1. Hace tres días, en el programa Tercer Grado que coordinó René Delgado, la especialista en energía eléctrica y petróleo Rocío Nalhe, puso en vergüenza ante el auditorio televisivo, a tres periodistas proempresariales, muy derechistas: Raymundo Riva Palacio, Sergio Sarmiento y Leo Zúckerman que demostraron en sus participaciones su completa ignorancia y posición política al servicio del capital. Otros participantes menos agresivos y con cierta inteligencia: Denis Maerker, Jenaro Lozano y el mismo Delgado, parecieron entender a Rocío, la expositora y defensora de la reforma lópezobradorista.
2. Rocío es una mujer muy capaz en el campo de la electricidad. La recuerdo cuando –hace unos 20 años- por propia iniciativa nos acompañó en una caravana (Mérida-CDMX) de protesta organizada por trabajadores del SME, en todo el trayecto con mítines en el estado de Veracruz y nos sirvió de orientadora de las batallas de los trabajadores, profesionistas y técnicos en las empresas. Luego mantuve relación a través de muchos de mis artículos y sus respuestas orientadoras. Así que cuando la vi juzgada en TV por seis periodistas –sabiendo de sus conocimientos y experiencias- estuve seguro que los destrozaría.
3. No digo mexicano, sino pregunto: ¿Cómo un ser humano, un trabajador, puede permitir que una o varias empresas que le ha costado construir -con sudor, lágrimas y hambre- va a permitir que grandes empresarios, particularmente extranjeros, la exploten porque malditos gobiernos –para enriquecerse- decidieron hacer grandes negocios con ellos? Es el caso México: ¿Cómo no defender en las calles –con palos y piedras si es necesario- la expropiación del petróleo hecha en 1938 por Lázaro Cárdenas y la Nacionalización de la electricidad hecha en 1960 por López Mateos, con la finalidad que sean manejadas por los mexicanos?
4. Nunca he sido un tonto nacionalista que defienda lo mexicano por encima de todo; pero en el caso de las poderosas empresas extranjeras y mexicanas que hacen enormes negocios llevando a otros países todas las riquezas acumuladas a esconder en paraísos fiscales, no podemos hacer otra cosa que exigir que sean expropiadas para beneficiar a la mayoría de la población. El gobierno de AMLO no puede seguir actuando como un timorato, un blandengue, sin obligar a los millonarios a entregar el dinero que falta para aumentar a 500 pesos diarios el salario mínimo; tampoco puede dejar de aumentar y cobrar impuestos.
5. En caso de que el PRI –a pesar de lo que le ofrezcan- se niegue a aprobar la reforma eléctrica que se propone, sencillo: con dos o tres grandes manifestaciones muy combativas en las calles, con grandes bloqueos a empresas conocidas como opositoras, los diputados y senadores tendrán que ceder. El PAN jamás cederá porque históricamente ha sido el partido de los empresarios y de los EEUU, pero no será necesario. Si AMLO (no Morena, por inexistente) no demuestra su fuerza en las calles y no realiza la reforma eléctrica, entonces su derrota será anunciada en toda la línea. Será una muestra más de su entreguismo e incapacidad.