1. El Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), de enseñanza media superior, fue creado en 1971 siendo rector Pablo González Casanova (1970-1973) y uno de los personajes que lo planeó fue –se ha repetido- Manuel Pérez Rocha. Su objetivo como institución educativa fue dar cabida a unos 200 mil estudiantes que –producto del llamado Plan de Once años (1959-1970)- reclamaban escolarización; fueron cinco planteles (Azcapotzalco, Naucalpan, Vallejo, Oriente y Sur) que funcionaron ya en 1972 con 75 mil estudiantes en cuatro turnos.
2. El CCH es creación de la UNAM desde 1971, sus acciones y resultados han dependido de su nivel educativo, de sus planes y programas. La UNAM es libre, está abierta a todo el pueblo, pero –dado que el 80 por ciento de los hijos de los pobres alcanza en promedio sólo los primeros años de la secundaria- es una universidad para clases medias y altas; por ello sus planes responden a esas clases y al tipo de preparación que exige la producción capitalista. Así que cualquier escuela siempre responderá a su realidad y al tipo de necesidades del sistema.
3. Como pesimista que nunca ha visto cambios importantes, pero con mis esperanzas de luchas que sólo morirán conmigo, fuimos profesores y agitadores de ideas en los CCHs y contribuimos –aunque microscópicamente- en algunos cambios del sistema. Los profundos cambios estructurales sólo se verán en siglos o milenios, por ello en mis 60 años de izquierdista jamás los vi. Por ello como profesor e interpretador de la historia sólo me queda hablar de ella según mi particular interpretación que he hecho de mi ideología Marx/anarquista.
4. El gobierno de Díaz Ordaz (1964-70) priísta y asesino, ordenó en 1968 la brutal represión contra los jóvenes que salimos a las calles a manifestarnos los meses de julio, agosto, septiembre y el dos de octubre ordenó una masacre en la plaza de Tlatelolco llevando a la muerte a 50, 100 o más estudiantes y a prisión a miles que no pudieron –como yo lo hice-resguardarse y escapar de la masacre. El CCH se convirtió en producto de ese gran movimiento estudiantil, impulsando que el siguiente gobierno –el de Echeverría Álvarez- apoyara a los estudiantes.
5. Muchos de los que después nos hicimos jóvenes profesores del CCH, con 25 a 35 años de edad –sobre todo los del área social-humanista- éramos izquierdistas, siendo esa la orientación ideológica la que inyectamos a los 15 mil jóvenes que atendíamos en cada plantel. Yo, entre los mayores, mantenía años de militancia marxista y de experiencias como profesor en la escuela primaria, sobre todo en la secundaria y alguna preparatoria, que mucho me ayudó en exámenes de oposición académica; pero sobre todo los libros de Freire, Illich, Neil y Raitmer.
6. Estuve siete años en el CCH Oriente y cinco años en CCH Sur. CCHO se ubicaba en la colonia proletaria Agrícola Oriental y cerca de Netzahualcóyotl; allí instalamos y defendimos varios años un autogobierno cuando éste aún funcionaba en la facultad de Arquitectura y el cogobierno en Economía. En estas luchas de CCHO –debo reconocer a los profesores Javier Centeno y Maru Regalado (ya fallecidos)- así como a unos 20 alumnos destacadísimos como líderes de activismo y asambleas que orientaban las batallas en defensa del autogobierno.
7. Además de CCH Oriente partimos siempre en brigadas de apoyo a las luchas y huelgas obreras. Me cambié al CCH Sur en 1979 porque nuestra corriente fue derrotada en el Sindicato de profesores (SPAUNAM) del que yo era directivo, porque obtuve unas horas en la Universidad Pedagógica y tenía a la mano la biblioteca del Colegio de México. Además el radicalismo del CCHO comenzó a caer desde 1977. Me pregunté siempre: ¿cuánto contribuyó el sindicalismo de los profesores para que éstos se parapeten ante las quejas y protestas de estudiantes?
8. Al CCH Sur asistían en mayoría, estudiantes de clases medias bajas y altas. Contrario a las permanentes asambleas y debates de estudiantes y profesores que durante los primeros cinco años viví en CCHO al calor del autogobierno y las brigadas de apoyo popular, en el CCHS eran pocas las asambleas –y como estaba ubicado en la zona rica o superburguesa del Pedregal- nunca organizamos alguna brigada de apoyo a las luchas sociales. Si CCHO estaba en la zona más proletaria de la CDMX, los otros planteles: Azcapotzalco, Vallejo y Naucalpan, eran intermedios.
9. En la CDMX existían además de los cinco planteles del CCH, nueve escuelas preparatorias de la UNAM creadas en 1868 por Gabino Barreda y Benito Juárez, es decir, 103 años antes; ello recuerda que la Universidad Nacional fue fundada por Justo Sierra en 1910 y en 1929 el presidente Portes Gil le otorgó la autonomía. Las preparatorias, aunque tuvieron viejos programas de materias, viejas metodologías y generalmente en viejos edificios, por necesidad, todo fue cambiando a través de las décadas para concordar con los tiempos.
10. También, al ritmo de la mayor derechización del país, de la educación nacional y de la UNAM, el CCH ha cambiado mucho: en concreto el número de estudiantes se ha reducido a casi la mitad de la matrícula de 1973, los turnos de cuatro se redujeron a dos, la libertad, las discusiones y las asambleas en parte han desaparecido al mismo ritmo en que la liberación de la década de los sesenta, las batallas de 1968 y las huelgas de trabajadores de la década de los setenta desaparecieron. México no podrá transformarse si no lo hace el mundo. Hay mil ejemplos.