"Una política sabia de Estados Unidos. hacia Ucrania buscaría una manera de que las dos partes del país cooperen entre sí. Debemos buscar la reconciliación, no la dominación de una facción.
Henry Kissinger"– Exsecretario de Estado de los EE. UU-
A pesar de los amargos sabores que dejan las experiencias bélicas no se deja de justificar algunas de ellas, las inevitables como la 2da. Guerra Mundial, aun cuando no es menos cierto el abatimiento que nos causa contemplar su "vigencia" a estas alturas del Siglo XXI; máxime y cuando la inmensa mayoría de ellas en estos tiempos han sido descabelladas e inútiles (claro está en referencia a la paz y el progreso de la humanidad). Una de esas guerras sin sentido (como la inmensa mayoría de ellas) fue la de Irak e Irán, acaecida el pasado Siglo. Duró ocho años, cobró alrededor de un millón de vidas y las pérdidas materiales se estiman en alrededor de unos cuatrocientos mil millones de dólares. Dos países que a pesar de contar con historias que no son precisamente similares (uno perteneciente al mundo árabe y el otro la cuna del imperio persa) no se caracterizaron por tener odios mellizales, más si pensamientos similares de orden religioso y político; con capacidad de sobra para cultivar estrategias comunes en tan influyente área del Golfo Pérsico.
Hoy día ambos pueblos unidos por la vocación islámica y los enemigos comunes que han tenido que enfrentar, sobre todo en estas dos últimas décadas, lamentan tan doloroso acontecimiento que como todo acto bélico de esa magnitud acongoja a la humanidad.
En este momento se escenifica un conflicto que devela para qué sirven los acuerdos, los pactos y entendimientos en torno al respeto a las áreas de influencia, la desnuclearización, el desarme y los propósitos de los órganos regionales que constituyen todo un sinfín de encuentros, conferencias, coloquios, entrevistas y eventos, (Como ejemplo tenemos la Comunidad de Estados Independientes CEI, el famoso programa Asociación para la Paz, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa OSCE, el Consejo Conjunto Permanente CCP, El Consejo OTAN-Rusia COR, el Tratado sobre las Fuerzas Convencionales en Europa, Los Acuerdos de Minsk I y II, entre otras iniciativas) para que finalmente tal y como se sospechaba, los tambores de la conflagración culminen su anuncio con la clarinada de la guerra. La premisa del lamentable conflicto entre Moscú y Kiev, es el resultado de la estrategia puesta en práctica durante 20 años por Estados Unidos y la Unión Europea de separar a Ucrania de Rusia. Ucrania prácticamente no ha tenido tiempo para hacer de ella una nación absolutamente independiente, ni unos ni otros han contribuido a la consolidación de su orden interno, cuyos rasgos predominantes subyacen en su conformación étnica y en la carga cultural contenida en una relación y convivencia histórica ancestral. Estos aspectos pueden llevarnos a comprender los bemoles del conflicto que nos muestran los umbrales que la población rusa y la ucraniana tienen en común, de ahí el origen de los "Rus", la población histórica de la cual provienen los rusos, ucranianos y bielorrusos y que hasta llegó a darle a Rusia su nombre. Con esto no quiero decir que indefectiblemente Rusia y Ucrania deberán estar unidos ineludiblemente, y menos aún luego de las traumáticas vivencias dentro de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). También cabe mencionar que un inmenso espacio geográfico, con similar dimensión poblacional hacia el oeste ucraniano, comparte las culturas y costumbres occidentales siendo partidarios resueltos de la integración de Ucrania en la Unión Europea. Sin embargo, pretender hacer de Ucrania un espacio bélico para coronar la jugada de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) en contra de Rusia es desproporcionado, como desproporcionado es el poderío militar de Rusia frente a Ucrania. Aún hay más, el conflicto en cuestión se desenvuelve con actores que poseen arsenales nucleares con alcance a genocidios en masa, aderezado todo esto con la existencia de centrales atómicas, que si son afectadas pueden generar daños incontables al Planeta.
De las razones más difundidas en Occidente sobre el origen de este conflicto, particularmente en Estados Unidos, está que Rusia es y siempre ha sido un Estado expansionista, y su actual presidente, Vladimir Putin, personifica tal ambición en pro construir un nuevo imperio ruso. Caber recordar que la OTAN es una alianza militar formada por Estados Unidos, Canadá y varias naciones europeas en 1949 para contener a la URSS y la expansión del comunismo. Caen la URSS, el Muro de Berlín y sus alianzas militares (el Pacto de Varsovia desaparece y en su defecto se crea el Consejo de Cooperación del Atlántico Norte sin las implicaciones propias que tuvo en el marco de la Guerra Fría), no obstante, la OTAN saca del sombrero nuevos pretextos para adherir nuevos integrantes y ampliar su poderío bélico. En su interesante escrito, Relaciones entre Rusia y la OTAN. La Cumbre de Lisboa, el diplomático español José Antonio de Yturriaga Barberán revela: "Como señaló en octubre de 2010 el Secretario General ·de la OTAN· Anders Rasmussen, la primera fase fue una alianza puramente defensiva, la OTAN-1. Con la caída del muro de Berlín y el final de la guerra fría surgió la OTAN-2, hasta hoy. Ambas funcionaron bien, pero ha llegado la hora de la OTAN-3, una alianza que pueda defender a 900 millones de ciudadanos de las amenazas de la próxima década." Lo cual nos lleva a deducir que la declaración de entonces de Rasmussen, nos revela como la OTAN modifica una y otra vez su "Concepto Estratégico", en función de un tema de trasfondo que nada tiene que ver con el ámbito geográfico del Tratado de Washington (Tratado que constituyó a la OTAN, firmado en Washington el 4 de abril de 1949), más si con una gestión globalizante comprometida con el mundo unipolar. De hecho, a pesar de las promesas juradas a Mijail Gorbachov por parte de los EE.UU de que esto no sucedería, ex miembros del Pacto de Varsovia como Polonia, Hungría y República Checa fueron reclutados e ingresaron a la OTAN en la década de 1990, posteriormente y a pesar de las insistentes protestas del Kremlin, ingresan en 2004 tres ex repúblicas soviéticas: Estonia, Letonia y Lituania. No cesando en el empeño de adherir a la alianza a Ucrania y Georgia.
Para este lado del mundo, Moscú debe comprender y aceptar que las actividades de la Alianza y su creciente arsenal bélico repartido en los estados bálticos cercanos, y los cohetes estacionados en Polonia y Rumania de ninguna forma representan una amenaza para la seguridad rusa. Los medios cumplen su tarea al clasificar solapadamente las guerras. Las "guerras buenas" y las "guerras malas", por lo que cabe preguntarse ¿Por qué callar los 14.000 muertos en Donbass, el millón de muertos en Irak, los bombardeos masivos en Siria, Libia, Palestina y Afganistán, o los misiles de Arabia Saudita contra Yemen, más si condenar los bombardeos rusos contra Ucrania? ¿Acaso todos esos actos no merecen el repudio y la condena por parte de los gobiernos y los pueblos del mundo? El veto, la condena y las sanciones debieran ser por igual. Bueno, si de verdad el propósito es la PAZ.
Jamás me imaginé coincidir alguna vez con apreciación alguna que proviniese de Henry Kissinger. Resulta que hoy concuerdo con casi todos sus criterios con referente al conflicto Rusia-Ucrania. El primero de ellos en cuanto a que "Tratar a Ucrania como parte de una confrontación Este-Oeste hundiría durante décadas cualquier posibilidad de llevar a Rusia y Occidente, especialmente Rusia y Europa, a un sistema internacional cooperativo.". De ahí que es urgente, impostergable la activación de todos los mecanismos capaces de garantizar un alto a tan absurda, desproporcionada y extraviada guerra donde la peor parte la está llevando el pueblo ucraniano y con perspectivas a una conflagración mundial.
Coincido con la apreciación de Kissinger en cuanto a que Ucrania no debe ser un puesto avanzado de ninguno de los lados contra el otro, debe funcionar como un puente entre ellos. Por un lado, Rusia debe aceptar que tratar de forzar a Ucrania a convertirse en un satélite suyo, pretender mover las fronteras de Rusia nuevamente y ejercer influencia en áreas de occidente que producen discordia, condenaría a Moscú a repetir su historia ya superada de presiones recíprocas con Europa y Estados Unidos. En tanto que la política de Ucrania posterior a la independencia pone en evidencia reiterada el interés de los políticos ucranianos de imponer su voluntad en dos partes que son recalcitrantes. De ahí que una política sabia de EE.UU. propugnaría la cooperación mutua entre ambas partes, procurando la reconciliación y no la dominación de una facción.
Para ello se deben adoptar medidas urgentes e indefectibles que permitan frenar el baño de sangre y regresar el juego a sus comienzos, a partir de que Ucrania desista de su entrada a la OTAN. Que Rusia devuelva a Ucrania la península de Crimea, sobre la base del respeto por parte de Kiev a su autonomía, sus autoridades electas y, el reconocimiento legítimo de la flota rusa en el Mar Negro en Sebastopol. Que Rusia desista del reconocimiento a Lugansk y Doneck como estados independientes de Ucrania y que estas regiones al igual que Crimea tengan un status especial como espacios geográficos pertenecientes a Ucrania, con cierta autonomía, garantías y respeto a las etnias que conforman sus territorios en especial la de los rusos residentes. Decía Aristóteles que no es suficiente ganar la guerra; más importante es organizar la paz.
Se nos queda en el tintero, por razones de espacio, pero hablaremos de ello en una entrega posterior, un aspecto de singular importancia sobre el tema, y es el referente a China como mediadora en el conflicto y aliado nomológico de Rusia. Al respecto solo puedo decir, que la suerte de Rusia se encuentra atada a la de China, Rusia es gran proveedor de petróleo y gas (Hoy se construye el gasoducto Soyuz Vostok, que conectará a Rusia con China y suministrará cerca de cincuenta mil millones de metros cúbicos de gas anualmente al mercado chino), cuenta además con significativas reservas de litio y agua, amén de ser la gran muralla protectora del gigante asiático. No olvidemos la premisa de Cicerón, ´´Las leyes son silenciosas en tiempos de guerras´´.
Especial para Aporrea