Redacto faltando dos meses exactos para la elección que despedirá del poder a Iván Duque, poseedor del más horroroso rechazo popular en la historia colombiana. Irresponsable sub presidente aherrojado inicialmente a Uribe Vélez, sinvergüenza similar a su mentor, acaba de dar luz verde como el dólar que (aprisiona y apasiona a ambos personajes), a un Proyecto Piloto Integral de Investigación que autoriza a ECOPETROL utilizar el sistema fracking en un yacimiento en Puerto Wilches, Departamento de Santander.
Un comunicado de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales establece el proceso de evaluación y justifica los impactos contra el ambiente y el clima, aduciendo el desarrollo de obras y actividades en el área de influencia a los temas bióticos, abióticos y sociales, con medidas de manejo y monitoreo supuestamente consultadas a la comunidad y las autoridades, en el marco del proceso de Audiencia Pública Ambiental, la población colombiana honesta que es mayoría, reaccionó de inmediato como era de esperarse con indignación suprema.
En su fractura cerebral Duque asegura que los resultados del proyecto serán objeto de estudio especial por el Comité de Evaluación que hará el seguimiento técnico y científico a las muy costosas fracturas de tierra, admisión obvia que desgracia a Colombia de manera semejante al otro mal antipatria que son las bases militares extranjeras. Avanzar hacia la fase comercial de exploración y explotación de hidrocarburos, es la intención de Duque, pese al rechazo mundial del sistema fracking.
La noticia repudiada por activistas ecológicos y políticos indica y advierte los comprobados daños a la naturaleza que causa el fracking, y denuncia el amedrentamiento que sufren ambientalistas de la zona. La organización "Alianza Colombia Libre de Fracking" denunció el proceso de licenciamiento expedito cumplido en cinco meses, sin hacer caso a numerosas voces de cuestionamiento a los trámites, a la par que el aumento de hechos de violencia en el Magdalena Medio con amenazas de muerte que implicaron exilio de activistas de la región.
Nada de participación amplia de comunidades de Puerto Wilches y el Magdalena Medio, donde por más de 100 años han sufrido degradación ambiental y social, al mismo tiempo que salvajismo en explotar hidrocarburos. Al rechazo del dañino fracking se unieron voces indígenas: la valiente senadora Peralta Epieyú que pertenece a la etnia wayú, acusa al mandatario de fingir interés por asuntos ambientales, con ironía persuasiva solicitó premio OSCAR a la actuación de Uribe como "defensor del ambiente".
Percibo que este inmoral de pacotilla e insufrible actor que desde la cachaca Bogotá impone democracia a su estilo con violencia homicida, le importa un comino en que parte del país ejerce la represión sufrida por la nación colombiana. Aida Quilcue también senadora recién electa calificó el proyecto como atentado contra la Madre Tierra y recordó que el fracking es responsable de daños ambientales irreversibles. Estimó que Los compromisos anunciados por el Ejecutivo suponen transición energética a 15 años para Ecopetrol, descartando abandonar la búsqueda de nuevos pozos, excusa oficial muchas veces aplicada con la meta típica de mercaderes vende patria.
ECOPETROL responde que hay necesidad de aumentar la producción e incrementar la refinación y la independencia energética. En la práctica es todo lo contrario, ya que el extractivismo aprobado por Duque pisotea variables ambientalistas sociales y aprovecha la ignorancia sobre el fracking, sin tomar en cuenta que se perjudica la calidad del aire, agua, ruido, etc. Molesta a patriotas colombianos que el gobierno saliente cae en manos de una compañía estadounidense, siguiendo una operación en Texas porque ésta ya produce 50.000 barriles al día. Impunemente entregan la soberanía patria a la tecnología gringa, los mismos malvados a quienes conviene seguir en la violencia civil, siempre como inicuos pitiyanquis.