España / Salud pública

Martes, 11/01/2022 06:55 PM

El lunes, durante la vuelta al cole, los niños llevaban en la mochila, aparte del bocadillo y los libros, una ración de incertidumbre y miedo a enfermar o a que no hubiera personal docente suficiente (según denuncia CCOO, solo en Madrid, el lunes, había 3000 profesores de baja por Covid). Estamos inmersos en la sexta ola de un virus que no da tregua. La autoprotección resulta básica, pero, por definición, una pandemia representa un problema de SALUD PÚBLICA, y son las autoridades, es decir, el Estado con sus instrumentos y recursos, quienes deben proveer de medios, así como dar la respuesta planificada y coordinada desde el territorio de manera democrática.

Por ello, es irresponsable centrar el debate en el número de días de confinamiento o en el número de infectados necesarios para clausurar un aula, cuando lo que realmente ocurre es que, debido a dos años de Covid y a los recortes no revertidos, resulta ya imposible ser atendido en un centro de salud o gestionar una simple baja.

Necesitamos que haya verdaderas políticas públicas para proveer de personal a nuestros servicios públicos (sanitarios y maestros) y de dinero a quienes no pueden trabajar o abrir su pequeño negocio. Faltan permisos retribuidos para quienes deben cuidar a sus familiares enfermos.

El pasado fin de semana, en el País Vasco, se celebraron 199 manifestaciones convocadas por SARE. En ellas se reclamó, una vez más, el fin de la política de excepción, contraria a la ley, que siguen sufriendo los presos vascos. Salieron a la calle miles de personas. Lo hicieron por SALUD DEMOCRÁTICA. El próximo sábado 15, las calles de la Comunidad Autónoma Vasca serán de nuevo testigos de otro ejemplo de salud democrática: la movilización en defensa de la Atención Primaria (a convocatoria de los sindicatos de Osakidetza) y de las pensiones a cargo del movimiento pensionista.

La última encuesta de 40dB para El País sobre intención de voto siembra el miedo en más de una cabeza. La derecha avanza y Vox, más que nadie. Dos años después de las subidas del SMI, de desplegar el llamado escudo social con su ingreso mínimo vital y sus ERTE, la suma de PSOE, Unidas Podemos y Más País pierde fuelle. Aunque el de Sánchez sería el partido más votado, los dos socios de gobierno tienen menos escaños. La mayoría de la población, que apoya las medidas de protección social, pide más.

Gobernar, si hubiera ahora elecciones, obligaría a intensificar el compromiso de PSOE y Unidas Podemos con los socios de la investidura. Harían falta los apoyos de ERC o de EH Bildu y otros para revalidar el ejecutivo. La derecha parece movilizada a las puertas de las elecciones en Castilla-León y Andalucía, pero las izquierdas, no. Hay tiempo y existen caminos para lograrlo. ¿Cómo? Acentuando en el parlamento la unidad heterogénea y plural que suman soberanistas e independentistas junto a las fuerzas del gobierno. Reforzando la calle, la salud democrática y la claridad. Todo ello debe permitirnos que las medidas tomadas y otras que también quedaron a medio camino, como la reforma de la reforma laboral, acaben en victorias contra una derecha que se fortalece en el miedo, el escaso resultado práctico de las iniciativas del gobierno y la falta de movilización.

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