En este tiempo de crisis global, se realiza del 1 al 12 de noviembre, en Glasgow, la 26 Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Convocada en el marco del Acuerdo de París, tratado internacional sobre el cambio climático adoptado por 196 países el 12 de diciembre de 2015. En esta conferencia, varios representantes de países advierten la urgencia de enfrentar con conciencia ética política los peligros planetarios.
Así, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, expresó que el endeudamiento de su país, con el Fondo Monetario Internacional, acordado por el expresidente Macri, (2015-2019) por 57 mil millones de US$, supone un obstáculo para la transición climática y que no existe sustentabilidad ambiental sin sustentabilidad social. Destacó la necesidad de que estas deudas sean sostenibles, para garantizar recuperación económica, pero con inclusión social.
En 2015 se divulga también la Agenda ONU 2030 para el Desarrollo Sostenible, con 17 objetivos tanto sociales, como ecológicos. También en 2015 el Papa Francisco divulga su encíclica Laudato Si Sobre el cuidado de la Casa Común, llamado de conciencia con base en el canto de Francisco de Asís: "Alabado seas mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra". De quien el Papa Francisco al comienzo de la encíclica dice, "entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra".
La conciencia de la Madre Tierra, está presente en las culturas ancestrales de Nuestra América, con su percepción de la Pachamama. Desde la diplomacia de los pueblos, expresada en eventos como el IV Encuentro Mundial de Movimientos sociales, se eleva el clamor ético en defensa de la Casa Común. Como el expresado en el discurso inicial del Papa Francisco 16.10.2021. "Quiero pedirles en nombre de Dios a las grandes corporaciones extractivas —mineras, petroleras, forestales, inmobiliarias, agro negocios— que dejen de destruir los bosques, humedales y montañas, dejen de contaminar los ríos y los mares, dejen de intoxicar los pueblos y los alimentos… Este sistema con su lógica implacable de la ganancia está escapando a todo dominio humano. Es hora de frenar la locomotora descontrolada que nos está llevando al abismo. Todavía estamos a tiempo…A los gobernantes… Sean servidores de los pueblos que claman por tierra, techo, trabajo y una vida buena. Ese "buen vivir" aborigen que no es lo mismo que la "dolce vita" … Ese buen vivir humano que nos pone en armonía con toda la humanidad, con toda la creación".
Voz profética desde la espiritualidad liberadora, en unidad en la diversidad con las comunidades de buena voluntad del mundo hacia otro mundo posible con cuidado de la gente y de la Casa Común. La Madre Tierra.