1. Desde 1959 comencé a observar críticamente en México las campañas políticas presidenciales sexenales y después de 10 de ellas, puedo concluir que han sido más de los mismo: los empresarios junto al presidente en funciones deciden, luego le pasan el nombre del escogido al partido hegemónico, inmediatamente llaman a los dirigentes de los sectores para pronunciar las mismas palabras como si fueran una mentada de madre: "los distintos sectores representantes del pueblo han determinado que el candidato "absolutamente mayoritario" es (Díaz Ordaz, es Salinas, es Fox, …¿Sheinbaum, Ebrart?) fulano de tal. Pero también puede ser por encuestas siempre muy bien arregladas para que salga el escogido.
2. No es, nunca han sido campañas o candidatos de programas, proyectos, propuestas que cualquiera puede elaborar en unas cuantas horas a partir de otras anteriores o con una "lluvia de ideas". Sin embargo éstas valen muy poco porque nunca pueden cumplirse y sólo sirven para discursos demagógicos y frases que sólo se usan para engañar. ¿Cuál es o cómo es, el buen candidato? Para mí todos los candidatos, de todos los partidos, en mis 62 años de activista política de izquierda radical, han sido más que nefastos de derecha, neoliberales, procapitalistas, además de ladrones y asesinos. El único que se salva es López Obrador por sus tres recorridos en cada una de las 3 mil poblaciones del país. Pero solo por eso.
3. Yo estuve en por lo menos 30 mítines de AMLO en Yucatán y en la CDMX y jamás supe que haya dejado organizado una comuna, una cooperativa, alguna organización social; sólo fue siempre un discurso sin que algo quedara organizado. El vivo ejemplo es el partido Morena que es casi inexistente, sin cuadros, sin capacitación política, una organización que "no tiene ni pies ni cabeza". Todo, incluso los tres años de gobierno, ha sido discursos de López Obrador. Fuera de tres o cuatro con historia de izquierdistas, el 99 por ciento de los morenistas sólo conoce el pragmatismo inmediatista siguiendo al pie de la letra el discurso de AMLO. Por ello muchas veces he pensado que AMLO por obligación –para no dejar al aire todo- tendrá que reelegirse.
4. Llevo casi tres años repitiendo que para despertar a la gente, ´para mandar al carajo el engaño, la manipulación, el acarreo, que la población ha sufrido durante un siglo, por lo menos, se necesitan cursos masivos de educación política junto a la movilización, porque si en el cerebro sólo se tiene mucha suciedad, nada inteligente se podrá obtener. Alguien decía: "sin teoría, tampoco puede haber movimiento revolucionario". Quizá algún candidato podría responderme: "¿para qué queremos la teoría si tenemos al frente el movimiento real? El problema es que el chismorreo de política oculta la realidad, desvía cualquier análisis social que debemos hacer para entender porque durante muchas décadas nos han engañado.
5. Más que pensar y estar haciendo campañas políticas de personajes que ni conoce, el pueblo tiene que organizarse en forma comunitaria para defenderse y para luchar por su trabajo, su salario y la vida de su familia. Más que dejarse acarrear por un funcionario, lo que realmente vale es que sea independiente y consiga las cosas que necesita en la lucha comunitaria. Los que ya gobernaron como el PRI, PAN, PRD, y lo hicieron muy mal, siempre robando a manos llenas, hay que echarlos por el caño de inmundicia. Esos políticos corruptos no tienen vergüenza: díganles que su lengua está muy larga, sucia y en peligro. Pregúnteles cuántas veces ha recorrido el país y en cuantas luchas del pueblo ha participado. Verán que son unos perfectos burócratas ignorantes. (30/XII/21)
Gracias Aporrea por publicarme -solo en 2021- 130 artículos