En el fondo, esa izquierda que a toda masacre en Ucrania responde "pero la OTAN también hizo tal cosa en tal fecha" solo procura atenuar la responsabilidad de Putin, para no tener que coincidir con los gringos en su condena a Rusia y mantener así su identidad pura y casta. No les interesa Putin, no comprenden lo que él defiende, lo que representa. Solo deciden apoyarlo porque está "en la acera contraria de los gringos". Es un problema de ego, de moral identitaria, pues para ellos es más importante con quién salen retratados en la foto, cómo se ven frente a sus compañeros, que defender principios, aún quedando solos.
Al final no comprenden algo tan elemental como que coincidir en algo con alguien no te contagia sus ideas, no te hace solidario ni responsable de todo lo que ha hecho esa persona o ente.
Todo el mundo sabe que la condena de los estadounidenses, ingleses o franceses es hipócrita, pues ellos han hecho en el pasado cosas similares. Todos sabemos que lo hacen por otras razones y no por solidaridad con los ucranianos. Pero su doble discurso no debe condicionar nuestra defensa a principios universales que hemos enarbolado siempre. Su hipocresía es de ellos. Lo importante hoy es condenar lo que hace Putin, presionarlo para que pare la guerra y apoyar a ese pueblo Ucraniano que resiste haciéndolo, como dice Pablo Milanés en la canción, "por donde salgas yo salgo, siempre te voy a apoyar".
Esto que hace la izquierda justificadora de Putin, es exactamente igual a lo que hacen algunos opositores cuando dicen que todo el que apoyó o votó por Chávez es responsable de lo que están haciendo quienes torturan, saquean y destruyen al país.
Es la insistencia retrasada del moralismo en la pre - política venezolana, una prueba más de que no son los que van a reconstruir este país, pues sus egos y moralidades están por encima de las necesidades colectivas, de la vida de la gente y de su dolor.