Militar en la izquierda es lo que llaman un espacio de tolerancia, libertades individuales, libre albedrío, lucha por causas avanzadas en lo social, político, económico, batallar a favor de la equidad, etc. Esto en el papel, el discurso, algunas películas y las historias de heroicidad o inteligencia, parece decirnos que la dicha plena de los seres humanos debería estar ahí.
Claro pero el abanico de colores en la izquierda es tan amplio, como los aromas que puede percibir la nariz de un sabueso. En mi adolescencia en mis años de estudiante de educación media e incluso de primaria escuchaba y veía a tipos geniales y otros muchos temerarios, escritores y artistas de gran talento, trabajadores de todos lugares y áreas. Había algo que los unía a casi todos y era y es tan común ayer como hoy "ese tipo es de la CIA". No importaba el valor demostrado, el talento, la crítica acertada, lo temeraria. De repente y como por arte de magia algún militante parecía o se aparecía como un jefe de recursos humanos de la Agencia Central de Inteligencia. Tenía el jefe de la célula, del equipo local o regional los datos completos del agente que trabajaba para la inteligencia americana.
No sé qué secreto podíamos guardar unos muchachos de bachillerato, una célula que teníamos entre los vendedores de arepas o empanadas en la puerta de una fábrica, un equipo de Bolas Criollas o cuando organizamos un torneo de dominó. Luego de un tiempo entendíamos que el jefe de la célula o del equipo regional. Sufría de un ataque de despecho, que una novia lo había abandonado por un nuevo militante más guapo y activo que el burócrata o el jefe de turno.
En estos días con un buen amigo mexicano, conversábamos con cierta hilaridad nuestra experiencia como asesores a finales de los años 80s y principios de los 90s del siglo pasado del FMLN. Nosotros le apostamos al fin del conflicto, cosa que al final ocurrió por suerte y por inteligencia de la buena y no de los servicios, entre otras cosas. Influyeron el fin de la guerra fría, el desgaste de ambos bandos, la presión internacional, etc. Y claro la crónica desde 1992 hasta la fecha nos sigue dando la razón.
En esos días veíamos a menudo un señor que resultó ser tío de un par de jóvenes que conoceríamos años después, ambos fotógrafos creo que con bastante dolor a cuestas en el sentido estrictamente humano. Bien, pero pasando a otro tema. El tipo trabajaba en un expendio de aguardientes en San Salvador y vivía hablando de la guerra con bastante libertad en esos días difíciles en esa república centroamericana. Mi amigo y yo pasábamos bastante desapercibidos y hacíamos una vida simple y corriente. En los días de febrero y marzo de 1992 en plena fiesta por el fin de la guerra se fueron conociendo. A qué nos dedicamos y que éramos asesores de Resistencia Nacional. En México y en El Salvador.
Bien en una de esas visitas a una cantina en la Ciudad de México este señor que del fulminato de mercurio no conoce ni el olor, se acerca a la mesa donde compartíamos pequeñas opiniones acerca del poeta Eugeni Montejo y mientras nos señala con el dedo en un estado de dramática ebriedad, nos grita "los acuerdos de paz en El Salvador, fueron dictados por la CIA" la verdad es que tuve que hacer un esfuerzo para reconocerlo después de 30 años. Lo invité a sentarse con nosotros y se negó. Y toma el libro del grande poeta venezolano y grita "Y este señor señalando una imagen de Montejo, también es de la CIA"
La izquierda latinoamericana en un número bastante amplio de su militancia vive entre el autoritarismo y el totalitarismo y la aventura o la decisión de hacer la guerra del siglo pasado parece no abandonar a más de uno de sus intensos cuadros. Por cada Sartre o Santiago Carrillo, hay cien merolicos o leguleyos de la revolución proletaria, por cada Petkoff, tenemos y tuvimos cien activistas pro la Albania de Enver Hoxha, por cada lector de Ernesto Cardenal, Gioconda Belli, Sergio Ramirez, tendremos cien uniformados (generalmente gritan consignas contra el militarismo) que cantan himnos a favor de Daniel Ortega y la Murillo.
La historia y la crónica de los largos días continúa su andar y en nombre de la lucha contra el enemigo se siguen poniendo adjetivos a todo aquel que no respire a como determine el responsable de turno, mi amigo y yo salimos de la cantina a buscar algunos libros de viejo luego del incidente nada deslumbrante. Nos fuimos caminando y después de gastar parte de nuestros recursos económicos, vemos que a corta distancia venía quien nos había señalado de un par de cosas y esta vez nos dijo "me dan diez pesos, que me quede sin liquidez "nos reímos y le dimos lo que nos pedía y nos fuimos esta vez a tomar un café.
Mi amigo sigue en lo suyo como periodista y yo buscando la fórmula secreta de los tacos al pastor y el tepache, la arepa de carne mechada y las empanadas de cazón.
Notas a pie de página: En Valencia la de Venezuela y en Carabobo parece que el GOBERNADOR CIVIL del Estado está haciendo lo posible para que el esa zona del país funcione, Lacava no tiene militancia al parecer pero viene actuando con bastante creatividad y dándole solución a más de uno de los problemas que heredó de la administración del GOBERNADOR MILITAR, Francisco Ameliach. Ojalá que las cosas marchen cada día mejor a pesar de todo, la esperanza es lo último que se pierde.