa represión y hoy expresa con mayor intensidad su voluntad de cambio y transformación social.

No se puede detener la historia, podrán transitoriamente frenarla, pero los poderes del pueblo, las ansias de liberación, la lucha por la independencia de los pueblos, la necesidad de redención sale triunfante a pesar de las mil maniobras, a pesar de todos los intentos de las fuerzas retrógradas por impedir los cambios y las transformaciones en beneficio de las grandes mayorías.

Ejemplo, de lo que afirmo supra, lo constituye la lección que hoy da al mundo, el pueblo chileno. Ya está suficientemente documentado e incluso existen expedientes en la Organización de las Naciones Unidas, sobre las atrocidades de la Dictadura Pinochetista (Por cierto una de las pruebas contra el dictador es el asesinato del joven venezolano Enrique Maza Carvajal, fusilado por los militares en pleno golpe). La dictadura sobre la base de la represión, la persecución, la tortura y la muerte, arremetió con el apoyo estadounidense, perfectamente conocido y documentado, silenciar, de aplastar el movimiento popular progresista y revolucionario, encarnado por el primer presidente Socialista electo, Salvador Allende.

La dictadura militar, para mantenerse en el poder, legitimó un estado de guerra que le permitió, masacrar todo intento de oposición. 40.000, victimas le atribuye la Comisión de la Verdad a la dictadura y violación sistemática de los Derechos Humanos. La represión abarco a todos los sectores de la vida nacional en Chile, con asesinatos atroces como el cometido contra el cantante Víctor Jara, a quien después de ser torturarlo, le cortaron las manos y luego lo ejecutaron.

Todos estos desmanes contaron con el apoyo, hoy, perfectamente documentado, de los Estados Unidos y de poderos sectores de la vida económica y empresarial de ese país, que le consolidaron el colchón a la dictadura militar para mantenerse por casi dos décadas (17 años). Fue tan descarado el apoyo norteamericano, que un alto funcionario estadounidense, frente a las críticas por los desafueros de del dictador Augusto Pinochet, dijo, rememorando la opinión que tenían de otros de sus dictadores aliados, como Anastasio Somoza: “Sabemos que Pinochet es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”

Frente a todo, el pueblo chileno, vuelve a manifestar su repudio al sistema neoliberal que allí se implantó a Sangre y Fuego, dándole un verdadero Nocaut, al gobierno que lo representa en la actualidad, la del rico empresario Sebastián Piñera, quien a pesar de conocer el estado de violencia que engendraba, pretendía dar una imagen distinta en lo internacional, calificando a Chile como un Oasis, cuando en realidad, estaba parado sobre un charquero.

80 por ciento de los chilenos votaron a favor de Modificar la Constitución, que como camisa de fuerza dejo el Dictador, para mantener el régimen económico que impuso y proteger a los militares, empresarios y políticos que lo apoyaron y que por cierto, La Bachelett, siendo presidenta no los tocó ni con el pétalo de una rosa.

Esa participación masiva acaba con el mito de que si se tiene una autoridades electoral adversas no se puede participar en elecciones. Falso. Ese mito también lo derrumbó Chávez, cuando con un Consejo Electoral adverso, también ganó en forma amplia las elecciones presidenciales. Cuando se tiene pueblo, no importa la conformación de los poderes. El argumento utilizado por la ultra derecha venezolana de no participar en los procesos electorales porque tienen una mayoría adversa en el Consejo Nacional Electoral, queda destruido, su temor en realidad, es que no tienen pueblo.

Frente a la derrota, el empresario-político, Sebastián Piñeira, abatido, dijo: que el pueblo chileno se había pronunciado y que había que interpretar los resultados. La verdad es que lo del Oasis, resultó ser un espejismo. Pero frente al León herido, hay que ser más precavido.

A pesar del aplastante triunfo, debemos saber que la ultra derecha acusará el golpe, no se rendirá, cambiará como un Camaleón, pero volverá a diseñar estrategias para voltear la voluntad de los chilenos: vendrán los chantajes, las presiones, los sobornos, las amenazas, sin descartar las intervenciones y sanciones. No olvidemos que, v.gr., El Golpe contra Salvador Allende, lo ejecutaron, los militares, luego de que éste, su partido y las fuerzas progresistas realizaron en Chile, la mayor manifestación popular de ese período. La ultra derecha no se intimida, no le importan los muertos, manda al carrizo los derechos humanos y continuará trabajando entre bastidores y también a la luz del día para intentar doblar la voluntad de cambio del pueblo chileno. Debemos recordar que en la estructura del ejército chileno se encuentran varios asesinos que apoyaron el golpe y convalidaron la represión. La ultra derecha no es un enemigo que se debe subestimar, menos aún, cuando cuenta con el apoyo descarado de los Estados Unidos y sus aliados, que constituyen el verdadero poder detrás del trono.

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