Después de la II Guerra Mundial, afirmando: "Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles" se firma el 26.06.1945 la Carta de creación de las Naciones Unidas.
Siguiendo esos propósitos, como referencia ético política mundial, se firma en la ONU, el 10.12.1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En cuyo artículo 21 se afirma: "Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos… La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas. Criterio que intenta favorecer el diálogo político para resolver conflictos y construir la paz. La humanidad a pesar de esas declaraciones, ha seguido un camino de violencia contra la gente y contra la Madre Tierra, que hoy se asume desde la misma ONU como Alerta Roja, como lo advirtió en la Cumbre Climática 2021, su secretario general Antonio Guterres.
Desde Nuestra América, en este 2021, cumpliendo el derecho humano a elegir a sus gobernantes se realizan elecciones, entre otros países, en Nicaragua, Perú y República Bolivariana de Venezuela. A pesar de intentar resolver los conflictos internos por la vía democrática, sus países han sido asediados por acciones obstruccionistas que van desde las falsas noticias para denigrar a candidatos, pasando por medidas coercitivas tendientes a agobiar a la población y hasta por invasiones paramilitares e intentos de magnicidio.
En este contexto se activan acciones diplomáticas como la creación del Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de la ONU (2021).
El Papa Francisco, desde la Diplomacia de los Pueblos, se une al esfuerzo "La guerra es la negación de todos los derechos y una dramática agresión al ambiente. Si se quiere un verdadero desarrollo humano integral para todos, se debe continuar incansablemente con la tarea de evitar la guerra… hay que asegurar el imperio incontestado del derecho y el infatigable recurso a la negociación, los buenos oficios y el arbitraje como propone la Carta de las Naciones Unidas, verdadera norma jurídica fundamental"…En este espacio de reflexión sobre la fraternidad universal, me sentí motivado especialmente por san Francisco de Asís y también por otros hermanos que no son católicos: Martin Luther King, Desmond Tutu, el Mahatma Gandhi y muchos más...y del beato Carlos de Foucauld. … Que Dios inspire ese sueño en cada uno de nosotros. Amén. (Encíclica Fratelli Tutti. 3.10.2020).
Hoy las comunidades impulsan, en los procesos democráticos de Nuestra América, la conciencia ética para construir la paz con cuidado de la gente y la Madre Tierra.