Hace 22 días, en el marco del bicentenario de la independencia de la República del Perú, tomó posesión de la Presidencia de ese país un educador rural y campesino, Pedro Castillo, quien llegó con la promesa de refundar a ese país sobre bases sanas a través de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.
Importante es recordar que Castillo llega al poder derrotando nada más y nada menos que a Keiko Fujimori, hija del ex presidente de ese país, Alberto Fujimori, y de quien, en los últimos años de su mandato, fungió como su Primera Dama.
Bueno es recordar que Castillo fue proclamado por la Junta Nacional Electoral como presidente electo del Perú el 19 de julio del año en curso, es decir, 43 días después que derrotó en el balotaje por una diferencia de un poco menos de 40 mil votos a la derecha representada por Fujimori, para así finalmente llegar al gobierno de ese país.
De más está decir la gran inestabilidad política que ese país ha vivido en este último lustro, donde ha tenido no menos de 5 presidentes en el mismo lapso de tiempo (si incluimos al propio Castillo, por supuesto) por lo que uno de los grandes retos que tiene el nuevo gobernante peruano es lograr la tan ansiada estabilidad política en ese país.
Creo que es la primera vez en mucho tiempo, y solamente después del gobierno de Juan Velasco Alvarado en Perú, que un gobierno de profunda raigambre popular llega a la presidencia de ese país. Y como ya varios analistas lo han indicado, desde el momento de la llegada a Castillo al gobierno, ni el parlamento peruano (mayoritariamente de derecha en ese país) ni los medios hegemónicos ni la oposición le han dejado ni un solo minuto gobernar tranquilo.
Y apenas van tres semanas de la instalación del nuevo gobierno en Perú.
El primer choque que tuvo la oposición de su guerra ya declarada con el nuevo gobierno fue a través de una movilización el pasado 3 de agosto, a seis días de la asunción de Castillo a la Presidencia de la República del Perú, en los que le exigían al nuevo gobernante la salida del primer ministro, Guido Bellido, y de otros miembros del nuevo gabinete recién juramentado, por su clara tendencia "procomunista y terrorista".
Bueno es acotar que la presidencia del Congreso está en manos de Maricarmen Alva, militante del partido Acción Popular, una de las principales coaliciones de la oposición al nuevo gobierno recién instalado.
El segundo evento ocurrió hace tres días, en el que el ex guerrillero de 85 años de edad, Héctor Béjar ha renunciado a su cargo de Ministro de Relaciones Exteriores de Perú, y cargo en el que duró apenas un poco más de dos semanas. El motivo de la salida del gobierno de Béjar fue debido a las críticas que recibió tras unas declaraciones suyas del pasado mes de noviembre, en el que sostuvo que el terrorismo en el Perú lo empezó la Marina, en lugar del maoísta movimiento Sendero Luminoso. Las referidas declaraciones de Béjar trajeron indignación dentro del componente de la Naval de las Fuerzas Armadas peruanas, y fundamentalmente de un sector del Congreso de derecha que son militares retirados de ese componente.
De igual manera, el parlamento peruano ya había presentado la semana pasada una moción en contra del entonces canciller a los fines de que explicara las razones del retiro de Perú del denominado Grupo de Lima, que durante el Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski y de Martín Vizcarra impulsó una política de sanciones contra Venezuela como una forma de presión política para el Gobierno de Nicolás Maduro. Las interpelaciones al ministro también apuntaban a si había conocido al Che Guevara, si había recibido instrucción para ser guerrillero o si había sido miembro del Ejército de Liberación Nacional peruano.
Y bueno, la guinda de la torta la coloca el Ministro de Justicia del nuevo gobierno, Aníbal Torres, quien ya ha alertado de que el nuevo Congreso de ese país planea desde ya la destitución del presidente Pedro Castillo.
Los señalamientos de Torres los formuló a la víspera de su comparecencia al parlamento peruano el próximo 26 de agosto para exponer las políticas que pretende implementar en la cartera que pretende dirigir, como debe ocurrir con el resto de los integrantes del gabinete de Castillo, a los fines de que el parlamento vote la aprobación o no a este gabinete y, por ende, la ratificación de los nombramientos de los nuevos ministros y ministras.
Es obvio que, desde ya, tal y como lo indica Torres, que el nuevo parlamento ha desplegado un conjunto de acciones de carácter obstruccionista al nuevo Ejecutivo peruano, a los fines de aplicando nuevas modalidades de law fare, iniciar un proceso de juicio político a Pedro Castillo que conlleve a su destitución del cargo de Presidente de la República, como ocurrió con sus predecesores del lustro anterior.
Si la oposición que en estos momentos es mayoría en el Congreso peruano no aprovecha la oportunidad de la no investidura del gabinete de Castillo como lo señala la Constitución peruana, perdería a las primeras de cambio la única oportunidad que tiene para censurar al actual Ejecutivo sin que el actual mandatario tenga la oportunidad de disolver el parlamento y de convocar a unas nuevas elecciones legislativas.
Es decir, estamos observando desde bien temprano, la guerra y las acciones de la derecha para lograr el derrocamiento del gobierno popular y de las mayorías que representa Pedro Castillo en estos momentos en el Perú.
Podía haber decidido en esta edición de esta columna escribir sobre el tema de Afganistán, pero además de ciertas manipulaciones en el mismo, analistas de la talla de Basem y Laila Tajeldine, Adel El Zabayar más publicaciones a nivel internacional, han explicado el "trapo rojo" sobre la supuesta derrota de EEUU con el talibán. Probablemente y quizás en próximas ediciones de esta columna podría explicar el por qué de esta aseveración.
No quiero decir con esto que el tema de Afganistán no sea importante, de hecho para mí esto no es más que la concreción del escenario advertido por el ministro del Poder Popular para la Defensa y Vicepresidente Sectorial de Soberanía Política, Seguridad y Paz, General en Jefe Vladimir Padrino López, de la escalada de Tucidídes , publicación está que no me cansaré de recomendar a quienes no loa hayan leído. Lo que en estos momentos ocurre en Afganistán se expresa en lo contenido en ese trabajo posdoctoral de Padrino López.
Pero volviendo al tema de Perú, que es un país más cercano a nuestra vecindad, y a la que en mi opinión deberíamos dedicar un poco de más atención y no dejarnos llevar por la agenda setting de algunos medios, la situación que hoy afronta Pedro Castillo debe llamarnos a la necesaria alerta por parte de los gobiernos progresistas y de izquierda en la región.
Esto porque más allá de gobiernos progresistas y de izquierda, no podemos olvidar que las revolucionarias y los revolucionarios como condición sine quanon debemos practicar el internacionalismo revolucionario. Y ante el ataque que recibe en estos momentos y en las primeras de cambio del gobierno popular de Perú, no podemos dejarlos solos ni solas en estos momentos de inicio de un nuevo gobierno.
Es evidente que la derecha que es fuerza mayoritaria en el Congreso peruano ha comenzado bien temprano su guerra en contra del presidente Pedro Castillo y se ha planteado que éste ni siquiera llegue a sus primeros 100 días de gobierno, que es el lapso que generalmente se le otorga a los nuevos mandatarios y mandatarias de "luna de miel" para realizar las primeras evaluaciones de sus gestiones. Por lo que no podemos perder de vista los acontecimientos que están en pleno desarrollo en el país inca.
Y sobre todo, que no podemos dejar que derroquen al nuevo gobierno de un país hermano como Perú, y sobre todo cuando se apuntala la nueva oleada de gobiernos progresistas y de izquierda en el continente, y que este cambio de correlación de fuerzas a nivel de gobiernos podría implicar cambios geopolíticos que redunde en beneficios para países como Nicaragua, Cuba y el nuestro.
¡Alerta, Alerta! ¡Alerta que camina! ¡La espada de Bolívar por América Latina!
¡Bolívar y Chávez viven! ¡Y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!