- La frase "SEMBRAR EL PETRÓLEO", unos se la atribuyen a Alberto Adriani y otros a don Arturo Uslar Pietri, y durante unos setenta y cinco años le hemos estado ponderando como las más genial de las ideas jamás dicha en el siglo XX. Tanto Adriani como Uslar Pietri eran pro-norteamericanos, positivistas y amantes de la civilización de los blancos. Adriani, al igual que Laureano Vallenilla Lanz, creía que traer a Venezuela gente europea y gringa "mejoraría" nuestra raza.
- Y la pregunta clave que nos hacemos hoy en día, a la luz de todo lo que hemos sufrido estos últimos veinte años de asedio, bloqueos y sanciones por parte de la Estados Unidos y la Unión Europea es: ¿Podían ser tan tontos o ignorantes de la geopolítica mundial, tanto Adriani como Uslar Pietri, para no darse cuenta de que los imperios jamás nos habrían permitido disponer soberanamente de nuestro petróleo y hacer con él lo que mejor conviniese a nuestros intereses, al desarrollo y al llamado progreso de la nación?
- ¿A quién se le puede ocurrir pensar hoy día que los gringos y los europeos nos podrían permitir que SEMBREMOS nuestro petróleo? Cuando Betancourt estaba en planes de derrocar el gobierno de Medina Angarita, y era el articulista más tremendista y leído de la nación, en un documento del día 12 de julio de 1944, estalló contra la intervención estatal «para favorecer y enriquecer a sectores privilegiados de la industria y del comercio, en perjuicio del resto de la colectividad». Reclamaba aquel joven político, de apenas 36 años de edad: "Somos enemigos jurados del retorno al concepto gomecista, de que los bienes públicos deben confundirse con el patrimonio privado de los gobernantes, y por eso, nuestra prédica terca ha sido y es en el sentido que se cumplan las promesas oficiales de persecución legal del peculado, de que el Capítulo VII deje de ser un desaguadero anual de millones de bolívares y de que muchos elementos vinculados a la Administración Pública expliquen al país cómo han podido acumular lícitamente las fortunas de que hacen alarde".
- Se presentaba Betancourt como un terrible come candela en ese documento y exigía que se SEMBRARA EL PETRÓLEO, tal cual lo exigía su ductor y maestro, el señor Alberto Adriani. Con histerismo ditirámbico clamaba por hacer realidad la frase sembrar el petróleo y que de una buena vez, se tradujera en hechos reales administrativos cumplidos.
- Pero ya en el poder, eso de SEMBRAR PETRÓLEO a Betancourt se le puso muy cuesta arriba; comenzaba a comprender a los gringos y le olía muy mal por lo que ni por asomo se le ocurrió mencionárselo a su íntimo amigo míster Nelson Rockefeller. Se hizo el loco, y Uslar Pietri que sabía muy bien cómo actúan los gringos también se hizo el loco. Uslar Pietri repetía esta frase de SEMBRAR EL PETRÓLEO para ganar audiencia entre los pendejos invisibles que lo admiraban, puesto que él sí conocía a los gringos, tanto como los llegó a conocer el propio Rómulo Betancourt.
- Hipócritamente, Betancourt en esos primeros días de 1946, lo que hizo fue elogiar a la Unión Patriótica Militar y a la dirección del Partido del Pueblo, Acción Democrática, proclamaba: «La finalidad básica de nuestro movimiento es la de liquidar de una vez por todas los vicios de administración, el peculado y el sistema de imposición personalista y Autocrítica y SEMBRAR EL PETRÓLEO, NOSOTROS SÍ VAMOS A SEMBRAR EL PETRÓLEO [...]» Pregonaba que iban a demostrar cómo sí se puede gobernar sin prevaricar, advirtiendo que en un corto lapso se abordarían con ánimo «solucionador» todos los problemas fundamentales que venían entrabando la conducción del presupuesto nacional, y el petróleo se SEMBRARÍA contra viento y marea.
- Será enfático Betancourt al declarar que se investigará la conducta de los gobernantes que rijan la cosa pública, y sobre todo muy contundentemente en lo relativo al manejo alegre de nuestro principal recurso que se venía administrando con total irresponsabilidad, para lo cual colocó como una de sus máximas fundamentales en todos los entes del gobierno: Nosotros sí comenzaremos a sembrar el petróleo. En los días Santos de 1946, en diversos lugares de Venezuela el Judas quemado fue la imagen de Isaías Medina Angarita, por no haber tenido el valor de SEMBRAR EL PETRÓLEO. Al gobierno del ex mandatario se le motejaba como el «oprobioso gobierno de Medina». Se da un fenómeno interesante: Betancourt había participado en el golpe con la intención de que luego él (con ayuda del Departamento de Estado y de su partido), pudiera dirigir un proyecto político vasto y profundo que anclara a la sociedad venezolana a los mandatos que previamente se acordaran en Washington. En consecuencia, la nueva economía nacional tenía que ir de la mano con la iniciativa privada, y fundarse básicamente en ella.
- El 11 de agosto de 1946, apareció en "The Pittsburgh Post Gazette", un artículo firmado por Ray Josephs, titulado: «El nombre de Rockefeller es aclamado hoy por los venezolanos», porque éste sí era el que iba a SEMBRAR EL PETRÓLEO VENEZOLANO. Sostiene Josephs que ya a Rockefeller, gracias a la actividad que desempeñan los que derrocaron a Medina, no es sinónimo de «imperialismo yanqui» ni «elemento explotador del coloso del norte», sino que aparece como símbolo de progreso y desarrollo económico. Rockefeller es aclamado porque va a proveer un plan para usar el capital norteamericano en un programa de amplia escala, por medio de métodos y técnicas científicas para aumentar la producción. Josephs cita datos específicos de este programa que contempla la comercialización del pescado «en el cual Nelson Rockefeller y sus cuatro hermanos invirtieron tres millones de dólares, la Creole Petroleum Corporation y las compañías asociadas del grupo Royal Dutch Shell trece millones de dólares y el gobierno de Venezuela dio todas sus facilidades. Los Rockefeller trabajando con la Corporación Venezolana de Fomento establecieron una Corporación Internacional de Economía Básica, bajo la cual se conformó un equipo venezolano con el mismo nombre».
- Mister Josephs se preguntaba: ¿por qué está haciendo Rockefeller todo esto?, y la respuesta la daba el ministro Pérez Alfonzo: «creemos que Rockefeller y las compañías petroleras en las cuales su familia es tan importante, se dan cuenta de que si bien el petróleo venezolano ha producido riqueza, ésta le ha dado poco a nuestros trabajadores. Ahora viene un plan que tomará parte de este dinero y proveerá los medios de levantar nuestra antigua forma de vida».
- Sobre los ingenuos y torpes argumentos de Pérez Alfonzo, la historiadora Nora Bustamante se manifiesta tajante para decir: «…es insólito, a lo que hemos llegado, a que la fulana SIEMBRA DEL PETRÓLEO se le entregue a Rockefeller para que la implemente, para que la ejecute, toda una idea que no podía venir de otro cerebro que no fuera el de Betancourt». Resulta insólito que todo el conocimiento que Betancourt tenía sobre el asunto petrolero lo acabó usando para ocultar el verdadero objetivo de las compañías, que no era que seguir llevándoselo sin tener que pagar casi nada. Y es igualmente doloroso tener que decirlo, pero Pérez Alfonzo contribuyó mucho con este criminal negocio.