Que Salvador Ramos presentaba severos problemas psicológicos es indudable, basta ver los hechos ocurridos el pasado martes 24 de mayo en la comunidad de Uvalde (Texas) y más específicamente en la escuela primaria de Robb al mediodía, donde este joven estadounidense ingresó y comenzó a disparar en una de las aulas, hasta que fue abatido por la policía, dejando el saldo de 19 escolares y dos maestras asesinadas.
No es un detalle menor mencionar que Ramos, minutos antes de llegar a la escuela, le disparó en el rostro a su abuela, con quien convivía.
Pero que el Fiscal General de Texas Ken Paxton proponga que se permita a los profesores y al personal administrativo de los centros educativos llevar armas y que se les dé formación sobre cómo utilizarlas correctamente, como solución a problemas como la masacre ocurrida en Robb es un indicio cierto de que la sociedad estadounidense en general está loca.
Pero para quienes aún dudan de la locura colectiva en que ha entrado la sociedad gringa con esto de las armas de fuego, es preciso aclarar que la propuesta del Fiscal Paxton lo que busca es emular la ley del Estado de Florida aprobada en 2019 que permite a profesores que lo deseen ir armados a los colegios y recibir un entrenamiento especial (100 horas), como política implementada en el Estado para evitar matanzas en las escuelas.
No habían transcurrido muchos días desde que en Búfalo (Nueva York), otro joven estadounidense Payton Gendron, ingresó al supermercado Tops Frendly Market y comenzó a disparar a los presentes, mientras transmitía en vivo el ataque en la plataforma social de juegos Twitch. El hecho dejó diez personas asesinadas y al menos tres heridos. El caso fue calificado como crimen de odio racial por parte de las autoridades.
Pero volviendo a las matanzas en las escuelas y cómo solucionarlo, la Asociación Nacional del Rifle de EE UU (NRA, por sus siglas en inglés) ha propuesto que todas las escuelas del país sean vigiladas por policías armados. Aunque las masacres en las escuelas no son un fenómeno exclusivo de la sociedad estadounidense, el mayor numero de eventos de esta naturaleza ocurren en este país.
Después de la masacre de Columbine (1999), se han registrado más de 255 tiroteos masivos en los que murieron por disparos 1.449 personas y resultaron heridas 961. El promedio en Estados Unidos es de 10 tiroteos al año.
Tras eventos trágicos como el de la escuela de Robb, en la población de Uvalde en Texas, es común que los estadounidenses se planteen como solucionar esta situación. Algunos han planteado el espinoso tema de la tenencia de armas por parte de los civiles; no obstante, parece que la sociedad norteamericana no está del todo dispuesta a dejar su afición y culto por las armas de fuego que es un derecho protegido por la Segunda Reforma de la Constitución de Estados Unidos.
Según una encuesta realizada por el Centro de Investigación Pew, la mayor parte de los estadounidenses no se opondría, en teoría a la introducción de mayores controles sobre las armas para civiles (2017); sin embargo, este porcentaje se reduce drásticamente cuando se trata de apoyar activamente y definir propuestas política (Everytown Research and Policy, 2020)
Solo cuando no enteramos de datos como el anterior podemos entender porque tantos políticos se muestran alardeando de las armas de fuego, como la que en navidad del 2021 hizo difundir el congresista republicano Thomas Massie, del estado de Kentucky, añadiendo el "tierno mensaje": "Feliz Navidad — PD: Santa, por favor trae munición".
Y esto por no citar las recurrentes declaraciones del expresidente Donald Trump, sobre el "sacrosanto" derecho de los estadounidenses a portar armas de fuego.
Por nuestra parte seguimos convencidos que el chico Salvador Ramos no estaba más loco de lo que está el Fiscal texano Ken Paxton y buena parte de la sociedad estadounidense.
Después de la matanza de Robb se hizo viral en twitter el video de Maverick un "adorable" niño de 4años quien en 2018 en la Convención Anual de la Asociación Nacional de Rifle en Dallas, muestra en 38 segundos sus habilidades en el manejo de un rifle de asalto a una típica gringa quien hace elogios a las habilidades de este nene.