Las teorías socialistas sobre el mercadeo internacional han fenecido e implica su defunción como fundamento de gestión económica. Al momento Venezuela, se encuentra en una línea divisoria entre izquierda y derecha y6, los últimos planteamientos constituyen un conjunto de postulados de la izquierda marxista en sí. Desde hace mucho tiempo sus teóricos buscan derrocar el capitalismo y remplazarlo por un sistema diferente, porque el Capital siempre ha de existir. Son debates significativos en la historia. Todos los movimientos políticos han venido aceptando la naturaleza dual de la ciencia y tecnología, que viene trayendo beneficios a unos pocos ricachones de nuestro país y, esas riquezas advenidas de pronto y por causalidades inciertas le permitieron fundar bodegones en algunas áreas comerciales.
Aquí, hay un grupo de ciudadanos que han venido interpretando mal la historia y vienen dedicándose a crear complots que ponen en peligro la seguridad nacional. Pero su tema central es la economía y ven en Canaima una nueva fuente de riquezas que, en un período de transición política como éste, constituye un axioma muy fundamental. Estos principios han sido muy discutidos por los socialdemócratas germánicos que son el fundamento del izquierdismo internacional y le permitió ha Rómulo Betancourt cristalizar un ideario político bajo la premisa de la Internacional Socialista que se venía alejando de Stalin y Lenin, pero, acercándose a Trotsky.
Los criterios del antes y el presente son muy parecidos y, todo se ha prestado a una negociación más abierta, donde prevalece la autonomía sobre las responsabilidades de los mercados entre Occidente y Oriente. Hay violencia por las disputas de los contratos entre casas matrices de encomiendas y manufacturación que nos lleva a La Casa Welser y Guipuzcoana manejada por los ingleses bajo el concordato de algunos centros de acopio en los puertos de Cádiz y Sicilia en pleno Mar Mediterráneo.
Hay un hilo fundamental, que los criterios utilizados parecen diferentes, pero reflejan un sentir común. Hay un tejido más complejo en la vida económica venezolana, es el social bajo una simbología familiar.
Nos encontramos en un mercado global, es el presente. La cultura empresarial impartida desde una concepción antropológica fue enfocada hacia el mercado social, dando pie a lo ilícito y, por ejemplo, para no cancelar derechos impositivos emanados desde el ayuntamiento se violaron normas urbanas del plan maestro de desarrollo comunal al tomar las aceras y colocar negocios de fruterías, detergentes líquidos y charcuterías que quebrantan lo sanitario y el derecho que tiene el ciudadano para su libre tránsito por las aceras.
Cada nación tiene su destino y, los venezolanos asumimos que los militares deben gobernar el país y sufragamos en una elección abierta por el Consejo Nacional Electoral, CNE, y ya van años de esa decisión. Asumiendo una posición como sí fuesen de izquierda, a sabiendas de sus raíces democratacristianas y adeista, una Marquetalia de sus padres que militaban en dos organizaciones de la derecha clásica.
Lo importante es disciplinar el país, a que su población utilice la razón y aceptemos los nuevos límites de la soberanía.
El antropólogo social peruano, Raúl Alfonso Allaín Vega, destacó en un reciente artículo en el Portal Aporrea. Org.: "La importancia de la adaptación humana en tiempos de crisis es una exigencia. Por ello, es urgente que el Estado y la sociedad en general desarrollen la "educación emocional", como requisito fundamental para el equilibrio personal y social. Como antropólogo social, me preocupa analizar la necesidad y relevancia de la educación emocional de las personas, desde la infancia, niñez y adolescencia, con la finalidad de forjar su carácter y personalidad, así como cimentar valores éticos y humanos, reforzando la resiliencia o capacidad para enfrentar las situaciones adversas. La lucha por la sobrevivencia y la realización personal son actividades inherentes a todo ser humano, para lo cual desde que nace tiene que forjar su personalidad, carácter, destrezas y habilidades para enfrentar la vida social y laboral.
Sin embargo la actualidad, la vida moderna está marcada por el auge de las nuevas tecnologías, la internet, la velocidad de las comunicaciones y el fenómeno de la globalización, el impacto de las redes sociales en la vida cotidiana y ahora con la pandemia de coronavirus que está ocasionando más de cinco millones de muertes en el mundo, generando además un estado permanente de estrés, ansiedad y depresión, así como la adaptación a la "nueva normalidad" y a las normas de distanciamiento y uso de mascarillas. El impacto negativo en la economía se aprecia en el desempleo, baja rentabilidad, crisis social, aumento de la delincuencia."
He venido leyendo a este autor por la exactitud de su experiencia profesional y, porque es joven, además proviene de La Universidad de San Marcos, Lima, (PERÚ), donde en mi curso de especialización en Investigación Jurídica y Filosofía Moderna tuve tres profesores titulares procedentes de la misma.
Estamos en un nacionalismo xenófobo y en la creación de naciones hibridas, que no es dado por la naturaleza y no nos reflejamos en lo dado por naturaleza, y, por remotas que sean las conexiones que puedan tener con comunidades étnicas anteriores. Las naciones son un producto relativamente reciente en la historia, todas han sido construidas a partir de una fragmentación diversas de conceptos culturales.
Aunque en el tepuy fueron identificados.
La filosofía del libre mercado pierde confianza en Europa y muchos regidores en el socialismo actualmente existente. Así que nos encontramos en un nivel depresivo en progreso. Ahora, Tony Blair derrotó al símbolo mismo de la crisis socialdemócrata de los años ochenta, el conservadurismo Thatcherista.
Estamos al frente de un socialismo de diseño, donde las escenificaciones son simbólicas y todo se reduce a un efecto de sonido en bases a temas en discusión, argumentos proyectos y la evaluación de las promesas de campaña.
El sistema esta fetichizado, es nuestra sociedad de consumo. Es una totalidad creída y divinizada, pero hay una irracionalidad suprema. Entramos a una economía arqueológica, donde hay un absoluto representando al poder y constituye el principio de la revolución histórica, debemos ahora descubrir quién es el represor.
Juan Pablo II enfatizó:" Se esta prestando mayor atención a la causa de la dignidad humana y los derechos humanos y, poco a poco estos se van codificando e incluyendo en las legislaciones, tanto a nivel nacional, como internacional.".
Así que no caigamos en los extremos. Lo que vivimos no es fábula. Hay una pluralidad de fuerzas que escapan a todos los marcos de una contestación y, muchos se vienen incorporando a una ruptura porque, el discurso se ha convertido en disolutivo.
Por lo pronto, es una muerte política. Una sociedad moderna que entra en disolución por no respetar los códigos interestatales. El hombre latinoamericano no es disciplinado y es carente de un perfil ideológico. Durante veinte años, venimos sufriendo de una muerte política y estamos sujetos al chantaje y una actividad hostil al poder. El militarismo se hace crudo y fuerte. Los latinos creemos en un porvenir.
En Berlín, sucedió una división. Símbolo de la división en el mundo, es el punto del universo como Belén, es un problema metafísico. La capital de Alemania de manera insólita plantea el problema de dos culturas opuestas en el interior de un mismo conjunto cultural, de dos lenguajes sin relación en el interior de un lenguaje idéntico.
Sobre los germanos hay una infinidad de escritos. Había una parte de ese pueblo que no cumplió la disciplina. Esto trajo terrorismo y equivale a decretar la muerte política de los ciudadanos. Los signos no mienten y nos quieren imponer mutismo y esto de refleja en asfixia. Francisco Arias Cárdenas rompió con sus amigos de armas Chávez y Baduel, fue a cumplir funciones administrativas con los socialcristianos, el otro Berlín para nosotros, el de la falacia y el rompimiento del Proyecto Bolivariano para darle paso en esta transición al neoliberalismo.
Entonces, hemos llegado a la patria de los más mediocres.
Argentina, Ecuador, Colombia y Venezuela están bajo los efectos del monopolio mercantilista y dominadas por una cultura consumista y privada ya de raíces históricas que no respeta fronteras, tradiciones, gustos, y que traiciona la historia de los pueblos, en detrimento de su verdadera identidad cultural.
Ya casi nadie piensa, no ve informativos, ni lee los diarios. Es el pase de entrada al fetichismo mercantil y de los negocios.