Por Pedro Castillo, vuelvo a recordar a Master Card ponchando a Roberto Clemente

Miércoles, 30/06/2021 03:31 PM

El béisbol organizado, escogió el día 03 de septiembre, para homenajear a Roberto Clemente, quien fuese uno de los más grandes jugadores de ese deporte en el planeta. Este escritor, quien le tiene como uno de sus ídolos, le dedica este trabajo a manera de gratitud y recuerdo por lo que significó para nuestra generación.

La democracia norteamericana es sólida, dicen con facilidad y como con sensatez. Según quienes poco la conocen, por superficiales o falta de sentido crítico, sólo presumen, la cultura gringa rinde culto a las mayorías y los resultados electorales, pese que recientemente hasta intentó agredirse a sí misma, cuando hizo uso de guarimbas para desconocer el triunfo de Biden sobre Trump. Pero en todo caso, aceptando que así sea, parece una noble actitud de allá dentro, porque cuando de las naciones de fuera se trata, depende de quién haya ganado las elecciones. Si duda, recordemos a Allende y cómo la ITT y otras empresas con la anuencia oficial gringa, pusieron todo su empeño por tumbarle, pese al inobjetable origen del gobierno. Y Chávez es otro ejemplo; hay demasiadas evidencias que, en el golpe de abril del 2002, el gobierno norteamericano estuvo metido más allá de las orejas. ¿Cómo se puede ignorar lo que se hizo en Bolivia por deshacerse del legítimo mandato popular de Evo Morales?

Porque cuando se trata de defender los negocios frente a terceros, no se paran en engorros democráticos. Y por ese mercantil principio, usaron la política del garrote en este espacio que llaman su patio trasero. También tumbaron a Juan José Arévalo, Rómulo Gallegos, Juan Bosch, etc. Y la lista es larga, pero me falta espacio. Sin mencionar las reiteradas intervenciones militares directas o invasiones.

Ahora en Colombia se han venido haciendo los locos, pero viendo que las protestas llevan más de do meses sin parar y en Barranquilla, ahora mismo, tumbaron una estatua de Colón, previendo que la cojan de golpe, eso no sería extraño, con las bases militares, lanzaron un mensaje engañoso, como que no están de acuerdo con la represión del gobierno de Duque, cuando nunca antes les ha preocupado lo que han hecho sus gobiernos con el pueblo colombiano, como aquella horrible cosa de los "falsos positivos". Pero seguro eso no pasará de allí, es sólo eso que, en el lenguaje coloquial, llaman un saludo a la bandera.

Mientras que ahora, con respecto a Perú, se mantuvieron en suspenso, intentado no hacer las cosas tan feas como suelen hacerlas, más allá de lo discreto y hasta conveniente, esperando a ver qué pasaba; para recientemente optar para reconocer a Castillo, pero en un lenguaje ambiguo, pese todo el poder que tienen y la capacidad de "convencimiento", nada aligeran. Parecieran esperar ablandar al electo presidente tanto como sea posible. Como que, a última hora, Keiko Fujimori, como si tuviese poderes para eso, pide a Castillo un compromiso, una muestra de garantía de lo que sería su gobierno, como para reconocerle ganador.

Y me viene a la memoria, por la fecha, los días que corren cercanos a septiembre, como Master Card, dueña de la vida de millones de tarjeta habientes, por esta cultura que emana del Estado o sevicia de sus políticos más influyentes, se confabuló para darle un golpe de estado o "ponche", de tres strikes seguidos, al talentoso y legendario pelotero latinoamericano Roberto clemente.
Pareciera mentira, pero hasta en el béisbol, los gringos sólo reconocen lo que les convenga y dan golpes de estado. Quitan y ponen a la fuerza. O para decirlo con más propiedad, los intereses mercantiles del capitalismo no se paran en hueso. ¡Así será el negocio! Y aquella vez, cuando ningunearon a la estrella de Puerto Rico, me causaron una gran frustración y dilema.

Unos años atrás la empresa que administra la célebre tarjeta de crédito, llamó a concurso o consulta, para que quienes usaban ese instrumento votasen para escoger lo que llamaron el equipo de béisbol del siglo veinte. Los escrutinios produjeron un resultado que los gerentes de aquella empresa no esperaban. La mayoría de los votantes, de manera ostensible, seleccionó para el jardín derecho a Roberto Clemente.

Master Card, hechas sus cuentas y proyecciones, sentenció que no podía dejar fuera del equipo del siglo pasado a Stan Musial, el ídolo de San Luis y de los Cardenales. Y a Clemente, nacido en Puerto Rico, de ñapa negro, le sacaron para meter a Musial, pese a que a éste aventajó con más de once mil votos. Otras de las razones que movieron a la gente de Master a tomar aquella "democrática" decisión, muy a gusto de la mentalidad gringa y sobre todo del oficialismo y las empresas capitalistas, es que había y hay más tarjetahabientes en aquella ciudad del norte que en la isla caribeña.

¡Y qué vaina me echaron! Porque, como en otra oportunidad dije, cuando anuncié con alegría mi voto por Gustavo Pereira para la Asamblea nacional Constituyente, de niño soñé con ser como Stan Musial, el "cardenal mayor". El zurdo del jardín derecho y dominio perfecto de la zona de "home". Un jugador maravilloso, a quien casi al final de su brillante carrera, los pájaros rojos colocaron en la inicial para aprovechar su habilidad de bateador. Y allí también jugó con clase.

Más tarde, cuando ya Musial era una consagrada figura, llegó a las grandes ligas otro de mis ídolos, Roberto Clemente. Como Musial, cuidó la pradera derecha, bateador insigne, de brazo portentoso, guante seguro y piernas veloces. Hábil como pocos en todos los aspectos del juego. Un latinoamericano a carta cabal, quien usó su prestigio, rol de estrella y recia personalidad para defender el honor y los derechos de los peloteros de esta parte del mundo. El mismo que protestaba con rabia ante los periodistas norteamericanos por ignorar o silenciar las hazañas, en un momento dado de otro gran pelotero latinoamericano, David Concepción, a quien llamaban "el flaco", por resaltar la actuación sin trascendencia de algún jugador norteamericano de la "máquina roja", como llamaban al equipo de Cincinnati.

Nos tumbaron o poncharon a Roberto Clemente, en un gesto típico de la política del gran garrote o del tiburón, no de democracia, menos de béisbol, pero si mercantilista y, de contrabando, metieron a Musial, quien por clase tiene todo el derecho del mundo a estar entre los grandes peloteros del siglo veinte. Pero es feo y lo fue que le hubiesen usado para hacer una trampa y violentar un derecho.

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