La inmensa mayoría de los desencuentros entre dos razonadores y dos raciocinios que desembocan en discusión sin solución de continuidad, son debidos a una falta de correspondencia tanto en el punto de partida como en el objetivo final al que cada polemista presta su atención. Ninguno de los dos parece darse cuenta. Pues si se percataran de ello, abandonarían inmediatamente la porfía. Y es que, al no correlacionarse el planteamiento respectivo ya desde el arranque ni dirigirse ambos al mismo punto de mira, la esgrima dialógica desemboca en confusión y en pura pelea discursiva. No obstante ser comunes los puntos de apoyo culturales, el hecho de ser heterogéneos los ingredientes, es decir, los diversos significados que componen eventualmente la idea matriz de la que parte cada contendiente, no hace posible ni la convergencia, ni un mínimo compromiso sobre los conceptos esgrimidos. La dialéctica fracasa. Obsérvese que rara vez esto no es así en cualquier debate sobre la materia que sea.
El fracaso dialéctico suele producirse por la "radicalización", grosso modo considerada, de conceptos anclados en significados que han sufrido cambios por vía de los hechos, por la evolución y por el peso de la apertura a nuevas vías de comprensión sobre la convivencia si hablamos de lo político, de nuevos descubrimientos si hablamos de la Ciencia, o de nuevas tendencias si hablamos de Arte. Y hablamos también de la Ciencia y el Arte, porque ese fenómeno de la ceremonia de la confusión tan propio del lenguaje político, no es privativo sólo de él: abarca a todo.
Como decimos, los presupuestos culturales de ambos discutidores pueden ser los mismos, pero subyacen datos y detalles esenciales que determinan ocasionalmente un posicionamiento rígido e intransigente, por un lado, y un posicionamiento más proclive a la flexibilizar y a relativizar global, por otro. Todo depende del carácter y de la educación de cada razonador, y también de la circunstancia. Es más, diríamos que la circunstancia es fundamental. En religión, el posicionamiento rígido se llama fundamentalismo. En política, conservadurismo pero fundamentalismo también asociado a aquélla, y en ciencia y arte, academicismo. Reglas frente a pautas, pautas frentes a reglas... Si predomina la razón sobre la convicción o sentimiento, muy difícil será no tener en cuenta el argumento de contrario. Pero cuando la razón se enfrenta al sentimiento o a la convicción, y más cuando no se tienen, se fingen, no hay nada qué hacer. No podrá esperarse acuerdo o pacto alguno sobre el asunto tratado.
La polarización inicial, que se advierte enseguida, deviene en superposición y mixtificación de los argumentos sin orden ni concierto. Y si se examinase con detenimiento, parte por parte, en qué consiste cada controversia, se vería que casi todo lo dicho y discernido discurría en ella, desde ambos lados, por derroteros divergentes hasta el absurdo envuelto, eso sí, en una cierta estética si los polemistas son hábiles en el uso del lenguaje. Aunque parezca que todos hablan de lo mismo, cada cual se refiere a "cosas" diferentes, con sentido diferente, con objetivos diferentes y desde principios diferentes. Uno habla de amor "platónico" y otro de sexo a secas; uno habla de instinto y otro de raciocinio; uno habla de conveniencia personal o de grupo y otro habla de bien común. Y así sucesivamente.
En el terreno sociopolítico es la lucha constante entre la creencia y la fe, contra la razón. Un ejemplo: "El problema", escribe el profesor norteamericano de Ciencia Política Stephen Bronner en su carta a Benedicto XVI, publicada en la revista Logos "no es el enfrentamiento entre civilizaciones (cristianismo frente a islam), sino entre partidarios del Estado secular y partidarios de imponer las convicciones religiosas a los no creyentes". [Cita de Soledad Gallego-Díaz]
En el terreno científico, el ejemplo podría ser la lucha entre quienes se empeñan en abrir la caja del gato de Schrödinger y los que piensan que es mejor no abrirla para no interactuar con el sistema cuántico de la materia ondulatoria.
Y en el terreno del Arte, por ejemplo, podría ser la lucha entre el crítico "súper experto" y el artista que se burla de él pero le necesita a su favor.
Todo eso sucede porque el pensamiento no es estructuralmente "unitario". Y, por si fuera poco, diríase que el lenguaje, su vehículo de expresión, está ideado para ocultar el pensamiento y aun para violentarlo. Y suele suceder que quien más lo violenta es quien, además de un ambón o una tribuna, posee mayor fuerza social, económica o institucional para acaparar más razón que el otro contendiente o quien le oye o le ve y no puede responderle.
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El pensamiento se mueve y desenvuelve en cuatro áreas discursivas: la teórica, la práctica, la empírica y la ética. Recorre una y otra, deteniéndose en una en particular o interactuando entre ellas. En cada una, el pensamiento observa, localiza, analiza y resuelve con conclusiones de diversa naturaleza, y a menudo con contradicciones, la elucidación que le plantea el objeto de examen.
Esas áreas son:
Pensamiento Teórico (especulativo)
Es el campo propio de los conceptos intangibles o abstractos. No cabe el adjetivo. Todo es la "cosa en si". Pertenecen a él la Filosofía, la Economía, la Matemática genérica y moderna, y la Música.
Pensamiento Práctico (pragmático)
Es el campo propio de los conceptos tangibles, materiales. Pertenecen a él desde la Ingeniería y la Arquitectura, la Pintura y hasta la maña para cazar a lazo o pescar con anzuelo.
Pensamiento Empírico (experimental)
Es el campo de toda experiencia sensible personal. De ella el pensamiento da cuenta plásticamente, como el entendimiento la da del acontecimiento y de lo vivido. Pertenecen a él la Ciencia no matemática, el Periodismo, la Información y la Literatura.
Pensamiento Etico (Moral)
Es el pensamiento que se esfuerza en ajustar (o no alejarse de ellos) la conducta personal y, en su caso la conducta colectiva que de él dependa, a principios de referencia. Estos principios, unos son innatos y otros adquiridos. Pertenecen a él la ética civil y todo el entramado teológico y moral sobre el que se construye cada religión.
PLANOS DEL PENSAMIENTO
A su vez, dentro de cada una de las anteriores áreas podemos distinguir tres planos o niveles.
Recurro a un ejemplo práctico para hacer la tesis más comprensible.
Imaginemos que dos polemistas están entregados a descifrar un asunto complejo. No importa a estos efectos que sea trascendente o irrelevante. (Pues el grado de importancia también puede ser eventualmente objeto de polémica: lo que para uno es capital, para otro es trivial). Pues bien,
A) en la esfera del pensamiento Teórico...
elegimos la palabra "honor" que en principio pertenece de lleno a él. Supongamos que se está debatiendo el concepto mismo o un aspecto en el que esté presente el término honor o una materia en la que para uno de los contendientes al menos, el "honor" es esencial.
En el primer nivel, podríamos hablar del honor según lo que todo el mundo, más o menos, entiende por tal.
En el segundo nivel, tendríamos que recurrir al diccionario, ver qué significa "honor" según el uso técnico del lenguaje, es decir cómo lo define una Academia.
En el tercer nivel, examinaríamos primero una por una cada palabra que compone la definición, y luego, aceptar o rechazar la definición formaría parte sustancial del trasunto discursivo. Si, por ejemplo uno, a pesar de la definición académica rechazase el término por considerarlo "no útil", "no práctico" para los tiempos que vivimos, enlazaría con las "causas primeras" del honor situadas en el plano o nivel del Pensamiento Pragmático. Y tendríamos, por un lado un significado "concreto", y por otro un término caduco, obsoleto o carente de sentido.
B) en la esfera del pensamiento Práctico…
los polemistas hemos elegido la palabra "dinero".
En el primer nivel, la damos por definida (aunque no todo el mundo lo entienda por igual).
En el segundo acudimos a la definición del texto lingüistíco especializado; es decir, recurrimos a su significado técnico, no común.
En el tercero, vistos los componentes de la pre definición, si uno de los dos interlocutores la considera demasiado "práctica" pero también perturbadora en el pensamiento especulativo, lo está relegando a una importancia de secundaria o simplemente se la niega. Entonces enlaza con las "causas primeras" del dinero, por la raíz del Pensamiento Teórico.
C) en la esfera del pensamiento Empírico
los polemistas hemos elegido la palabra "enfermedad". Y procedemos como en los casos anteriores.
En el primer nivel o plano, "ya sabemos qué es"
En el segundo consultamos la palabra.
En el tercero la estudiamos, y si acaba uno de los dos negando la enfermedad porque afirma que no existen enfermedades sino sólo enfermos, en la línea de la Homeopatía, habrá enlazado con las "causas primeras" de la enfermedad, por su raíz, del Pensamiento Especulativo.
D) en la esfera del Pensamiento Etico
Hemos elegido la palabra "ética".
En el primer nivel "parece" que ambos polemistas pensamos en lo mismo, en la misma ética.
En el segundo acudimos a la definición: un sistema de valores, cerrado o abierto: la axiología, teoría de los valores.
En el tercero, nos percatamos de que no hay una sola ética, sino una ética "para andar por casa", de mínimos, y otra gran ética que obliga "a más" a quienes ostentan responsabilidades públicas o pertenecen a un determinado colectivo o Colegio profesional que a su vez tiene (o no) un código deontológico..
Pues bien, el pensamiento teórico propondrá numerosas soluciones, pero el práctico propondrá otras tan numerosas como el teórico, y el empírico y el ético fundarán sus propuestas en función de los diversos modos de haber asimilado los proponentes la experiencia y los diversos modos de interpretar, filosófica o religiosamente, la ética; al final, "su" modo de entender la ética.
En el tercer nivel de los cuatro tipos de pensamiento se mueve también la órbita de los "especialistas" y el metalenguaje.
En este me detengo para señalar que, por ejemplo, todo el mundo habla de "justicia", quiere justicia, reclama justicia en todo y para todo. Sin embargo ¿habrá palabra que signifique tanto y al mismo tiempo tan poco pues depende del sistema de referencia, de la cultura en que se exija y de quienes la administran? ¿habrá otra palabra que admita tantas interpretaciones, tantos matices, tantos escollos y tantos modos de aplicarse, causa, por lo demás, de desavenencias, de crisis y de guerras?
Lo mismo podríamos decir de la palabra "salud", "educación"... y tantas otras.
Todos "parecemos" estar pensando en lo mismo. Y sin embargo, diríase que su traducción vierte a lenguas diferentes. Cómo entenderlas, cómo hacer justicia, cómo favorecer la salud, cómo educar etc. requiere de tantas proposiciones lógicas, que es lo más intrincado con que pueda tropezar el lenguaje ordinario, pero también el lenguaje culto, el lenguaje técnico y aun en el lenguaje científico.
SECTORES DEL PENSAMIENTO
Son las diferentes disciplinas, especialidades o áreas en que cada uno de los diferentes tipos de "Pensamiento" relacionados se compartimentan y se dividen.
Si los puntos de partida son diferentes en la relación dialógica, jamás tendrá lugar la construcción de nada que valga la pena entre dos pensamientos discursivos.
Todo lo dicho sería de aplicación exclusivamente a una sola cultura: la dominada por el pensamiento y razonar socráticos y la lógica formal. En otras culturas el método sería inaplicable. Y tanto el teorema de Gödel (1921) de la aritmetización de la sintaxis como la paradoja de Schrödinger harían añicos todo intento de metodología uniformizadora del pensamiento. Ni siquiera el lenguaje matemático sería concluyente. Es imposible, por tanto, recluir al pensamiento en un sistema que sea al mismo tiempo completo y consistente. Si es completo es inconsistente, y si es consistente es incompleto.